En Culiacán, Sinaloa, circula desde hace varios años una historia sobre el supuesto origen del alias de Néstor Isidro Pérez Salas, el joven de 31 años que se convirtió en el número 4 en la estructura criminal de Los Chapitos tras asumir el rol de jefe de seguridad de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
Dicen que en el Cártel de Sinaloa lo apodaron El Nini porque cuando sospechaba que alguien quería hacerle daño a sus jefes, “ni preguntaba ni dejaba vivos”.
Escolta predilecto de Iván Archivaldo, guardaespaldas de Jesús Alfredo, protector de Joaquín Guzmán, traficante en jefe de fentanilo hacia Estados Unidos, comprador de armamento militar como ametralladoras M134 y explosivos, enemigo a muerte de El Mayo Zambada y del Cártel de Caborca, lavador de dinero en el sistema bancario nacional y estadunidense, jefe de Los Ninis, su propia tropa de jóvenes sicarios que están dispuestos a morir por él y por la “chapiza”, son algunos de los “título” que puede presumir Isidro.
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Amigo del cantante Peso Pluma y de los fanáticos que lo rodean, dueño de ranchos de lujo a las orillas de Culiacán con felinos exóticos con los que —dicen— se deshacía de los cuerpos de sus víctimas, poseedor también de, al menos, cuatro cargos criminales en el Distrito Sur de Nueva York que lo hacen extraditable y correr con la misma suerte que Ovidio Guzmán, El Chapito, al que no pudo rescatar dos veces del gobierno federal.
Autor intelectual de incontables homicidios y desapariciones forzadas, según los colectivos de búsqueda de desaparecidos en Sinaloa, aliado de los brazos armados Los Pelones y La Plaza, que se unieron al supuesto llamado de Los Chapitos de ya no traficar con fentanilo y anunciarlo por el noroeste con mantas en lugares públicos.
El Nini era un capo nervioso, irascible, vengativo, sanguinario, inalcanzable para la Secretaría de Marina porque —aseguran— hasta la policía de Culiacán lo cuida y le avisa de patrullajes militares; al menos, eso último se contaba hasta las 13:27 de este 22 de noviembre, cuando fue detenido sin poder soltar ni un solo disparo.
Pecado 1: secuestrar mujer estadunidense
Un sorpresivo operativo por tierra y aire desembocó este miércoles en la colonia Colinas de Rivera en la capital sinaloense.
Agentes de la Fiscalía General de la República (FGR), elementos de la Guardia Nacional, marinos y militares rodearon la calle Villa Choix; los policías municipales y estatales estaban tan sorprendidos como Néstor Isidro Pérez Salas, quien se rindió sin oponer resistencia y fue empujado hasta un helicóptero de las Fuerzas Armadas con destino a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada en la Ciudad de México, donde sabrá si su probable envío hacia Estados Unidos tiene una parada corta o larga en alguna prisión de máxima seguridad en territorio nacional.
En México, El Nini está señalado, entre otros crímenes, como el autor intelectual y material de atacar a militares en el fallido operativo Culiacanazo, en octubre de 2019, además de ordenar el embate armado en enero de 2023 contra un avión de pasajeros en el Culiacanazo 2 para evitar —sin éxito— el arresto de El Ratón.
También se le acusa de corromper a policías de tránsito en Culiacán para convertirlos en halcones, de controlar el negocio de la cerveza en los aguajes y de crímenes absurdos como intentar secuestrar a un par de profesores en Colinas de San Miguel sólo porque le dieron un mal presentimiento.
Además, de ordenar que la noche del 24 de octubre varios sicarios al mando de su subalterno El Chango sacaran a cachazos de una casa en el norte de Culiacán a seis personas —entre ellas un niño de 13 años— para torturarlos, asesinarlos y abandonar sus cuerpos en Tamazula, Durango, el feudo de Aureliano Guzmán Loera, El Guano, tío de Los Chapitos.
Ese último crimen, aseguran fuentes militares a MILENIO, aceleró su caída que ya estaba planeada como prioridad uno desde el año pasado: entre las personas secuestradas estaba una mujer de origen estadunidense, un pecado capital que la Casa Blanca no perdona, especialmente si eres un destacado integrante del grupo criminal más perseguido de América del Norte.
Entre el 3 y 4 de noviembre, agentes mexicanos en colaboración con integrantes de la DEA, irrumpieron en un predio propiedad de El Nini en las afueras de la urbanización de Culiacán.
Estaban seguros que ahí lo encontrarían, pero había huido unos minutos antes, probablemente alertado por policías en su nómina; en cambio, las autoridades hallaron tres tigres de bengala, monos en peligro de extinción y —lo más importante— libretas con nombres, direcciones y teléfonos, además que durante su escape, olvidó que dejó huellas para rastrearlo.
“Esas pistas nos dieron la esperanza de que El Nini no llegaría a Navidad en libertad”, cuenta una fuente consultada por este medio.
“El gabinete de seguridad se fijó una meta: si no podemos detener a uno de Los Chapitos, entonces agarraremos a su guardaespaldas, es lo más cercano a los hombres más buscados por las agencias de inteligencia criminal”.
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Y así fue, 18 días después, Néstor Isidro Pérez Salas fue detenido, pero a diferencia de su primer arresto el 23 de noviembre de 2013 —que libró de inmediato gracias a los contactos del Cártel de Sinaloa con ministerios públicos locales— esta vez no podrá evitar la prisión.
El Nini es el jefe criminal cuyos rasgos aniñados le valieron otro alias, El Chicken Little, también es el que ostenta la clave privada R9 por los radios de un batallón de jóvenes alucinados.
El que se mueve por Culiacán con una Minigun escondida en una Cherokee blindada y botellas de whisky, el protagonista del narcocorrido del grupo Enigma Norteño:
CorridoEstrofa que hace referencia a El Nini
"Por ahí dicen que es bien bélico y pa’ nadie es un secreto que sí salió bravo el plebe para el pleito no es discreto"
Pecado 2: traficar fentanilo
Isidro era el narcotraficante por el que pedían 3 millones de dólares en recompensa ofrecida en Estados Unidos, consejero de Los Chapitos, en futuros negocios fuera de México, falso benefactor en colonias pobres de Culiacán, donde regalaba juguetes el Día de los Reyes Magos y electrodomésticos cada 10 de mayo, experto en explosivos, como bazucas y drones modificados, entrenador de adolescentes sicarios y comandante de otros brazos armados como Los Chimales y las Fuerzas Especiales Avendaño, a quienes ordenaba establecer perímetros de vigilancia para que nadie pudiera acercarse a sus patrones ni a él.
Desde esta tarde, es también la más reciente detención de alto nivel que puede presumir el gobierno mexicano en el último año del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La medalla que se colgará la DEA frente al mandatario Joe Biden y su guerra contra el fentanilo, la esperanza del Departamento de Justicia de Estados Unidos de que acepte convertirse en testigo protegido contra Los Chapitos a cambio de mejores condiciones de reclusión, un posible delator y un seguro prisionero.
A partir de hoy, el protagonista de una nueva historia que se contará en Culiacán, Sinaloa: Néstor Isidro Pérez Salas, El Nini, es el guardián que no pudo cuidarse a sí mismo.
RM