Análisis de psiquiatra forense sobre pareja feminicida en Ecatepec

MILENIO Edomex consultó a Lilia Berenice Romero, miembro de la Federación Mexicana de Psicología, quien hizo un análisis sobre Juan Carlos y Patricia.

Presunto. (Especial)
Toluca /

La especialista en psiquiatría forense, Lilia Berenice Romero Sánchez, detalló en entrevista para MILENIO Estado de México algunos de los rasgos psicológicos de Juan Carlos “N” y Patricia “N”, presuntos responsables de al menos 10 feminicidios ocurridos en el municipio de Ecatepec.

La también miembro de la Federación Mexicana de Psicología (FMP), explicó que si bien este diagnóstico se hace a partir de fuentes secundarias, es evidente que existen elementos como sociopatía, sadismo, premeditación y otros elementos que pudieran descartar un trastorno mental, situación que incluso cierra las posibilidades para que evadan la justicia.

A través de la información dada a conocer por esta casa editorial, se puede identificar que Juan Carlos “N” posee aparentemente un pasado conflictivo, que se conjuga con cargas de violencia, ejemplo de ello es que entre sus actividades estaba el seguir páginas en Facebook relacionados con asesinos seriales, memes sobre asesinatos y violencia, así como algunas prácticas relacionadas con la Santa Muerte.

“Un pasado violento genera un presente a través de la vivencia propia de la violencia, la cual se normaliza. Para poder identificar a las posibles víctimas y el modus operandi para sus acciones se debe contar con capacidad de manipulación, inteligencia suficiente para la premeditación de sus acciones, habilidad de poder controlar y manipular a su esposa Patricia “N” para que le ayudara a captar a las víctimas”.

Otro de los rasgos que se aprecian en este caso es el sadismo para poder someter a sus víctimas, disfrutándolo para posteriormente matarlas, agredirlas sexualmente (presencia de necrofilia, la excitación de mantener un acercamiento sexual con un cadáver). 

La forma en la que se deshacía de los cuerpos (desmembrar a las víctimas) apunta una frialdad emocional que también se aprecia al distribuir los restos humanos entre las cubetas con cemento, las bolsas de basura, el alimento para perros, bolsas para el congelador y los huesos que eran depositados en diferentes sitios abiertos cerca del domicilio.

“El cuidar el no ser identificado (conductas de precaución) nos hacen pensar en premeditación, ya que de acuerdo a su grado de inteligencia podemos ubicar la conducta de precaución, un ejemplo es que la que se acercaba de forma principal a las víctimas era su esposa no él, el deshacerse de las partes de los cuerpos incluso llevando huesos en una carriola para no levantar sospechas, borrar las redes sociales de los celulares de sus víctimas, hacerse pasar por un buen vecino sin conductas realmente sospechosas. Si lo aunamos a lo encontrado en las declaraciones podemos apreciar su sentido de superioridad (narcisismo) al referir en su detención ‘si me van a presentar a los medios de comunicación ¿me permiten bañarme y ponerme traje? porque no soy un mugroso delincuente…’”.

Al referir un mayor número de casos de los que existen en investigación-el acusado señala haber participado en al menos 20 feminicidios, mientras la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) refiere 10- posiblemente sea parte de su necesidad por llamar la atención a partir del narcisismo. 

El reírse frente a las autoridades en sus declaraciones es un signo del disfrute del uso de la violencia, la poca empatía con las víctimas, sin culpabilidad manifiesta, necesidad de venganza de forma física y sexualmente llamativa, datos que hacen pensar en la presencia de una sociopatía y descartar una posible psicopatía.

“La sonrisa obedece a un disfrute frente a la narrativa de los eventos a pesar de que sean violentos. Nos marca un sadismo presente, el recuerdo de los daños ocasionados reviven en él esos momentos y a nivel cerebral se activa un círculo de recompensa ligado con el placer. El placer ligado al recuerdo evoca a nivel emocional la sonrisa como una expresión facial de la emoción totalmente involuntaria; pero que puede ser magnificada o exagerada a nivel voluntario por varias razones, entre ellas el llamar la atención o provocar miedo entre los entrevistadores y evaluadores”.

PATRICIA “N”

Para el caso de Patricia “N”, la especialista indicó que al ser una pareja delictiva, se ubica a Juan Carlos como la parte dominante, primero por el rango de edad, que se suma a los rasgos de personalidad. 

Patricia tiene características de una personalidad manipulable, seguramente de menor inteligencia con respecto a él, pudiendo encontrar relaciones dependientes de la personalidad por la sumisión y el no poder deslindarse de la comisión de conductas violentas de su pareja a pesar de que ella pudiera saber las consecuencias negativas de los hechos.

Seguramente también era receptora de violencia doméstica por parte de Juan Carlos, pero dado el ciclo de la violencia, llegó un momento en el que la víctima la justificó y no puede salir de este círculo.

Parte de las características de la personalidad dependiente son la sumisión, la falla en decir que “no” o establecer límites, la baja autoestima, la necesidad del otro para resolver problemas de la vida diaria, la dependencia emocional, entre otros. Es común que las personas con estos datos se anulen simbólicamente para darle lugar únicamente a lo que el sujeto dominante desea.

“Por parte de Patricia, se asegura encontrarse un retraso mental de nacimiento (discapacidad intelectual) lo cual es un diagnóstico dudoso dada la capacidad que ella tuvo para el manejo de las víctimas y el recibir órdenes por parte de Juan Carlos. El que Patricia sea dependiente y sumisa no marca el diagnóstico de discapacidad intelectual. Además se menciona el diagnóstico de delirio inducido y adquirido, lo cual es terminología aberrante. Delirio es correspondiente a la sintomatología psicótica y no de una sociopatía”.

Exámenes psiquiátricos

En este tipo de casos, puntualizó la especialista, es de suma importancia que personal calificado lleve a cabo, tanto las diligencias como las entrevistas y acercamientos con los presuntos responsables, ya que suele ser común encontrar en sujetos sociópatas el mentir durante estos ejercicios con la finalidad de escapar del castigo. 

En este caso, añadió, hay que hacer énfasis en poder descartar por especialistas en salud mental el proceso de simulación de una enfermedad mental, es decir, que Juan Carlos quiera hacer creer a los evaluadores y autoridades que padece una enfermedad mental cuando realmente no la tiene.

“Se argumenta un diagnóstico de Trastorno Mental Psicótico, lo cual hay que descartar que sea simulado y un trastorno de personalidad el cual no se ha especificado, en ambos hay que descartar un proceso de simulación de una enfermedad mental con fines de escapar del castigo (eximente de la responsabilidad penal)”. 

Es frecuente que los sujetos que presentan una sociopatía justifiquen sus malas acciones a través de su pasado e incluso en algunos casos ese pasado resulta no ser exactamente cierto.

“Si nos basamos en la literatura, podemos asegurar que Juan Carlos proviene de un entorno conflictivo, violento, con una marcada normalización de la violencia, pero también un pasado en el cual él tuvo que construirse como alguien superior, incluso por encima de las mujeres ubicando que a las mujeres se les utiliza y luego se les desecha como objetos. En el caso de Patricia, su esposa, es parte del gancho estratégico para captar a las mujeres”.

Preocupante, caso de menores involucrados

Las distintas versiones referidas señalan que al parecer la pareja tiene tres hijos, dos niñas y un bebé de meses. Si estas versiones fueran verdad, los menores crecieron en un entorno violento donde se normaliza la violencia y es esperable que sean así. 

“El aprendizaje de reto a la autoridad, el no respetar a los demás, la manipulación, el control se van generando en niños con problemas de conducta e igualmente con la carencia de un entorno familiar adecuado se van presentando emociones prosociales limitadas por lo que tendrían dificultad para ser empáticos, responsables y de sentir culpa y remordimiento de sus acciones”.


LC

  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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