El desalojo que se convirtió en homicidio en Chalco

Carlota 'N', mejor conocida por internet como la 'abuela sicaria' fue detenida la tarde del martes por homicidio en el Estado de México.

Carlota 'N' enfrentará la justicia tras viralizarse un video en donde dispara a un par de jóvenes. | Diseño: Margarita Salmorán
Ciudad de México /

Las marcas de sangre seca y unas veladoras que llevaron los vecinos, son el único testimonio visible de un crimen que ha consternado al pueblo de Candelaria Tlapala, en Chalco, tras un desalojo que escaló hasta convertirse en un doble homicidio.

Apenas una cinta amarilla y un policía municipal custodian la casa ubicada en el 16-20B de Hacienda La Labor, en Ex Hacienda Guadalupe. Sus ventanas abiertas parecen congeladas en el tiempo, en el instante en el que sus últimos inquilinos huyeron a balazos. En el patio de tierra, un diablito y el tambor de una lavadora a medio reparar son los únicos vestigios de actividad.

A un lado, hay una vivienda deshabitada y acordonada tras los disparos que perforaron su fachada. Nadie se atreve a mirar hacia allí. A la derecha, otra casa cerrada por dentro. Los vecinos pasan rápido, con la mirada esquiva, prefiriendo ignorar lo sucedido.

Esau Márquez, de 51 años, cayó abatido en esa casa. Su esposa, Joana Torres, lo arropó en medio de la tragedia. Los disparos alcanzaron también a Justin Márquez Torres, de 19 años, quien falleció, y a Christian, de 14 años, quien continúa luchando por su vida en el Hospital General de Zona 71, en Chalco, herido en ambas piernas.

Todo quedó registrado en un video difundido en redes sociales. Una señora llamada Carlota 'N', de 74 años, ha polarizado opiniones como heroína y villana de este drama.

Katia Reyes, testigo y víctima indirecta de los hechos, fue quien grabó la tragedia. Relata a MILENIO cómo se desarrollaron los hechos y cómo su día se transformó.

El conflicto inició con una llamada que advertía sobre personas dentro del domicilio de su cuñado. Al llegar, dice, encontraron que las chapas habían sido forzadas con esmeril y estaban siendo reemplazadas.

La señora Carlota, acompañada de Eduardo y Mariana, afirmó ser la propietaria de la casa y se enfrentó a la familia. “Esta casa la renta mi hijo, lleva pocos días que se acaba de mudar”, explicó la suegra de Katia, en un intento por calmar la situación. Según esta versión, apenas se estaban instalando tras haber llegado el jueves anterior.

La señora Carlota aseguró que haría una denuncia por robo y despojo, pero nunca demostró ser la dueña de la propiedad. Aunque los habitantes del inmueble tampoco han demostrado que eran inquilinos legales. Ellos afirman que habían pagado dos meses de renta por adelantado.

La tensión aumentó cuando llegaron el suegro y el cuñado de Katia. Mientras intentaban recuperar sus pertenencias del inmueble, el cuñado reclamó:  “¿Qué hacen mis cosas afuera? Ellos no me pueden sacar, no son dueños”. Carlota y sus acompañantes respondieron con altanería, insistiendo en que eran los propietarios y exigiendo que se fueran “por las buenas”. “¿Cómo que por las buenas? ¿Me está amenazando?”, replicó el cuñado, indignado.

La discusión se tornó más agresiva. El hermano de la supuesta dueña mostró un arma, desatando el pánico. “Empiezan a gritar: ‘¡Graben, graben, traen armas!’”, relata Katia. En un instante, se escuchó el primer disparo.

“Llegaron a matar a sangre fría, no hay palabras”, expresa Katia, con la voz quebrada por el dolor. Su suegro, arreglaba lavadoras y motocicletas. Justin, quien también perdió la vida, tenía un bebé de un año y medio.

La reacción en redes sociales, los memes que trivializan el dolor y las opiniones divididas aumentaron la indignación de Katia. “No me lo puedo creer. ¿Cómo van a defender a alguien que mata a sangre fría?”.

La conocida como "abuelita sicaria", junto con sus acompañantes, abandonó el lugar tras el ataque. Más tarde, gracias al monitoreo de las cámaras del C5, fue localizada en el municipio de Chicoloapan. Al sitio acudieron elementos de la Policía Municipal y una ambulancia de la Cruz Roja para atender la situación.

La noche del martes, un grupo de motociclistas acudió al domicilio para lanzar balas contra el inmueble contiguo. “Soltaron disparos que quedaron en las paredes”, recuerda una vecina que prefiere omitir su identidad. La familia, que inicialmente había contactado a Carlota, se vio atrapada en el fuego cruzado. “Los chamaquitos estos estaban muy enojados... hicieron una labor contraria”, añade, señalando que los agresores eran personas ajenas al vecindario.

La noche siguiente, los cuerpos fueron despedidos con balazos, un ritual que comenzó en Iztapalapa y terminó en Chalco, donde familiares y amigos recordaron a Justin con motonetas, arrancones y corridos.

La carroza partió esta mañana con los dos féretros hasta Tlaxcala, donde serán enterrados padre e hijo, y la casa, aparentemente ordinaria, ahora es el epicentro de una investigación que busca esclarecer los motivos detrás de la disputa.

“Si tanto están peleando una casa, debe de haber algo. Que se haga la investigación, la que se tenga que hacer”, exige Katia.

EHR

  • Amílcar Salazar Méndez

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