Han pasado más de 9 años de aquel 7 de mayo de 2009 cuando elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) de Genaro García Luna detuvieron a Alejandro Vallarta, hermano de Israel Vallarta, novio de Florence Cassez, pero él no ha logrado superar la tortura y los seis años nueve meses que estuvo en prisión acusado de secuestro, crimen organizado y posesión de armas de uso exclusivo del Ejército.
“Me ponen un trapo en la cara, me comenzaron a vaciar agua en la cara y me estaba ahogando. Di que eres secuestrador, no te hagas pendejo, tu jefa era Florence Cassez, tú trabajabas con Israel Vallarta, secuestrador”, recuerda las palabras de los hombres vestidos de civil que lo detuvieron sin orden de aprehensión.
Pero revivir los ahogamientos, golpes, fractura de nariz, lesión en la espalda y el momento en que las agresiones lo hicieron defecar y después ser obligado a recoger el excremento con los ojos vendados, aún le cuesta lágrimas, intenta reprimirlas, pero aún no lo logra.
Por eso, Alejandro Vallarta atesora los Protocolos de Estambul con dictamen positivo que les realizó la Procuraduría General de la República a él, a su hermano Juan Carlos y su tío René.
En el dictamen del 30 de octubre de 2009, del cual MILENIO tiene copia, el perito en psicología Luis Alberto Soto Jacinto concluye que Alejandro Cortéz Vallarta “sí cubre los criterios necesarios para diagnosticar algún trastorno o alteración psicológica establecidos en el Protocolo de Estambul que se puede relacionar con un evento de tortura”.
Para Alejandro el nombre de Genaro García Luna, detenido en Estados Unidos acusado de corrupción y abuso de poder, pesa: “Sí dejó una marca muy terrible, él (García Luna) y su gente que se prestó hacer a ese montaje. Marcó mi vida, mi familia, que hoy seamos señalados como secuestradores a pesar de que ya hay una exoneración. Estoy en tratamiento psicológico, en tratamiento psiquiátrico por estrés postraumático”.
Alejandro, que hoy aún intenta reconstruir su vida fuera de la cárcel, hasta la fecha tiene problemas en la espalda por los golpes y problemas respiratorios por la fractura mal atendida de la nariz.
Después de casi siete años de prisión, acusados de pertenecer a la banda de secuestradores Los Zodiaco, los hermanos Juan Carlos y Alejandro Cortéz Vallarta obtuvieron su libertad, una vez que el primer tribunal unitario del vigésimo cuarto circuito resolviera en su favor por no tener los elementos suficientes.
“Me hubiera gustado que el juez dijese: son inocentes, pero dice que por falta de elementos nos exonera, no tomó en cuenta violaciones al debido proceso ni tomó en cuenta el Protocolo de Estambul que salió positivo por tortura. No soy secuestrador, no soy culpable de esos delitos. Cuando supuestamente hubo el secuestro de la persona que me señala en la Ciudad de México, yo no estaba, yo estaba trabajando en Akumal, en Quintana Roo”.
Después de 14 años, Israel Vallarta, tío de Alejandro, aún sigue detenido sin una sentencia, pero la familia espera que el caso salga del olvido con esta administración.
“Espero que se haga justicia y que se termine la tortura en México”, concluye Alejandro.
RLO