Especialista en temas de migración, seguridad, prevención de la violencia y de las juventudes, Eunice Rendón Cárdenas, (Ciudad de México, 1978) dice que, a pesar de no saber bailar “ni un poquito”, fue maestra de salsa en una isla griega.
A la secretaria ejecutiva adjunta del Sistema Nacional de Seguridad Pública le gusta ser original, poseer objetos fuera de lo común, como cada uno de los muebles de su casa, que ella misma diseñó.
También cuenta que siempre ha sido muy apegada a su familia, por lo que uno de los momentos más difíciles y especiales en su vida fue cuando salió por primera vez del país sin su compañía; sin embargo, eso la ayudó a forjar su personalidad, su futuro como profesionista, así como a descubrir su amor por el activismo.
¿Cuál es su mayor tesoro?
Siempre lo va a ser mi familia: mis papás y mi hermano, porque siempre me han apoyado y han estado ahí, desde que éramos pequeños nos enseñaron a compartir; vivíamos en una casa muy chiquita y siempre compartíamos todo, por lo regular siempre había gente y todo eso nos hizo ser muy abiertos y dar todo por la familia.
¿Qué la emociona?
Cuando sale un libro en el que he participado, eso me parece muy importante porque es dejar un poquito de lo que he aprendido en cada uno de los proyectos en los que he participado y que también han dejado huella en mi carrera, mi vida personal y espiritual.
¿Cuál ha sido el momento más difícil de su vida?
He tenido diversos momentos que, más que difíciles, han sido muy especiales. Por ejemplo, me marcó mucho cuando en la adolescencia me fui de México un año, vivía de lo que iba consiguiendo de trabajo. En ese momento entendí el valor de muchas cosas, me conectó con una experiencia de reflexión muy importante.
¿Cómo se define?
Soy muy intrépida, aventurera, entregada y , sobre todo, muy apasionada... ejemplo de ello es que siempre regreso a los lugares en los que estuve y que pasó algo importante. En 2004 trabajamos con las viudas de Apatzingán y volví con ellas el año pasado, nos escribimos seguido.
¿Cuál es su flor favorita?
Me gustan mucho los girasoles porque son grandes, muy bonitos, siempre se van a distinguir de las demás por su color y la visibilidad que dan.
¿Va al cine?
Sí, de hecho me gusta mucho el de arte, pero también depende de cómo esté de ánimos, porque también veo películas comerciales y de las que la crítica opina que están buenas.
¿Teatro?
Sí, aunque prefiero que sea más experimental.
¿Practica algún deporte?
Trato de correr y hacer yoga, también me apasiona patinar. Por la carga de trabajo que tengo trato de hacer esas actividades muy temprano o los fines de semana, incluso a veces me voy patinando al trabajo.
¿Baila o canta?
Bailo muy mal, podría decirse que no bailo nada, aunque ahorita, recordando, alguna vez di clases de salsa en una isla griega porque no tenía cómo sobrevivir y fue lo que surgió, también ahí hacía tatuajes de henna. Me gusta cantar, pero no soy buena. Voy a cantabares y tenemos un micrófono en la casa, pero no es mi especialidad.
¿Tiene alguna influencia artística?
Cuando fui chiquita hacía postales de arte y en la actualidad de pronto me pongo a dibujar. Yo diseñé mi casa, así como los muebles que tengo, después los mando a hacer con un carpintero. Me gusta ser original, diferente, no convencional. También invité a varios graffiteros a mi casa para que pintaran algunas de las paredes para conectarme con lo que hemos hecho juntos.
¿Marca tendencia, le gusta la moda?
Me gusta mucho. Cuando visito algún lugar, me gusta buscar cosas diferentes, que no las traigan las personas, que sean piezas únicas, que luzcan; los zapatos también me gusta que sean distintos, especiales, raros y extravagantes.
¿Cómo se ve en unos años?
No sé cómo me veo, pero tengo claro que voy a trabajar en algo que tenga un impacto social, porque eso es lo que me llena y me apasiona.