En la acusación contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad en el gobierno de Felipe Calderón, liberada el 10 de diciembre en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, se habla de que “en dos ocasiones, el cártel (de Sinaloa) entregó personalmente sobornos al ex funcionario en maletines que contenían entre tres y cinco millones de dólares”.
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Esa frase es la misma que durante el juicio de Joaquín El Chapo Guzmán, dijo el primer testigo de la fiscalía en ese proceso, Jesús El Rey Zambada, quien el 20 de noviembre del 2018 recordó esas reuniones.
García Luna sólo fue el primer funcionario mencionado en el llamado "juicio del siglo" de haber recibido un soborno en algún momento de la historia del cártel. Semanas después de lo dicho por El Rey, su sobrino Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, reveló que otra facción de sinaloenses comandada por Arturo Beltrán Leyva organizaron un fondo de 50 millones de dólares para el ex funcionario.
En tanto que el también ex titular de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) no fue el único ligado a esta organización criminal, según testimonios del juicio.
Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón
Jeffrey Litchtman, abogado de Joaquín Guzmán, interrogó al colombiano Alex Hildebrando Cifuentes, ex empleado de El Chapo. El litigante retomó charlas de Cifuentes con la fiscalía que datan del 2016, en las que había dicho que Guzmán Loera había dado 100 millones de dólares al presidente Enrique Peña Nieto.
Los fiscales trataron de objetar estas declaraciones pero el juez las permitió. Finalmente Cifuentes aceptó hacer mencionado eso y aclaró que lo sabía pues el mismo Chapo le había informado y que el soborno se manejó a través de una persona conocida como la Comadre Mary, en la Ciudad de México. "Le pidieron a El Chapo 250 millones de dólares ´pero él ofreció 100'". Luego Litchtman contraatacó y le recordó a Cifuentes que también había dicho de un soborno de los Beltrán Leyva a Felipe Calderón.
Roberto Miranda, jefe del Estado Mayor
Muchos efectivos del Ejército fueron mencionados. Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, declaró que “antes de que las autoridades nos congelaran las empresas que operaba mi familia y provocaran su quiebra, en 1997 fui a visitar al general (Roberto) Miranda, jefe del Estado Mayor durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo. La Siedo investigaba a mi madre y hermanas por sus negocios y queríamos que esa persecución se detuviera”.
General Humberto Eduardo Antimo Miranda
Zambada Niebla apuntó que el general Humberto Eduardo Antimo Miranda, oficial mayor de la Sedena, los buscó (en 2007) para verlos en la Ciudad de México. A esa reunión llegaron El Mayo Zambada, un tal licenciado Carlos y El Vicentillo.
El general los alertó que, según informes de inteligencia militar, los Lazcano, los Beltrán Leyva, y los Carrillo Fuentes buscaban aniquilar a El Chapo y a El Mayo. Le comenzaron a pagar 50 mil dólares al mes hasta que, en abril del 2008, a través de un comunicado la Sedena informó que con fundamento en el artículo 25 de la Ley de Seguridad Social Para las Fuerzas Armadas que el general había pasado a situación de retiro
Coronel Marco Antonio de León Adams
El coronel de León Adams, jefe de Guardias presidenciales en el gobierno de Vicente Fox, al que en Sinaloa conocían como El Chicles, citaba a El Vicentillo en el restaurante del Lago del Bosque de Chapultepec y ahí los alertaba sobre operativos que se pensaban realizar. “Ahí también le pagábamos”, dijo Zambada Niebla.
General Gilberto Toledano Sánchez
A finales del 2004, El Chapo Guzmán supo que Jesús El Rey Zambada iría a Acapulco y le encargó: “ya que vas para allá, salúdame al general Toledano y dale 100 mil dólares, pues es buen amigo”; esta fue otra de las revelaciones hechas por el hermano del Mayo Zambada.
Gobernador de Sinaloa (2006-2012)
En otra llamada que habría ocurrido en 2010, El Chapo Guzmán habló por teléfono con Mario Núñez Díaz, El M-10 y dijeron.
—"¿Has tratado de hablar o mandar hablar con el gobernador?”—
“Sí, con él tenemos contacto diario, se puede decir”.
Alfonso Acosta, de Pemex
Jorge Milton Cifuentes, el primero de esta dinastía de colombianos que trabajaron con el cártel de Sinaloa, dijo que en un viaje que hizo a la sierra donde solía esconderse El Chapo, asistió a una reunión convocada por Vicente Zambada Niebla a la que también asistieron Dámaso López Nuñez, El Licenciado y tres invitados especiales: un funcionario de Pemex llamado Alfonso Acosta y dos colegas de él.
El plan era que buques petroleros de la empresa fueran a Sudamérica a dejar petróleo y volvieran a puertos mexicanos cargados de cocaína. “Fueron dos de esas reuniones a las que asistí” dijo Cifuentes Villa. Hasta el 2018 en Pemex, seguía laborando un tal Luis Alfonso Acosta Cobos como secretario del Comité de Estrategia e Inversiones del Consejo de Administración, aunque se ignora si es el mismo, o sólo un homónimo, el que se reunió en el 2008 con los capos.
Director de la Policía Ministerial
En su participación, El Vicentillo señaló a Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, Chuy Toño, como gran amigo de su padre, El Mayo Zambada. Aguilar Íñiguez laboró como director de la Policía Ministerial de Sinaloa a partir del 2000 con el gobernador Juan Millán y renunció al cargo cuando se descubrió su protección al cártel, tras el asesinato en el 2004 de Rodolfo Carrillo Fuentes.
Pese a no aprobar los exámenes de confianza, el gobernador Mario López Valdez lo rescató en el mismo puesto a partir del 2012. En una carta que El Chapo, preso en Almoloya, envió en 2014 a Dámaso López Nuñez, y que se dio a conocer en el juicio, Guzmán Loera envía órdenes a Chuy Toño a través de El Licenciado.
Emma Coronel
Dámaso López Núñez acusó a Emma Coronel, esposa de El Chapo, de haber coordinado la fuga de Guzmán Loera por un túnel del penal de Altiplano, en julio del 2015.
Agregó que fueron al menos seis las reuniones con dicho propósito, celebradas entre marzo y julio del 2014, a las que acudieron Iván, Alfredo y Ovidio, hijos de El Chapo, así como El Licenciado.
En cada una de esas reuniones, Coronel repartía responsabilidades hasta que la fuga se concretó. "Me reuní con mi comadre y me encargó algunas tareas" dijo López Núñez, quien recordó que uno de los planes era ingresar al penal del Altiplano un reloj con GPS para saber las coordenadas exactas de la celda del líder del cártel de Sinaloa.
A Federico Ponce Rojas, director general de averiguaciones previas de la PGJ y luego funcionario en la PGR, se le mencionó también como blanco de grandes cochupos. Se dijo que se le hacía llegar un millón y medio de dólares cada 2 meses a finales de los ochenta y principios de los noventa.