Washington tiene entre sus manos a un operador del Cártel de Sinaloa que, según sus propias investigaciones, participó activamente en las agresiones a autoridades mexicanas durante el operativo del 17 de octubre de 2019 en Culiacán, Sinaloa, en el que Ovidio Guzmán López, El Ratón, fue arrestado y posteriormente liberado.
Su nombre es Jesús Guzmán Castro, tiene 56 años de edad, le apodan EL Chuy. Tras ser entregado por el gobierno mexicano al de Washington, se ha declarado no culpable del cargo por tráfico de cocaína que pesa en su contra.

¿De qué lo acusa Estados Unidos?
“El acusado participó en un terrible incidente en el cual sicarios del Cártel de Sinaloa forzaron a fuerzas armadas mexicanas a liberar a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de (Joaquín) Guzmán Loera y él mismo líder de alto rango del Cártel de Sinaloa”, detalla la carta con la que la Fiscalía estadunidense solicitó que el mexicano se quede en prisión preventiva en tanto se desarrolla el caso en su contra.
De acuerdo con las investigaciones, lideradas por la Administración para el Control de Drogas (DEA), el hombre era un líder dentro del Cártel de Sinaloa, hasta su arresto el 5 de mayo de 2025 y su posterior traslado a Estados Unidos (12 de agosto), como parte de la segunda entrega masiva de reos por parte del gobierno mexicano.
Además de traficar cocaína guatemalteca y lavar dinero, se le identifica como un ejecutor del cártel, lo que incluyó su participación en el Culiacanazo de 2019.
“Específicamente, el 17 de octubre de 2019, autoridades mexicanas arrestaron a Guzmán López en Culiacán, la ciudad capital de Sinaloa. En respuesta, cientos de sicarios del Cártel de Sinaloa atacaron a autoridades mexicanas y asediaron Culiacán, finalmente forzando a las autoridades mexicanas a liberar a Guzmán López”.
“El acusado dirigió a varios hombres bajo su comando para participar en el asedio, por lo tanto, ayudando a forzar la liberación de uno de los líderes de mayor rango del Cártel de Sinaloa”, detalla la Fiscalía.
La DEA cuenta con comunicaciones interceptadas, testimonios de colaboradores, aseguramientos de drogas, dinero resultante de la venta de drogas, registros bancarios y fotografías como parte del caso que busca demostrar que el hombre enviaba toneladas de cocaína a Estados Unidos y después conseguía lavar las ganancias.
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El Chuy marcaba los paquetes de droga
Una de las comunicaciones, entre El Chuy y otra persona del cártel, evidencian al mexicano hablando sobre que había conseguido a alguien que le ayudaba a instalar compartimentos ocultos en vehículos para traficar droga a un costo de 10 mil dólares.
Incluso tienen fotografías de paquetes de efectivo con su apodo, Chuy, escrito encima.
Por otro lado, a través de registros financieros, averiguaron que el hombre ordenó a operadores suyos en Estados Unidos que depositaran “millones de dólares en efectivo en cuentas bancarias de EU a nombre de entidades corporativas ficticias”, para después obtener el dinero.
El hombre regresará a la corte el 12 de septiembre para seguir con su proceso, y en caso de ser encontrado culpable podría enfrentar una pena de entre 10 años de prisión hasta cadena perpetua.
RM