Cada 12 horas con 35 minutos, para ser exactos, en Guanajuato se detecta una nueva toma clandestina de gasolina. Con ese dato en la cabeza, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional supervisan los 832 kilómetros ductos de Pemex que atraviesan por la entidad. Tan sólo durante el primer trimestre de este año, la localización de tomas ilegales aumentó un 93 por ciento, según datos del Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal.
Las últimas cuatro tomas se detectaron apenas entre el 18 y el 24 de julio pasados. Una en el poblado de Refugio de Rivas, Pénjamo. Otra en La Luz de Orozco, Cortazar, donde también se localizó una cisterna con 18 mil litros de combustible. Y otras dos en la comunidad de Cárdenas, Salamanca. Estos tres municipios, sin embargo, no son los peores.
El teniente Abisay Muñiz Flores, de la 16va Zona Militar, ubicada en la comunidad Sarabia en Villagrán, dijo a MILENIO que los municipios con más descubrimientos de tomas clandestinas son Irapuato con 47 tomas, Apaseo el Alto con 28 y Silao con 26. “Todos de enero a marzo”, remarcó mientras mostró algunas de las herramientas que utilizan los llamados huachicoleros para perforar los ductos. Sobresalen las que fueron elaboradas de forma artesanal.
“Lo primero que hacen es soldar un cople y para eso usan el tapping machine, una herramienta que ellos crearon con tubos de metal para perforar los ductos”, explicó el teniente Muñiz y enseña una suerte de pinzas gigantes de presión. “Una vez que soldan el cople, lo encastran con el tapping machine. Luego agujeran el ducto, cierran la llave de paso, quitan el tapping machine, ponen la manguera y prácticamente está lista la toma”, dice. En promedio, los huachicoleros tardan 15 minutos en cargar una pipa, pues la presión con la que sale el combustible ilegal es alta.
Las tomas clandestinas se detectan con el sistema del flujo de cada ducto. “En Pemex verifican la presión y, si identifican un bajo nivel, notifican a la Defensa Nacional y acudimos al lugar”, comentó el teniente Muñiz, cuya zona militar, asegura, cuenta con personal calificado para la localización de tomas ilegales.
“Normalmente, para que esconderse de nosotros, los criminales perforan ductos que pasan por tierras de cultivo y por áreas despobladas; lo hacen en las noches”, dice el teniente camino a un ducto que nos mostrará. “Cuando los huachicoleros perforan, para que no se note el resplandor de la soldadura, se cubren con una lona”.
Abrir una toma es muy riesgoso. Un error en el proceso puede crear una explosión en el lugar. “Hay veces que no soldan bien el cople que conduce al ducto y es cuando se fuga el hidrocarburo. Si alguien está fumando, se incendia todo el lugar”, dice el teniente cuando llegamos al ducto, ubicado en los límites de Guanajuato y Michoacán, ducto que ha sido perforado varias veces por los huachicoleros.
“Este lugar se presta para el robo de combustible porque el ducto está expuesto y porque está la autopista”, explica otro militar. “Acá no hay gente. Hay árboles que cubren a las pipas. Cargan y se van para el lado de Celaya”. También dice que cada 20 kilómetros hay una válvula y que es ahí donde los huachicoleros atacan más.
–¿Cómo clausuran un ducto afectado?
"Mantenimiento de Pemex sella las tomas clandestinas. Quitan la válvula, le ponen el capuchón, le echan resina por dentro y con eso se sellan".
Si bien la localización de tomas ilegales ha aumentado, el huachicoleo no cesa en la zona de influencia de El Marro, líder un grupo criminal que azota Guanajuato. Prueba de que no cesa es que durante el primer semestre del año, las autoridades han recuperado 700 mil litros de combustible robados, principalmente en la región Laja-Bajío. Los últimos 20 mil litros recuperados fueron encontrados en un camión en la comunidad Rincón de Centeno, Juventino Rosas.
“No es que esté creciendo el grupo criminal”, dice una fuente del sistema estatal de seguridad pública. “Es que el robo de hidrocarburos no paró. No hubo detenciones por parte de la federación. Cuando despertaron, seguían ahí”.
DMZ