Cristóbal Jiménez Granados fue secuestrado la tarde de un día como hoy en el año 2015, cuando salió de su casa ubicada en el municipio de Tlalnepantla, él pensó que regresaría a cenar, para luego dirigirse a su trabajo. Se despidió de su mamá María de la Luz, quien hoy continúa su búsqueda para la cual se unió al colectivo “Uniendo Esperanzas” de Ecatepec; y ahora participa junto con las autoridades del gobierno del Estado de México en la revisión que hoy se lleva a cabo en el Gran Canal de Aguas Negras que cruza por este municipio, lugar en el que su hijo desapareció.
María de la Luz Granados recuerda a su hijo mayor, “tenía 25 años cuando lo secuestraron, dejó a una niña de un año y medio y a su pareja solas. Me duele saber que mi nieta va a crecer sola, sin haber conocido a su padre y recibido su amor. Ella es lo único que me queda de Cristóbal. Mi vida y la de mi familia se transformó por completo, el secuestro de mi hijo nos sumió en la desesperanza, pero no perdemos la fe en que lo vamos a encontrar”, relata.
Para Luzma, como cariñosamente la llama su familia y sus amigos, el principal sospechoso es Ricardo Olvera, el trabajador del taller mecánico de Juan, lugar a donde Cristóbal llevó a reparar una motocicleta a la que en más de un año no le hicieron nada, por lo que decidió repararla él, con ayuda de su hermano John.
“Ricardo le dio una tarjeta de un negocio ubicado en Ecatepec, en el fraccionamiento Jardines de Morelos, 'Refaccionaria de Motos e Importaciones Bulmaro', en donde le dijo que conseguiría a un buen precio la refacción que le hacia falta a su motocicleta, y por eso se fue para allá a comprarla y desde ese día no lo volvimos a ver”.
La carpeta de investigación que se inició por la desaparición de Cristóbal es la PGR/SEIDO/UEID/MS/778/2015, y la investigación continua; se detuvo a Horacio Arturo Molina, alias “El Padrino”, como principal sospechoso del secuestro de Cristóbal, además de estar relacionado con al menos 20 secuestros más, “supimos que lo trasladaron a un penal de alta seguridad ubicado en el estado de Durango, estuvo ahí dos años, pero después el juez lo dejó en libertad bajo el argumento de que no era la misma persona que nos llamó para exigir el rescate de mi hijo y el hombre se amparó”, lamentó.
“Nos dijeron que vive en Nezahualcóyotl, que es dueño de 10 farmacias, y que es santero, pues se dedica a vender amuletos a gente que se dedica a cometer ilícitos para que no les pase nada y estén protegidos. Que solo recibe a gente que es recomendada”, señala María de la Luz.
Desplazada de la casa que fue su hogar en Tlalnepantla, triste porque su familia se separó por el miedo que tienen tras el secuestro y desaparición de Cristóbal, hoy Luz María sigue luchando por encontrar a su hijo, porque se esclarezca lo que ocurrió con Cristóbal, y porque las autoridades encuentren a los responsables de este delito.
KVS