Ecuador se encuentra sucumbido por una intensa jornada de violencia que ha dejado decenas de personas muertas, heridas y detenidas en los últimos tres días. ¿El detonante? La fuga de prisión de José Adolfo Macías Villamar, mejor conocido como El Fito.
Todo comenzó el pasado domingo 7 de enero cuando autoridades penitenciarias reportaron la desaparición del líder de la organización delictiva más temida del país sudamericano: Los Choneros.
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El Fito se encontraba cumpliendo una condena de 34 años de cárcel por delitos relacionados a la delincuencia organizada, no obstante, su astucia para escabullirse de prisión por segunda ocasión no solo atrajo la atención mediática sino que desató una serie de múltiples episodios violentos que orillaron al presidente Daniel Noboa a declarar al país en estado de excepción.
"No vamos a negociar con terroristas", fueron las palabras con las que el presidente de Ecuador aseguró que se desplegarían fuerzas de seguridad y militares para controlar el caos que grupos delictivos causaron en los centros penitenciarios que controlan y que extendieron hasta las calles de las ciudades más importantes del país sudamericano como fue el caso de Guayaquil.
Un toque de queda, la suspensión de clases presenciales y la designación de los grupos Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Covicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7 y Tiguerones como terroristas, fueron parte de las medidas que el gobierno ecuatoriano que encabeza Daniel Noboa adoptó para garantizar la ciudadanía, no obstante el origen de la crisis se remonta al nacimiento de la organización delictiva dominante.
¿Quiénes son ‘Los Choneros’?
Corría la década de los 90's cuando Chone, una ciudad de la provincia de Manabí al oeste de Ecuador, vio nacer a la que se convertiría en la organización delictiva más peligrosa del país sudamericano.
De acuerdo con información recopilada por la organización InSight Crime, en aquella provincia un hombre identificado como Jorge Busmarck Véñiz España, dio los primeros pasos de su carrera delictiva vendiendo estupefacientes.
Poco a poco, bajo el alias de Teniente España, el fundador de Los Choneros expandió sus zonas de operación hasta terminar controlando eventualmente las rutas internacionales de tráfico de drogas en las playas de Manta.
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Reportes de medios de comunicación locales dan cuenta de que autoridades ecuatorianas identificaron en un inicio al grupo delictivo como un brazo armado de un cártel colombiano que coordinaba el trasiego de narcóticos a Estados Unidos y México.
"El grupo también se hizo un nombre por sí mismo en ciudades aledañas a su bastión de Manta, donde el grupo perpetraba robos, secuestros, extorsión y sicariato", describe en un análisis InSight Crime.
Ya para los años 2000's, Los Choneros se habían estructurado con una organización delictiva lo suficientemente estable como para disputar el control de las rutas de tráfico del Pacífico a grupos rivales. Y es que, por su ubicación geográfica, Ecuador se ha convertido en un territorio codiciado por organizaciones delictivas transnacionales que ven en el país sudamericano un punto de conexión clave para el envío de droga o precursores químicos desde Asia y hasta México o Estados Unidos.
Fue así Los Choneros iniciaron una sanguinaria guerra por el control de rutas en contra de Los Queseros, otro grupo delictivo que operaba en Ecuador. El asesinato de la esposa del Teniente España marcó un precedente para que la violencia se encrudeciera en el ombligo de América Latina pues las disputas entre ambas organizaciones dejaron a su paso docenas de muertos, incluyendo el mismo Jorge Busmarck en 2007.
Tras la muerte del fundador de la organización delictiva, el liderazgo de Los Choneros lo asumió Jorge Luis Zambarano González, alias Rasquiña, quien llevó al grupo delictivo a la cúpula del narcotráfico en Ecuador.
"Los Choneros comenzaron a desempeñar un rol importante en el tráfico de cocaína en Manabí, como apoyo en el envío de drogas hacia Estados Unidos, México y Europa", describe en un perfil de la organización el medio local El Diario.
Con Rasquiña al mando, el grupo criminal extendió su influencia a Los Ríos, una provincia que rodea Quito -capital de Ecuador- así como a Guayas, zona que alberga el principal puerto del país sudamericano: Guayaquil.
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Durante esa época, José Adolfo Macías Villamar también comenzó a ganar relevancia entre los peldaños del grupo criminal. Además de ser un experto en el lavado de dinero, Fito también fue parte crucial para que Los Choneros tomaran el control de las prisiones de Ecuador luego de que fuera aprehendido en 2011.
"Además de controlar desde allí sus operaciones de narcotráfico, se extendieron a la extorsión, los asesinatos a sueldo y el contrabando. Su poder se concentraba en tres de las mayores prisiones del país: la Penitenciaría Litoral en Guayaquil, donde Fito estaba privado de la libertad; en el Centro de Rehabilitación Turi, en la ciudad de Cuenca, sur del país, donde se encontraba Roldán; y en la prisión de Latacunga, donde se encontraba Rasquiña", describe un análisis que InSight Crime realizó tras entrevistar a funcionarios ecuatorianos.
El vínculo con el Cártel de Sinaloa
El encarcelamiento y abatimiento de los principales líderes de Los Choneros provocaron que de la estructura original de la organización delictiva se desprendieran facciones que años después les diputarían tanto el control de actividades delictivas como de rutas de tráfico de drogas.
No obstante, desde México llegaron al ombligo de América Latina dos de las organizaciones delictivas más peligrosas y poderosas del mundo: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Tal y como sucede en el país azteca, en Ecuador ambas organizaciones también son rivales de modo que la organización fundada por El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada respaldó a Los Choneros en tanto que el cártel de las cuatro letras se alió con las escisiones que actualmente se hacen llamar Nueva Generación.
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Un informe de la Coordinación de Seguridad Penitenciaria de la Policía de Ecuador consultado por Israel Navarro para MILENIO reveló que, al menos hasta 2021, de los 40 mil presos que habitaban cárceles de Ecuador, 25 mil formaban parte de las bandas que trabajan para el Cártel de Sinaloa y la organización delictiva que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
La presencia de cárteles mexicanos en Ecuador datan de la década de los 90's cuando Miguel Ángel Félix Gallardo -fundador del Cártel de Guadalajara- viajó al ombligo de América Latina a establecer negocios con un hombre identificado como Jorge Hugo Reyes Torres, quien en aquellos años ya trabajaba para Pablo Escobar en la ruta ecuatoriana.
En el caso del Cártel de Sinaloa, investigaciones federales y periodísticas dan cuenta de que fue en 2008 cuando Joaquín El Chapo Guzmán marcó presencia en país sudamericano, específicamente en el puerto de Manabí, desde donde embarcaban toneladas de cocaína que tenían como destino México y Estados Unidos.
Aunque en un inicio los cárteles mexicanos fungieron como un respaldo para el narcotráfico pandillas, investigaciones de autoridades ecuatorianas citadas por medios de comunicación locales señalan que actualmente las grandes organizaciones delictivas financian sus actividades a cambio de protección, además de que sus integrantes fueron entrenados en sitios al norte del país sudamericano.
De este modo, tanto Los Choneros como Nueva Generación emularon el sanguinario estilo de cárteles mexicanos y sumergieron a Ecuador en una incesable ola de violencia que continúa generando terror entre la ciudadanía y encendiendo las alertas de autoridades ecuatorianas e internacionales.
ATJ