Con recados y plagio, la extorsión en Acapulco

Reportaje

Las cantidades varían, pero nadie se salva: una masajista que cobra 150 pesos por un servicio en Pie de la Cuesta da $400 semanales; el señor que recorre todo el día la playa ofreciendo mangos, $150; los que venden hamacas y bolsas, $200.

Fuerzas federales tomaron el control de la policía de Acapulco. (Rogelio Agustín)
y Javier Trujillo
Acapulco /

En Acapulco hay dos nuevas formas de extorsionar: a través de recados para hacer depósitos en tiendas Oxxo y con secuestro exprés. Las bandas del crimen organizado operan de forma impersonal, pero si alguien no da su “cuota, semana, derecho de piso o protección, paga con la vida”.

A decir de taxistas, choferes, vendedores de alimentos, mariscos, cervezas, masajistas, comerciantes y de las mismas autoridades: “Nadie se salva de entrarle con las bandas delincuenciales”. Incluso, hay quienes pagan a más de dos grupos para no sufrir las mortales consecuencias.

El cártel Independiente, La Barredora —escisión del cártel del Pacífico— y el cártel de los hermanos Beltrán Leyva utilizan el método del papelito o recado a cualquier hora del día. Bajo el habitual calor del puerto, un joven de entre 20 y 30 años se acerca a sus víctimas con el mensaje que explica que deberán pagar una cuota, semana, derecho de piso o protección; la forma: a través de un depósito en el Oxxo a un número de cuenta, para después corroborar la transacción con un mensaje vía whatsApp con el nombre y fotografía del ticket.

Las cantidades varían, pero nadie se salva. Una masajista que cobra 150 pesos por un servicio en Pie de la Cuesta da 400 pesos semanales; el señor que recorre todo el día la playa ofreciendo mangos, 150; los que venden hamacas y bolsas, 200; los de servicios acuáticos (parachute, banana, motonáutica y lanchas), 300; los que rentan mesas, sillas y surten de cervezas y mariscos a turistas cooperan hasta con 500 pesos.

“Acá todos le entramos, vienen y nos piden la famosa semana. De por sí no cobramos mucho porque no hay clientes y todavía tenemos que sacar para darles a estos señores. Ya ve, hay muchos muertos por acá”, comenta Carmen, quien da masajes desde hace 18 años en las playas de la Costera, y quien entrega 40 por ciento de sus ganancias a las bandas.

Según el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la extorsión tuvo su pico más alto en 2016 cuando pasó de 57 casos en 2015 a 92 al año siguiente. En 2017, cayó a 73 reportes ante las autoridades federales y hasta agosto de este año hay 61 denuncias.

El comercio informal, donde los turistas adquieren recuerdos, paga de 100 a 200 pesos según la zona.

Una señora que vende chilate —bebida típica guerrerense a base de cacao, arroz, canela y azúcar— entrega las ganancias de su jornada semanal de manera puntual, al igual que cientos de comerciantes del centro del municipio.

“Hay mucha crisis, la situación está muy difícil... nosotros nos vemos obligados a darles su cuota, porque si no tenemos problemas. Tenemos familias que sacar adelante y es nuestra fuente de trabajo”, lamenta Gloria, quien vende comida.

Temerosa y con la mirada al piso narra la extorsión del plagio exprés: “Cuando tienen una salida, nos dicen que en tal parte nos quieren, no sabemos dónde vamos, solo nos llevan, la última vez nos llevaron al reclusorio”.

De acuerdo con el presidente de la Canaco-Servytur, Roberto Jacinto, reveló que 300 de sus dos mil socios han cerrado negocios en lo que va del año, por las extorsiones. Mientras su homólogo de Coparmex, Jaime Badillo, indicó que 20 pequeñas y medianas empresas cerraron y dejaron sin empleo a 700 personas.

“Las calles están solas, muchos negocios cierran por lo mismo y por miedo a que pidan tarifas altas. Diario salimos pidiendo que Dios nos proteja y que esto acabe”, agrega Gloria.

Uno de los sectores más golpeados y que es usado por las bandas para enviarse mensajes es el de los taxistas, en años recientes han desaparecido 80 sitios.

El presidente de la organización de transportistas Un Nuevo Horizonte para Guerrero, Rogelio Hernández, asegura que el cobro de cuota tiene “asolados” a trabajadores, al grado de operar solo con 40 por ciento del parque vehicular.

Además señala que desde 2009 unos 2 mil conductores de transporte público han sido asesinados.

“El trabajador al volante es de los más vulnerables, basta que se le suban como pasajeros y los ejecutan para dejar el mensaje en una cartulina. Le pedimos a la autoridad que sin excusas detengan esto”, exige Hernández.


  • Israel Navarro
  • israel.navarro@milenio.com
  • Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Reportero de Grupo MILENIO desde hace más de 10 años asignado a temas de política y crimen organizado.

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