Con esperanza, siguen en la búsqueda de sus seres queridos

Tres casos cuyos familiares y amigos están en vilo ante cualquier noticia.

La Glorieta de las y los desaparecidos recuerda a los ausentes, sus familias siguen buscándolos. (Fernando Carranza)
Jorge Martínez
Guadalajara /

Carlos Adrián Montes Campa, llegó al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, sosteniendo entre sus manos un puñado de hojas blancas con la imagen impresa de su mejor amigo Omar Francisco Espinosa Rodríguez, de 31 años de edad, quien es parte de la lista de desaparecidos en Jalisco desde el 25 de agosto.

El lazo de amistad que tiene Carlos con Omar lo llevó a moverse por sus medios a la morgue para buscar su cuerpo, pero tampoco pierde la esperanza de encontrarlo con vida.

Con voz entrecortada, Carlos asegura estar: "desconcertado por lo que pasó con su amigo, por no saber si es más bruta la situación de que si desaparece nuestra gente o la omisión y el silencio de las autoridades".

La desaparición de Omar deja una estela de dolor e incertidumbre en familiares y amigos, pero también deja en el desamparo a dos pequeños hijos y una esposa.

"Nadie nos ha ayudado, nadie se acerca con nosotros, pedimos psicólogos para sus hijos y para su esposa, y su familia porque todos estamos devastados", agregó.

Omar Francisco Espinosa Rodríguez, el conductor asociado a la plataforma Uber, desapareció en el trayecto de dejar a un cliente en las inmediaciones del Cerro del cuatro, conducía un automóvil Nissan Tiida blanco.

Francisco Javier Hernández González, es otro desaparecido. La última vez que se supo de él fue el pasado 12 de septiembre. Testigos narran que fue privado de su libertad por un comando en las inmediaciones de la colonia Parques de Santa María, en el municipio de San Pedro Tlaquepaque; su familia lo busca desesperadamente, y hasta el momento la autoridad no han detenido a ninguna persona vinculada con este hecho criminal.

Otro caso es el de María Soledad González Vargas, tiene 38 años, trabaja de mesera en un bar ubicado en El Salto. Desapareció el pasado viernes por la noche afuera del centro nocturno donde labora, su madre Antonia Vargas Contreras, se presentó la tarde del martes a la morgue para que le tomarán muestras corporales para extraer ADN.

"Es como estar muerto en vida, me siento desesperada nadie me hace caso, y sólo le pido a las autoridades que hagan su trabajo para que encuentren a mi hija", dijo Antonia.

La señora Vargas presume que detrás de la desaparición de su hija está su pareja sentimental, quien recientemente salió del reclusorio de Puente Grande, dónde estuvo detenido por cometer varios delitos.

SRN​

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