“Mi amor, te voy a extrañar”

Crónica | Estudiantes rinden homenaje a Norberto Ronquillo

En lugar de un diploma, los familiares de Norberto llevaron bajo el brazo el libro de condolencias que compañeros y amigos llenaron para darle el último adiós.

Aarón Ronquillo, hermano de Norberto, habló en nombre de la familia. (Galo Canas/ Cuartoscuro)
Selene Flores
Ciudad de México /

No hubo súplica que fuera escuchada ni paso que cimbrara el corazón de sus secuestradores: Norberto, estudiante de 22 años, fue encontrado sin vida en un frío paraje al sur de Ciudad de México.

En la Universidad del Pedregal, donde estudiaba, las togas y birretes de fin de cursos fueron reemplazados por atuendos lúgubres... A la entrada, un gran moño negro confirmaba su muerte.

“Al menos, la madre de Norberto tendrá un cuerpo que llorar”, decía Armando Martínez, rector de la universidad.

El estudiante de Mercadotecnia no regresará a la escuela, tampoco disfrutará de ese viaje de graduación y menos volverá a tomar la mano de Jennifer, su novia. La joven a la que envió el último mensaje de texto, la noche del 4 de junio, minutos antes de su secuestro.

“Mi amor, ¿qué te puedo decir que no sepas? Te voy a extrañar”, dijo sobre el templete que se dispuso para la ceremonia religiosa que se ofreció en su memoria.

Tres días de luto se decretaron en la escuela, no habrá clases hasta el 13 de junio, pero a mediodía de ayer, a la misma hora que la procuradora capitalina, Ernestina Godoy, dio a conocer datos de la investigación del secuestro y asesinato de Norberto, unos 200 estudiantes, amigos y familiares se reunieron en la explanada de la universidad para rezar.

Aarón Ronquillo habló por su hermano. Sus padres se ausentaron para ser sometidos a estudios de ADN para la identificación del cuerpo. En su representación, el joven, vivo retrato de Norberto, se abrió paso entre al menos una decena de arreglos florales y agradeció la solidaridad. Al final no pudo contener el llanto.

“A pesar de que esta ciudad cuanta con mucha gente mala, también cuenta con un corazón muy puro”, dijo.

Lagrimas y abrazos fueron el constante entre los estudiantes y padres de familia. Las primeras filas en la ceremonia luctuosa las ocupaban sus amigos, también la abuela de Norberto... los demás se conocieron durante la protesta del sábado donde exigían la localización del estudiante.

“Nos sentimos solos en esta ciudad; no hay autoridad. Pudieron ser nuestros hijos”, susurraban los padres de familia.

En lugar de un diploma, los familiares de Norberto llevaron bajo el brazo el libro de condolencias que estudiantes y amigos llenaron para darle el último adiós... Mientras su abuela acariciaba la imagen de su nieto, dibujando sobre su frente una cruz.

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