La actividad criminal de Santiago Mazarí Hernández, El Carrete, se remonta, al menos, 14 años atrás. Fue en 2008 cuando las agencias de inteligencia estadunidenses detectaron a un nuevo grupo delictivo que, desde México, se dedicaba al tráfico de heroína hacia Chicago, Illinois.
Lo identificaron como el cártel de Los Rojos. Ingresaba la droga en vehículos, la distribuía en territorio estadunidense y después lavaba el dinero a través de pequeñas transferencias bancarias, envíos por Western Union e, incluso, haciendo envíos de efectivo en compartimentos especiales en vehículos que atravesaban la frontera desde Estados Unidos a México.
El modus operandi del cártel era muy particular. Una investigación que derivó en una acusación federal en Pennsylvania, de la que MILENIO tiene copia, revela que Los Rojos escondían la droga en baterías de autos, en las defensas, compartimientos secretos, compresores de aire y latas de frutas y verduras.
Las agencias estadunidenses encendieron sus alertas cuando establecieron que Los Rojos trabajaban con el Cártel de Sinaloa y que en Estados Unidos se coordinaban con una familia apellidada Laredo.
En México, las fuerzas armadas ya le seguían el rastro a El Carrete y a su grupo criminal, Los Rojos.
En Morelos, su principal punto de operación, comenzaron a perseguirlos en la administración del gobernador Graco Ramírez entre 2012 y 2018.
El comisionado de Seguridad Pública de Morelos en ese tiempo, Alberto Capella, anunció a través de mensajes, que había una batalla declarada contra Los Rojos y el grupo antagónico, Guerreros Unidos, cuyo objetivo central era la detención de El Carrete.
“Este es el personaje que más daño le ha causado al estado de Morelos a través de secuestros, extorsiones y homicidios. No vamos a descansar hasta detener a este personaje”, dijo Capella en un mensaje de 2017.
Fue hasta agosto de 2019 cuando se tuvo éxito. Fuerzas federales lo detuvieron en el estado de Guerrero, acusado de delincuencia organizada, narcotráfico y secuestro. Fue ingresado al Penal de Puente Grande, en Jalisco.
El actual gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, asegura que tanto Graco Ramírez como Alberto Capella, pactaron con El Carrete, lo cual han negado.
A El Carrete se le ha relacionado con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, pues su grupo se habría infiltrado en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos y promovido el traslado de los estudiantes aquel 26 de septiembre de 2014.
La Recomendación de la extinta Oficina para el Caso Iguala de la CNDH sugiere que el cártel de Los Rojos, que lideraba El Carrete, usaba al grueso de los normalistas como parapeto, sin embargo, el grupo rival, Guerreros Unidos, no dudó aquella noche en atacarlos.
Ambos cárteles mantienen una violenta disputa por la plaza en municipios de Guerrero, como Iguala, y del estado de Morelos. Mientras que el gobierno actual de Morelos, y el anterior, mantienen una disputa por saber quién estaba coludido con quién.
ledz