La llegada de tres niños en busca de ayuda porque su primera droga de consumo fue fentanilo impactó al personal de Unidos con Esperanza AC, un centro especializado en tratamiento de adicciones, en Tijuana. Sus edades, entre 12 y 13 años, representaron un episodio inédito. A la organización no habían ingresado pacientes menores intoxicados con el opioide.
A principios de año, un grupo de niños se reunió en una fiesta. Uno de ellos llevó pastillas de fentanilo y algunos consumieron varias. Tres fueron hospitalizados, entre ellos Jeremías, de 12 años, quien, por iniciativa de su mamá, ingresó a rehabilitación.
Jeremías, nombre empleado para proteger su identidad, presentaba conductas de riesgo, expone Angélica Medina, directora del centro. Era desafiante y poco tolerante a la autoridad en casa y escuela.
Los centros de rehabilitación en Tijuana enfrentan el reto de la reconfiguración del mercado de narcóticos en la zona. Medina hace un recuento: los jóvenes que solicitaban atención, hace una década, se iniciaban en el consumo de drogas con heroína. Después, con cristal o metanfetamina. Desde 2018, empezaron a llegar consumidores de fentanilo, la droga sintética 50 veces más potente que la heroína y que ha causado miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
En Unidos con Esperanza se han atendido a una decena de pacientes con consumo problemático del opioide. “Este año aumentó la preocupación. Jóvenes están iniciando a tomarlo a edades muy tempranas”, advierte Medina. Detalla que, por intoxicación, los usuarios estuvieron, primero, en la Cruz Roja o algún hospital, pues estuvieron en peligro de muerte.
Que un niño lleve fentanilo a una fiesta confirma la alta disponibilidad de esa y otras sustancias emergentes, explica. Ruega que no predomine porque sabe que los efectos son devastadores y mortales.
Una investigación de MILENIO, basada en datos oficiales proporcionados por la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), indican que la demanda de atención por uso de fentanilo en México fue de un promedio de 2.8 casos de 2013 a 2017, en 2018 subió a 10, en 2019 a 25, en 2020 a 72 y en 2021 a 184. Tomando en cuenta estos últimos dos años, el aumento es de 155 por ciento.
El registro de uso de fentanilo fue recabado por organizaciones civiles que implementan acciones de reducción de daños, y por la Red Nacional de Atención a las Adicciones, conformada por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), Centros de Atención Primaria de Adicciones (CAPA) y Centros de Integración Juvenil (CIJ).
Sonora fue la entidad que reportó más casos el año pasado con 91, le sigue Baja California con 61 y luego Sinaloa con 18.
Los opiáceos, contaminados con fentanilo
En el corredor Tijuana-Mexicali, las personas consumidoras, aunque quieran, ya no encuentran heroína libre del opioide, alerta Gady Zabicky, titular de Conadic.
“La sustancia está sujeta a la mezcla que hacen los traficantes de drogas”, agrega. “El problema más grave es que ese mercado en el país, su costo, ahora más que nunca está en manos del crimen organizado y son sustancias cada vez más peligrosas”.
Se han encontrado trazas de fentanilo en cortes de metanfetamina. “Nos sorprendió porque no parecía muy lógico desde el punto de vista farmacológico, pero son las dinámicas”.
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Entre 2019 y 2022, la Red Nacional de Atención a las Adicciones aplicó pruebas rápidas de detección de fentanilo en servicios de reducción de daños en Baja California y Sonora. Las sustancias analizadas fueron heroína, cristal, cocaína y pastillas M-30. En el 57 por ciento de los casos el resultado fue reactivo.
Un estudio sobre el uso de fentanilo en México, publicado en 2020 en la National Library of Medicine de Estados Unidos y elaborado por distintas instituciones mexicanas, como la UNAM y el Instituto Nacional de Psiquiatría, concluyó que se detectó fentanilo en el 93 por ciento de 89 muestras de heroína en polvo blanco. Los usuarios estuvieron expuestos al opioide sin saberlo.
El fentanilo se puede inyectar, inhalar y fumar. Las organizaciones civiles de Tijuana detectan que casi toda la droga en la ciudad está adulterada con el opioide y que es fácil conseguirla en los puntos de venta en colonias de alto índice de violencia.
Algunos de los opiáceos mezclados son la heroína negra y la China White, ésta última es una combinación de heroína y fentanilo, y con ella arrancó la presencia del opioide en las calles. Su precio es de 50 pesos. Las pastillas M-30, considerada una de las sustancias más potentes, cuestan cinco dólares.
Diana, de 30 años, aguantó solo dos días sin consumir fentanilo en el albergue Las Memorias, donde se atiende a pacientes con VIH y tuberculosis. La joven, cuyo nombre se cambió, se marchó para retomar el opioide, que probó tras un largo periodo de uso de drogas inyectables.
Foto: Rodrigo Cruz
La mayoría de usuarios no sobrevive a una desintoxicación y si lo logra recaerá, señala Joseph Gambino, encargado del área médica de la asociación civil. “La autoridad sabe todo lo que pasa, pero ignora la situación. Las organizaciones hacemos el trabajo (de prevención y rehabilitación) que el gobierno debería de hacer”.
Aumentaron las sobredosis
No existe en México una cifra oficial de muertes por sobredosis de fentanilo, pero es en las calles de Tijuana, informa el comisionado Zabicky, donde se concentran más. “Son los pacientes graves, dentro de los graves”.
Las sobredosis en Tijuana han sido constantes y no disminuyen, enfatiza Jaime Arredondo Sánchez, académico en la Universidad de Victoria, en Canadá, e investigador de la asociación civil Prevencasa AC, especializada en atención a personas con VIH/sida.
De acuerdo con la organización, de 2020 a la fecha, se han registrado un promedio de cinco sobredosis diarias. Los datos no se han sistematizado y pueden variar. “Pero claro que ocurren, es completamente real”.
La Secretaría de Salud de Baja California entregó por transparencia el número de intoxicaciones por sustancias en el estado, de 2017 a la fecha. Son datos que las organizaciones consultadas consideran alejados de la realidad. En casos específicos de envenenamiento por heroína, otros opiáceos y narcóticos sintéticos, se registró un aumento de 50 por ciento de 2018 a 2019. En 2020, la cifra bajó, pero en 2021 se elevó un 105 por ciento.
A lo largo de la ciudad, las sobredosis son atendidas por las organizaciones, paramédicos de la Cruz Roja, policías e incluso por los bomberos. Es un hecho irrefutable, dice Arredondo, que se reportaron más intoxicaciones desde 2017, cuando las asociaciones civiles detectaron los primeros casos de adulteración de drogas con fentanilo en calles de Tijuana.
La región norte, asevera, sigue la tendencia de lo que pasó en Canadá y Estados Unidos: la sustitución de opiáceos ilegales, como la heroína, por fentanilo.
“Está más accesible en las calles. No sorprende que más jóvenes reporten consumo justo por los cambios en la dinámica en el mercado”. Si quieren comprar opiáceos ilegales, van a encontrar fentanilo porque toda la droga, dice, está contaminada con ese opioide.
De acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), obtenida vía transparencia, entre 2015 y 2019 se decomisaron 605 mil 797 kilos de fentanilo; en los últimos dos años se han decomisado 2 mil 226 kilos, lo que representa un aumento de 268 por ciento.
Las pastillas de fentanilo pasaron de 708 mil 805 kilos a 13 millones 793 mil 652 entre el 2020 y julio de 2022. Mientras que el decomiso de ampolletas de fentanilo creció de 791 a 3 mil 172, un aumento de 301 por ciento.
En la información proporcionada por Sedena aparecen con más decomisos Baja California y Sonora, que coindice con los estados donde las instituciones han encontrado mayor demanda de atención por uso de fentanilo.
Con el potencial del cristal
El fentanilo es la sustancia más rentable para el crimen organizado. En pocas horas se puede producir un kilo, con el que se obtienen alrededor de medio millón de dosis mortales, calcula José Ángel Prado, director de Operación y Patronatos de CIJ.
Los precursores químicos parten de Asia a los puertos mexicanos. No está descartado que en laboratorios del país se conviertan en fentanilo. Es una sustancia agonista de los opioides, explica Prado. Ocupa los mismos receptores en el cerebro que la morfina o la heroína.
Cada vez estará más disponible porque, además, su distribución es sencilla. Que el crimen agregue fentanilo a otras sustancias como la heroína para hacerla más adictiva, explicaría que pueda llegar a otros lugares del país, además de la zona fronteriza.
Foto: AP
En el estudio correspondiente al segundo semestre de 2021 de CIJ, que tiene más de 100 centros en el país, aparece el fentanilo por primera vez como una de las nuevas sustancias de abuso o de uso poco común, con 14 casos.
El fentanilo tiene el potencial del cristal, la droga de mayor demanda en México, opina Prado. “Con el cristal nos pasó que se dijo que venía una epidemia terrible. Estamos en el momento de la prevención del fentanilo para evitar que pase lo mismo”.
Arredondo Sánchez, de Prevencasa, critica la política “desinteresada” del gobierno federal actual en el tema de las drogas, al grado de que no existe una encuesta nacional de adicciones actualizada. “Se clausuraron los recursos de reducción del daño para entregar jeringas a los usuarios y pagar personal que atienda a estas poblaciones desde las organizaciones civiles”.
Al menos en la frontera, sostiene, las sobredosis por fentanilo ya representan una crisis de salud pública. Por ser ruta del tráfico de sustancias a Estados Unidos, Tijuana ha sido una ciudad donde el consumo, particularmente de opiáceos, tiene mayor prevalencia en México.
Pasa lo mismo en Mexicali, San Luis Río Colorado, Nogales y Ciudad Juárez, ciudades fronterizas, junto con Tijuana, en las que encuestas nacionales han registrado que existen usuarios de drogas inyectables. Un cinturón en el que se disputan la venta y distribución de las drogas los cárteles más poderosos del país: Jalisco Nueva Generación y Sinaloa.
El comisionado Zabicky afirma que el mercado de drogas sintéticas está desbordado, y se ha concentrado en el continente americano.
“Me inquieta la presencia del fentanilo (en México). Es muy grave que tengamos tan siquiera el riesgo de que empiece aparecer de manera tan difundida como otras drogas. La prohibición tiene un efecto limitado”.
DMz