Los comportamientos, personalidad y maneras de pensar de los sicarios mexicanos son descritos por la doctora Arcelia Ruiz Vázquez en la investigación Personalidad, valores y motivación criminal del sicario en México.
La egresada del doctorado interinstitucional en Psicología, avalado por cinco universidades, incluida la Universidad de Guadalajara (UdeG), realizó cuarenta entrevistas en el estado de Guerrero y tomó en cuenta otras 40 proporcionada por colegas que trabajan en la rama criminalística en otras entidades.
La académica dividió a los sicario en cuatro grupos: marginal, antisocial, psicopático y sádico, y con base en las características encontradas planteó un modelo de intervención para prevenir las conductas violentas y delictivas en la población infantil y juvenil, pues es la población vulnerable para ser reclutada por el crimen organizado.
La propuesta apuesta por incentivar el emprendimiento y desarrollar la creatividad de los jóvenes. Ruiz Vázquez inició el estudio en 2013 y concluyó en 2016. Alrededor de 85 por ciento de la muestra que utilizó está constituida por sicarios antisociales y marginales, y en la misma proporción se encuentran en los centros penitenciarios.
Cerca de 15 por ciento de la población restante están englobados en las clasificaciones de sicario psicopático y sádico. Los resultados son de utilidad para áreas de inteligencia de la policía. Con base en los resultados de su investigación, Ruiz Vázquez desarrolló un modelo de intervención para prevenir las conductas violentas y delictivas en la población infantil y juvenil, pues en estas etapas el crimen organizado los recluta.
La especialista incluye la intervención de un equipo multidisciplinario de psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, nutriólogos y médicos.
“Se planea trabajar con menores, familias, escuelas y grupos de pares. Se trata de un entrenamiento para desarrollar habilidades sociales, afectivas y cognitivas que le permita enfrentar los factores de riesgo para el crimen en su medio sociocultural”.
Habría, con seguimientos, evaluaciones constantes y permanentes, además de análisis estadísticos para evaluar las fortalezas y áreas de oportunidad.
Entre los factores de protección para el delito se encuentran la enseñanza de oficios y prevención de la deserción escolar.
La investigadora está convencida de que los niños y jóvenes que se perfilan para ser sicarios de tipo marginal y antisocial, por sus características, tienen muchas posibilidades de reeducación y readaptación social. En el caso de los otros dos pueden ser intervenidos, aunque deben ser vigilados constantemente.
CLAVES
Radiografía criminal
Proviene de zonas rurales de extrema pobreza. Sus padres no tienen los recursos suficientes para la manutención de la familia, por lo que aceptan ingresar a la delincuencia organizada en actividades de cultivo de drogas, recolección y transporte. Es frecuente que éstos involucren a sus hijos desde los 8 o 9 años, explicó.
Posteriormente, estos hijos desarrollan otras tareas como cuidado de casas de seguridad, acompañamiento en extorsiones y secuestros. De manera paulatina se insensibilizan ante los daños a terceros, y después de un entrenamiento se le asignan las primeras ejecuciones. En este tipo de sicario no hay disrupción de normas sociales durante la niñez y adolescencia, tampoco comportamientos antisociales como robos y peleas. El factor económico es el motivo por el cual ingresan a la delincuencia organizada, y ya dentro del crimen tienen conductas antisociales. La investigadora aclaró que no todos los que entran al crimen organizado desde niños por el factor económico llegan a ser sicarios. Los jefes, para escogerlos, toman en cuenta algunas características como agresividad, temeridad y búsqueda del placer constante. Los sicarios marginales creen que traicionar al grupo criminal “merece la muerte”.
Se desarrolla en un ambiente propicio para el crimen, dentro de zonas conurbadas con altos niveles de marginación social, económica y académica.
Estos sicarios provienen, por lo general, de familias altamente disfuncionales donde es frecuente la violencia, el maltrato y las adicciones, y el delito.
Estos individuos suelen, en un principio, unirse a pandillas y cometen delitos menores como robos o venta de droga. Luego se inician como informantes o “halcones”, posteriormente en la venta de droga, cuidadores de alguna casa de seguridad y extorsiones, hasta que llegan a cometer homicidio. Durante la niñez estos sujetos desarrollan el trastorno de oposicionista desafiante.
Por ello, constantemente son expulsados de las escuelas, tienen conflictos con la autoridad. En la edad adulta presentan el trastorno antisocial de la personalidad, con baja tolerancia a la frustración, impulsividad, violencia reactiva, temeridad, búsqueda del placer constante, de satisfactores inmediatos y la violación de normas sociales con la comisión de delitos, y tienen necesidad de reconocimiento y visibilidad social. Este sicario no experimenta remordimiento cuando mata al rival o al traidor, pero pueden experimentar culpa cuando matan a personas ajenas al contexto criminal como niños o mujeres, la cual amortiguan mediante el consumo de sustancias.
Puede desarrollarse o no en ambientes con tendencia al crimen, y no necesariamente sufre marginación económica, pero sí suele provenir de familias disfuncionales con afectaciones psíquicas y afectivas, con maltrato excesivo o abusos físicos y sexuales de los padres, con casos de asesinatos o comisión de delitos. Desde pequeños registra comportamientos antisociales como lesiones, robos y venta de droga, y ve en la delincuencia organizada un futuro prometedor, a la que ingresa con actividades de bajo rango. Tiene un ascenso rápido por su capacidad de liderazgo, manipulación, encanto superficial y las habilidades cognitivas que le permiten la planeación estratégica de sus crímenes.
Es inteligente, agresivo, planea; actúa con frialdad emocional, es manipulador y no tiene remordimientos. Puede matar por igual al traidor, al rival, al niño, a la mujer embarazada o a una familia completa sin sentimientos de culpa. No tiende a la ostentación como lo hace el sicario antisocial.
El sicario psicopático funge como líder de células criminales o a él le son encomendados los trabajos especiales. Su motivación principal para “su profesión”, es que recibe altos ingresos.
*Sádico
Como el anterior, puede o no provenir de un medio propicio para el crimen o de zonas marginadas, la diferencia estriba en su motivación criminal. Mientras que al psicopático lo impulsa el hecho de obtener dinero y alta calidad de vida, el sádico disfruta de torturar y ejecutar con la mayor crueldad a sus víctimas.
Las ganancias económicas para él son secundarias, pues llega a matar aunque no le paguen. Incluso, puede grabar sus asesinatos para después verlos y recrearse de nuevo. Es común que quiera un “recuerdo” de sus crímenes, por ejemplo, colecciona dedos de sus víctimas. Tiene también habilidades cognitivas, es frío emocionalmente, recurre a la planeación estratégica, pero no manipula, ni tiene encanto superficial, ni busca ocupar altos puestos. Sólo busca tener víctimas y saciar su necesidad de sadismo. No cambiaría lo que hace por otra actividad que le reportara mejores ganancias económicas.
MC