El 18 de septiembre pasado dos hermanas, de 26 y 42 años, se encontraban tendiendo su ropa dentro de un pasillo en una casa en la colonia Ampliación El Triunfo, alcaldía Iztapalapa. Aquellas mujeres platicaban tranquilamente cuando un hombre se acercó y atacó a balazos a una de ellas.
Ese día, la oficial Hernández y un compañero patrullaban por la zona cuando recibieron un reporte del Centro de Comando y Control (C2) Oriente que indicaba que una persona estaba herida por impacto de arma de fuego en el cruce de las calles Metalúrgicos y Cardiólogos, y de inmediato acudieron al lugar de los hechos ya que estaban a unas 10 calles de este.
Cuando los oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México llegaron, la joven de 26 años se les acercó indicando que le habían disparado a su hermana, quien había sido llevada a un hospital en un automóvil particular para ser atendida. El ataque ocurrió en un inmueble que parecía una vecindad con un patio muy pequeño y cuartos muy pegados entre sí.
“La hermana de la persona lesionada nos indicó que estaban en el inmueble tendiendo ropa y escucharon las detonaciones, y la familiar de la lesionada se percató que le habían disparado, por lo que solicitó los servicios de emergencia (…) llegamos y la hermana y varios familiares y vecinos estaban con crisis nerviosa, todos eufóricos, tuvimos que acercarnos a una sola persona que nos pudiera decir qué es lo que había pasado y si estaba el responsable”, contó la oficial a MILENIO.
En el lugar, vecinos y familiares de la mujer atacada lloraban y gritaban, lo que complicó contar con testimonios que dieran cuenta qué pasó y si conocían o sabían alguna información de quién había sido el responsable. Todo cambió cuando un hombre en el lugar contó que el agresor estaba a unos metros de donde la mujer había sido baleada. Al escuchar tal testimonio, los oficiales se abocaron a buscar al presunto responsable. Tomaron su arma y se dirigieron al lugar referido por el testigo.
“Llegamos a la emergencia y por obvias razones, porque hay una persona lesionada y las detonaciones que se hicieron, la gente cae en pánico y se puede poner violenta; son sentimientos encontrados en esos momentos y tenemos que encontrar a una persona con la que podamos entrevistarnos para que nos puedan explicar qué es lo que pasa”.
La oficial Hernández caminó cautelosamente por el inmueble buscando al agresor. Al llegar a un cuarto, muy cerca del área de lavado, encontraron escondido al hombre señalado como el agresor a quien le indicaron el motivo de por qué lo estaban deteniendo y le colocaron los candados de mano. El hombre, de 27 años, estaba nervioso y un poco alterado, e incluso agresivo “porque sabía lo que hizo”.
Una vez esposado, lo llevaron a la patrulla rápidamente porque los familiares de la víctima se mostraron agresivos, logrando así evitar que tanto al detenido como a los oficiales los fueran a agredir e incluso a desarmar; “la familia estaba muy alterada por la agresión que había recibido la mujer”, expresó. Asimismo, un hombre, de 36 años, se aproximó a los oficiales y señaló al detenido como quien, momentos antes, lo había amenazado con un arma de fuego y lo había perseguido hasta el interior del inmueble.
El implicado fue detenido y se le informaron sus derechos de ley, para ser puesto a disposición ante el agente del Ministerio Público correspondiente, quien determinaría su situación jurídica.
“Nos indica que no había sido responsable, nos dice ciertas cosas, pero las personas que estuvieron en el lugar son las que le hacen el señalamiento”.
La oficial Hernández comparte que en sus 13 años en la corporación ha efectuado varias detenciones, pero esta en particular, en la que un hombre agredió así a una mujer, “es una satisfacción saber que se detuvo al responsable”.
“La verdad es que sí se siente satisfacción el poder detener a este tipo de personas, cómo es posible que nos agredan siendo mujeres y más cuando la persona estaba en su casa, cómo es posible que ahora ya ni en tu casa puedes estar tranquila”, expresó.
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