“Nuestros corazones están rotos y el mundo se ha convertido en un lugar más oscuro para nosotros”, pronunció Debra Robinson entre lágrimas ante el asesinato de sus dos hijos en Baja California, México. “Vivan más grande, brillen más y amen más fuerte”, atajó.
Debra y su esposo, Marin Robinson, viajaron más de 14 mil kilómetros desde Australia hasta México para reconocer los cuerpos de Callum y Jake (hallados con “el tiro de gracia” al interior de un pozo de agua en Ensenada) y “llevarlos de vuelta a las olas del océano de Australia”.
La pasión por el surf y el camping reunió a Callum y Jake Robinson (de Australia) con Jack Carter Rhoad (de Estados Unidos) en un viaje de fin de semana por las playas de Baja California. Una travesía que tendría inicio y fin en Rosarito, desde donde Callum volvería a San Diego para reincorporarse a su trabajo.
Pero Callum jamás se presentó. Y las alertas de amistades y familia por saber de él se intensificaron tan pronto se supo que el joven surfista, su hermano y Carter no hicieron el registro en un Airbnb que habían reservado en Rosarito:. “No nos han contactado desde el sábado 27 de abril”, destacó Debra en un post de Facebook del 1 de mayo.
Sin embargo, la esperanza por hallarlos con vida terminaron a los pocos días: la Fiscalía General de Justicia (FGE) bajacaliforniana confirmó la ejecución de los australianos y el estadounidense, tras encontrar sus cuerpos en el pueblo de Santo Tomás— a una hora de camino desde el último punto que Callum reportó en su Instagram, la Playa San Miguel.
Según la Fiscalía, los tres surfistas habrían sido asesinados con el llamado “tiro de gracia” luego de oponerse a un asalto: “Ellos sabían, los agresores, que no podrían pedir auxilio”, detalló la fiscal María Elene Andrade para MILENIO Televisión.
Las investigaciones apuntan que los presuntos culpables habrían querido sustraer a Jake, Callum y Corden la camioneta Chevrolet Colorado para después venderla por partes. Asimismo, Andrade subrayó que el pozo donde encontraron sus cuerpos estaba tapado con tablas y ramas: “Un lugar donde casi era imposible encontrarlos”, destacó.
Móvil de triple asesinato fue por un asalto: FGE
El matrimonio que nunca fue
A diferencia de los hermanos Robinson, Carter Rhoad mantenía sus redes sociales en privado (en el caso de Instagram) o con muy poca información pública (como lo era en Facebook). Sin embargo, allegados a él lo recuerdan como “un ser increíble”, apegado a la religión y “capaz de hacer sentir cómodas y amadas” a las personas.
“Era en extremo leal, compasivo y generoso. Pasó incontables horas asesorando a jóvenes sin hogar, sirviendo a otros y siempre dando”, evocó Brandon Kaiser a su mejor amigo en un post de Facebook. “Amaba a Jesús y amaba como Jesús lo hacía”.
- Te recomendamos Surfistas asesinados en BC: Vinculan a proceso a detenido por homicidio de 2 australianos y un estadunidense Policía
De igual manera, Kaiser exhortó a sus amistades a solidarizarse no sólo con la colecta organizada para ayudar a la familia de Carter en los gastos de repatriación y funerarios; también con la colecta en apoyo a las becas y donaciones en las que participaba, así como en los gastos (alimentación, comida y transporte) de su prometida, Natalie.
Carter y Natalie se habrían comprometido desde julio del 2023, con miras a unir sus vidas en matrimonio para agosto del 2024. Pero la violencia frustró aquellos planes de boda y, cuatro meses antes de la ceremonia, el estadunidense fue asesinado junto a sus amigos en Ensenada.
Los hermanos Robinson: el “gran koala” y el médico con corazón de surfista
“Ahí donde el viento sopla”, puso Jake Robinson en el post de Instagram en memoria del viaje que realizó con su hermano Callum, su madre y su padre al parque nacional de las Islas Whitsunday en septiembre del 2023.
Las publicaciones en Instagram de los hermanos Robinson dejaban en claro su pasión por el surf y el mar, tanto así que los hospitales donde Jake laboraba como médico estuvieron cerca de playas para surfistas, recordó su madre. En tanto Callum dividía ese cariño con otro placer que le dio renombre en el mundo del deporte: el Lacrosse.
Callum Robinson, conocido como “el gran koala”, formaba parte del equipo nacional de Australia de Lacrosse, además de ser miembro oficial de la Premier Lacrosse League— cuyo presidente, Paul Rabin, rindió homenaje y un minuto de silencio en una transmisión en vivo:
“Siempre tenía una sonrisa en el rostro, un corazón grande con una mente valiente y una mente competitiva ”, mencionó el también co-fundador. “Aportó un espíritu increíble y un gran corazón al juego. (...) Callum fue una roxa para nosotros en los primeros días de la liga y nuestra temporada de COVID”, destacó la Liga por su parte en un pronunciamiento oficial.
Entrenadores, compañeros y asociaciones deportivas también se unieron a las condolencias por la ejecución del “gran koala”, así como de su hermano y su amigo Cartier Rhoad.
Pero el asesinato del “gran koala” también dejó “un corazón partido en miles de pedazos”, el de su novia Emily Horwath: “No tengo palabras. No las tengo ahora”, publicó en su Instagram al enterarse de la trágica noticia.
Hoy por hoy, la joven australiana evoca en sus highlights (historias destacadas de Instagram) la memoria de quien “le cambió la vida de maneras que no se pueden describir” y con quien compartía el pensamiento del océano como un conducto entre lo físico y lo espiritual.
“Cuando alguien fallece siempre pienso que habla por el cielo. (...) Desperté esta mañana y vi el cielo hermoso. Pensé en tí”, escribió Emily a Callum en un mensaje de texto, junto a una fotografía del cielo pintado de rojo. “Voy a estar mirando mucho hacia arriba hoy”, le respondió el joven.
Y fue con esa última frase que la australiana subió a sus insta stories un video de un atardecer en la playa, junto a unos emoticones de un koala, unas alas y un corazón blanco en referencia a Callum.
ASG