Felipe Rodríguez Salgado, a quien el gobierno anterior puso el apodo de El Cepillo, cuenta que Tomás Zerón de Lucio llegó hasta la cárcel del Altiplano para intentar sobornarlo. En su relato, el entonces jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) lo visitó en ese Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) en dos ocasiones: el 18 y 26 de febrero de 2015.
“Me fue a ver Tomás Zerón de Lucio, me fue a ver y me propuso un trato, me dijo que me daba 4 millones de pesos con tal de que yo señalara a gente que yo ni conocía. Me dijo al Abarca (José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala), a don Mario, como le dicen Mario Casarrubias, a Sidronio (Casarrubias Salgado) y a Gildardo (López Astudillo)”, señaló Felipe Rodríguez Salgado en una entrevista inédita con esta reportera, realizada en enero de 2019.
La llamada verdad histórica de Jesús Murillo Karam, ex procurador general de la República, trató de demostrar en su momento que José Luis Abarca, entonces alcalde de Iguala, se coludió con los cabecillas de Guerreros Unidos, entre los que se encontraban los hermanos Mario (ya fallecido por covid-19) y Sidronio Casarrubias Salgado, además de Gildardo López Astudillo, El Gil, para secuestrar, asesinar e incinerar a los normalistas de Ayotzinapa en el basurero de Cocula.
“Yo le dije que no, y me dijo que lo pensara, que no sé qué tanto, y que me iba a ayudar con mi proceso, que me iba a poner abogados… yo le dije que no, pues porque yo no tenía nada que decir porque a mí me habían torturado, todo lo que yo había dicho fue parte de eso. Entonces me dijo: ‘piénsalo y vengo en cinco días’. Y se fue”, comentó Felipe Rodríguez Salgado, en una conversación telefónica sostenida poco después de su liberación.
Zerón regresó el 26 de febrero de 2015 al Altiplano. Rodríguez Salgado afirmó que, en esa ocasión, el funcionario llegó con un militar que llevaba a su madre para que ella tratara de convencerlo de aceptar el trato. Al rehusarse de nuevo, el titular del AIC le advirtió que si hablaba de esto con alguien lo iba a asesinar.
“…me volvió a visitar el 26, me acuerdo bien porque llegó en helicóptero. Entonces el día 26 llegó y me preguntó de vuelta qué había pensado, que le echara la mano a México, pues porque ‘ya ve cómo están los padres de los normalistas’, que estaban haciendo estas cosas… yo le dije ‘no’, pues yo no tengo porqué señalar a personas que no conozco.
“…Yo le dije de vuelta ahí en el penal, ‘acuérdese que uno de ustedes’, le dije, ‘no sé si usted o fue el otro (Jesús Murillo Karam), pero alguien me dijo que me iban a matar’, le digo, entonces yo acepté todo, y aparte porque me estaban golpeando, si no, no hubiera aceptado nada …”
“Y se enojó, se enojó, me dijo que algún día, si (yo) dijera esto, que me iba a matar y que le iba a hacer daño a mi familia…”
Felipe Rodríguez Salgado fue acusado por la PGR de ser miembro del grupo criminal Guerreros Unidos, pero un juez lo liberó porque las autoridades no pudieron probarlo.
“Me dolían mis piernas, mis costillas, mi espalda”, dijo.
Durante la entrevista, Rodríguez Salgado afirmó que fue arrestado por la extinta Policía Federal el 14 de enero de 2015, en Cocula, Guerrero, y no el día 15 en el estado de Morelos, como aseguraron las autoridades. Fue ingresado al penal del Altiplano (conocido popularmente como Almoloya) el 18 de enero, acusado de delincuencia organizada y secuestro en las causas penales 123/2014 y 01/2015. Un juez federal ordenó su libertad en diciembre de 2018.
La PGR lo había inculpado del supuesto homicidio e incineración de los estudiantes, pero no presentaron pruebas periciales en su contra, sólo su propia declaración rendida bajo tortura, y los testimonios ofrecidos por otros coacusados como Patricio Reyes Landa, Agustín García y Jonathan Osorio.
A pregunta expresa de por qué no había aceptado el acuerdo propuesto por la PGR, Rodríguez Salgado reiteró que no iba a inculparse de un crimen que no cometió.
“Porque era como echarme la culpa de algo que yo no hice, si yo hubiera hecho algo a lo mejor le digo que sí, pero yo no hice nada, o sea, y tenía un proceso por cosas que yo no hice, pues, y además cómo iba a decir si yo ni conocía a las demás personas que me decía que señalara, o sea no pues, no, y pues la verdad tenía coraje, todavía me sentía mal, me dolían mis piernas, mis costillas, mi espalda, estaba muy golpeado todavía, entonces la verdad también tenía coraje por eso, porque le dije ¿Cómo voy a aceptar cosas que no?, entonces por eso, no quise aceptar nada”.
“Un militar llevó a mi mamá al Altiplano”
“Un coronel o un sargento de la militar llevó a mi mamá allá hasta donde estaba yo (El Altiplano), la metió y la hicieron que me quisiera convencer a mí de que yo aceptara el trato y de que agarrara a unos abogados que me estaban poniendo ellos”, dijo Felipe Rodríguez Salgado, alias “El Cepillo”, durante la entrevista.
–¿Esto ocurrió en la cárcel o en la SEIDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada)?
–No, en la cárcel cuando estaba allá. Allá metieron a mi mamá y le dijeron que me convenciera para eso. Le dije tú déjate de cosas y no andes haciéndole caso a personas que no conoces, ya mejor vete para la casa y deja de estar haciendo esto.
–¿Quién lo arrestó a usted?
–La Policía Federal.
–¿Cuándo conoció los resultados del protocolo de Estambul que corroboró que usted había sido torturado?
–Al año y medio o dos años, y me lo hizo la Procuraduría (PGR).
–¿Y en este protocolo salió positivo, salió que usted había sido torturado?
–Así es, salí positivo.
–¿Y antes de que terminara el gobierno de Peña Nieto alguien volvió a tratar de presionarlo, de obligarlo a firmar? ¿Alguien trató de persuadirlo de echarse la culpa?
–No la verdad que no, el único que fue, fue Tomás Zerón, cuando fue esa vez cuando me detuvieron, eso fue en 2015, y ya de ahí ya no fue nadie, lo bueno pues.
Después de la visita de Zerón al Altiplano, Rodríguez Salgado recibió a un representante de la ONU, a quien contó las presiones y amenazas de la PGR.
“….les dije a los de la ONU que me había ido a ver Tomás Zerón y todo eso… al segundo día me metieron a los cuartos de máxima seguridad, sí, pues, a los restringidos, como que me sacaron de los de población y me metieron a los de castigo. Ahí me la pasé como seis meses ya, de ahí ya no me sacaron”.
Asegura que lo mantuvieron aislado de la población en la misma área donde estaban narcotraficantes peligrosos, como el propio Joaquín Guzmán Loera El Chapo, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, luego de que fuera reaprendido en febrero de 2016 en Los Mochis, Sinaloa.
Tras cuatro años en prisión, Rodríguez Salgado aseguró que quería tener una vida normal con su familia, aunque seguía sin poder dormir, porque aún tenía pesadillas de que lo volvían a torturar brutalmente, como le ocurrió a manos de la Policía Federal y de funcionarios de la PGR.
En 2020, la Unidad Especializada en Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa (UEILCA) de la Fiscalía General de la República obtuvo dos órdenes de aprehensión contra Zerón por los delitos de “desaparición forzada de personas, tortura (contra Rodríguez Salgado) y coalición de servidores públicos”. Hasta ahora sigue prófugo.
Versión completa de la entrevista inédita de Felipe Rodríguez Salgado, alias El Cepillo, con la periodista Anabel Hernández, realizada en enero de 2019.
–Realmente este hombre, el procurador Murillo Karam fue a verlo –se le preguntó a Rodríguez Salgado, porque había la versión que el entonces procurador del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto había ido a visitar a algunos de los acusados del caso Ayotzinapa a las cárceles donde estaban encerrados.
–Ah, sí, me fue a ver Tomás Zerón de Lucio, me fue a ver y me propuso un trato, me dijo que me daba 4 millones de pesos con tal de que yo señalara a gente que yo ni conocía. Me dijo al Abarca (José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala), a don Mario, como le dicen Mario Casarrubias, a Sidronio (Casarrubias Salgado) y a Gildardo (López Astudillo) –respondió.
–¿Y usted no conocía a ninguno de ellos o sí los conocía?
–No, a ellos no, al “Gil” nada más lo había visto una vez de vista, pero en los gallos, hasta ahí, pero nunca había tenido tratos con él. Entonces pues yo le dije que no, y me dijo que lo pensara, que no sé qué tanto, y que me iba a ayudar con mi proceso, que me iba a poner abogados, todo así ¿no? Yo le dije que no, pues porque yo no tenía nada que decir porque a mí me habían torturado, todo lo que yo había dicho fue parte de eso. Entonces me dijo ‘piénsalo y vengo en cinco días’. Y se fue.
Y después llegó como a los diez días. Eso fue el 18 de febrero y me volvió a visitar el 26, me acuerdo bien porque llegó en helicóptero. Entonces el día 26 llegó y me preguntó de vuelta que qué había pensado, que le echara la mano a México, pues porque ‘ya ve como están los padres de los normalistas’, que estaban haciendo estas cosas pues, yo le dije ‘no’, pues yo no tengo por qué señalar a personas que yo no conozco… a mí me agarraron y me tenían golpeando y todo eso, recité las cosas además… uno de ellos se dio cuenta de cómo estaba de golpeado… Porque cuando yo estuve en la SEIDO, ¿no ve que en la SEIDO en el cuarto piso hay un comedor muy grande?, como con unas veinte, veinticinco sillas de madera, muy lujoso, no sé si lo haya visto…
–No, no lo he visto.
–Ahí en la SEIDO hay un comedor muy lujoso y ahí me subieron a mí, y me presentaron, no me recuerdo bien si al señor Murillo Karam o al Tomás Zerón, que me dijo que si no aceptaba todo lo que ellos me dijeran, me iban a matar.
Yo le dije que, vuelta ahí en el penal, acuérdese que uno de ustedes, le dije, no sé si usted o fue el otro, pero alguien me dijo que me iban a matar, le digo, entonces yo acepté todo, y aparte porque me estaban golpeando, si no, no hubiera aceptado nada. Y se enojó, se enojó, me dijo que, si yo algún día dijera esto, que me iba a matar y que le iba a hacer daño a mi familia y todo eso ¿No? Yo le dije no, pues ni modo, pero yo no voy a aceptar nada, yo no quiero firmarles porque me llevaban un montón de hojas para que yo les firmara, y yo les dije que no, que no les iba a firmar nada porque iban más personas con él.
Entonces se molestó, y me dijo entonces que me iba a matar (inaudible) y yo le dije bueno, pues que pasara lo que tenía que pasar, pero que yo no le iba a firmar nada.
Llevaron a su madre a prisión para hacerlo aceptar el acuerdo
–¿Por qué no aceptó todo ese dinero que le ofrecían? ¿Por qué no lo acepto?
–Porque era como echarme la culpa de algo que yo no hice, si yo hubiera hecho algo a lo mejor le digo que sí, pero yo no hice nada, o sea, yo tenía un proceso, por cosas que yo no hice, pues, y además cómo iba a decir si yo ni conocía a las demás personas que me decía que señalara, o sea no, pues, no. Y pues la verdad tenía coraje, todavía me sentía mal, me dolían mis piernas, mis costillas, mi espalda, estaba muy golpeado todavía, entonces la verdad también tenía coraje por eso, porque le dije ‘¿Cómo voy a aceptar cosas que no?’, entonces por eso, no quise aceptar nada.
De hecho, un coronel o un sargento de la militar llevó a mi mamá allá hasta donde estaba yo (el Altiplano), la metió y la hicieron que me quisiera convencer a mí de que yo aceptara el trato y de que agarrara a unos abogados que me estaban poniendo ellos.
–¿Esto ocurrió en la cárcel o en la SEIDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada)?
–No, en la cárcel cuando estaba allá. Allá metieron a mi mamá y le dijeron que me convenciera para eso. Le dije ‘tú déjate de cosas y no andes haciéndole caso a personas que no conoces, ya mejor vete para la casa y deja de estar haciendo esto’.
Se reunió con abogados de padres de los 43
–¿Usted qué piensa de este caso de los estudiantes?
–Una vez me fueron a ver los abogados de los estudiantes, yo les mandé a decir que me fueran a ver, que yo quería hablar con ellos, y les dije pues que yo sentía mucho lo que les había pasado a ellos, o lo que les estaba pasando, no sabía en qué forma referirme al dolor que han de estar sintiendo los papás, porque pues no se sabe en sí como están, si están vivos o están muertos ¿Si me entiende no? Porque es tanto lo que se dice en las noticias y todo eso, pues uno no puede decir ‘lo siento’, ni al caso, porque ni se sabe si están vivos o están muertos. ¿Quién sabe no? Simplemente les decía, pues, que me gustaría que se aclararan las cosas para que hallaran la verdad a flote, y más que nada para que se limpiara también mi nombre, porque pues tanto que me sacaron en las noticias y yo les decía a los licenciados que yo era de los primeros que me gustaría que se aclarara todo, porque eso me beneficia también a mí.
–Estos videos que le obligaron a filmar, a grabar, Felipe, ¿en qué condiciones lo obligaron a grabar estos videos?
–No pues ya estaba bien golpeado, ya estaba bien golpeado, ya no aguantaba, de hecho, cuando me di cuenta de que me estaban grabando, me sentía muy mal pues, y me andaba desmayando, no me sentía bien porque estaba muy golpeado de todo el cuerpo.
–¿A usted le dijeron lo que tenía que decir en la grabación o cómo fue?
–De hecho, si se da cuenta en la grabación, cuando estoy sentado, a mi mano derecha, mi mano izquierda, hay una carpeta amarilla, hay varias hojas ahí, eso me lo dieron para que yo me lo aprendiera, para que yo lo dijera. No le voy a usted a mentir porque ahí está la carpeta donde yo me senté, donde está la silla, al lado, donde tomé la coca, hay una carpeta ahí, esa carpeta me la dieron para que yo la viera y es lo mismo que querían que yo dijera ahí.
–En ese momento, ¿usted cómo se sentía?
–Me sentía bien débil, bien deshidratado, con ganas como de dormirme, me sentía muy mal, me sentía cansado.
–Felipe, ¿sabe si a usted le dieron algún medicamento o alguna droga?–Felipe, ¿sabe si a usted le dieron algún medicamento o alguna droga?
–Sí, me dieron unas pastillas para el dolor, ellos decían que era para el dolor.
–¿Antes de grabar el video o después de grabar el video?
–Me la dieron antes porque no me podía ni levantar, le digo que cuando caminé ese pedacito me dolía mucho, y mucho más antes, no me podía parar de la silla, no me podía parar de nada, yo no podía estar parado, a mí me cargaron entre uno y otro de cada hombro.
–¿A usted lo detuvo la policía ministerial, la gente de Tomás Zerón o la policía federal? ¿Quién lo arrestó a usted?
–La Policía Federal.
–¿Y qué piensa de estas personas que lo torturaron Felipe?
–No pues que le podría decir ahorita ya, la verdad no sabría decirle lo que pensaría pues, la verdad.
Su reunión con la ONU y el GIEI
–Usted también habló con la ONU, supe que los visitadores de la ONU lo fueron a ver.
–Ah sí, eso también, no pues les platiqué todo lo que pasó y de hecho desde que les dije a los de la ONU que me había ido a ver Tomás Zerón y todo eso, ahí mismo en las (inaudible) al segundo día me metieron a los cuartos de máxima seguridad, sí, pues, a los restringidos, como que me sacaron de los de población y me metieron a los de castigo, ahí me la pasé como seis meses ya, de ahí ya no me sacaron.
–¿Estos años de cárcel, como fueron para usted?
–Primero no tan pesados, pero los últimos si fueron muy pesados porque le digo que estuve en aislamiento.
–Y usted con la gente del GIEI, con estos especialistas que llegaron a investigar, ¿también pudo hablar con ellos en su momento?
–Sí, hablé con ellos, desde que llegué al penal yo les dije que había sido torturado y todo eso, y ellos llegaron a verme como a los quince días, no me acuerdo si quince o un mes, yo les dije lo mismo, que había sido torturado, que yo no tenía nada que ver ahí, y pues ellos me dijeron que en su momento se iba a checar eso con unos especialistas, que el protocolo de Estambul iba a decir la verdad, si sí o no habían hecho eso.
–¿Y hasta cuándo pudo ver los resultados del protocolo de Estambul? ¿Hasta cuándo pudo corroborarse que sí había sido torturado?
–Al año y medio o dos años, y me lo hizo la Procuraduría (PGR).
–¿Y en este protocolo que hizo la Procuraduría salió positivo, salió que usted sí había sido torturado?
–Así es, salí positivo.
–¿Y antes de que terminara el gobierno de Peña Nieto alguien volvió a tratar de presionarlo, de obligarlo a firmar? ¿Alguien trató de persuadirlo de echarse la culpa?
–No, la verdad que no, el único que fue, fue Tomás Zeron, cuando fue esa vez cuando me detuvieron, eso fue en 2015, y ya de ahí ya no fue nadie, lo bueno pues.
Aún tiene pesadillas de que lo torturan
–¿Cuántos años tenía cuándo fue detenido?
–25 años
–¿Ahora ya cumplió 29?
–Ya tengo 29
–¿Y qué quiere hacer de su vida Felipe?
–Ser un buen padre, estar con mis hijos y mi familia. Trabajar más que nada para ellos, pues. Quiero tener mi propio hogar con ellos, ya quiero vivir tranquilo, quiero trabajar, una vida normal pues.
–¿Usted piensa que es posible?
–Pues a lo mejor sí, pero en otro estado, en otro país a lo mejor. Ahorita me siento como si me anduvieran persiguiendo, me siento espantado, no puedo dormir, estoy bien despierto. No puedo dormir porque siento que me van a pegar, no me siento en confianza, no sé, pues, si de por sí no podía dormir allá, porque me daban medicamento para dormir porque no podía dormir, porque sueño mucho que me golpean, que me torturan, sueño todo lo que me pasó.
–¿Para usted qué significa ahora estar en libertad de nuevo?
–Una vida nueva, volver a nacer, volver a nacer para estar con mi familia.
ledz