Juan Larinson Castro, Matamba, un prófugo y presunto narcotraficante colombiano, acusado de ser aliado de cárteles mexicanos y del envío de toneladas de cocaína a Estados Unidos, murió este jueves en un operativo de la Policía a la que se enfrentó a balazos cuando intentó capturarlo, informó el gobierno.
Castro, un importante integrante del Clan del Golfo, la principal organización del narcotráfico de Colombia, fue capturado en mayo del 2021 en la ciudad de Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, en medio de una estruendosa fiesta con la que celebraba su cumpleaños.
En marzo pasado se fugó de una prisión de alta seguridad del sur de Bogotá vestido de guardia carcelario, según reportó la policía.
La muerte del acusado narcotraficante, que también mantuvo negocios con las disidencias de las FARC y era solicitado en extradición por una corte del Distrito Sur de Florida, se produjo en zona rural del municipio de Bolívar, en el departamento de Santander.
"Fue abatido en combate, nadie puede burlar la justicia en Colombia", dijo en una declaración el ministro de Defensa, Diego Molano. "Otro más del Clan del Golfo al que se le acaban sus negocios criminales".
El gobierno de Colombia ofrecía una recompensa de 500 mil dólares por información que permitiera su ubicación y captura.
Matamba, de 41 años, compró por cinco millones de dólares al extraditado jefe del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga, más conocido como Otoniel, una estructura de esa organización armada para controlar los cultivos de hoja de coca, los laboratorios para producir cocaína y las rutas del narcotráfico en el departamento de Nariño, en el Pacífico colombiano, según la Policía Nacional.
En esa región del país mantenía alianzas con los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación que, de acuerdo con fuentes de seguridad, parecen estar enviando armas de alto poder a Colombia para pagar los cargamentos de cocaína, alimentando la lucha mortal entre grupos rivales locales por el control del narcotráfico y de sus rutas.
Las mimas fuentes de seguridad denunciaron que, a través de emisarios, los cárteles mexicanos están participando más estrechamente en la producción de cocaína en Colombia, pagando a los cocaleros por adelantado sus cosechas e impulsando el cultivo de semillas altamente productivas.
A pesar de décadas de lucha contra el narcotráfico, Colombia sigue siendo uno de los principales productores mundiales de cocaína y enfrenta la presión de Estados Unidos para reducir los cultivos de hoja de coca y la producción de la droga, que financia a los grupos armados ilegales en medio de un prolongado conflicto interno que ha dejado 260 mil muertos.
DMZ