La historia de Raúl Servín es una de las tantas que desafortunadamente se han hecho tan frecuentes en Jalisco y más en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Su hijo, Raúl Servín Galván tenía 18 años cuado fue visto por última vez en el fraccionamiento Los Cántaros, en el municipio de Tlajomulco.
Desde entonces, Raúl dedica sus días y noches en la búsqueda de su hijo. Se unió al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, con quienes va hasta las zonas más inseguras y marginadas con tal de encontrar a Raúl.
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"Vamos a los cerros, vamos a las casas abandonadas que es todo Tlajomulco, a la zona centro de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan en todos los municipios vamos a hacer búsqueda tanto para mi hijo como para las personas que tienen familiares desaparecidos. Si lo tuviera aquí en frente le diría cuánto lo amo y cuánto lo he extrañado y me dedicaría a cuidarlo al 100 por ciento", relata con tristeza este padre buscador.
El domingo pasado, Raúl en compañía de su colectivo encontraron una fosa clandestina en el fraccionamiento Chulavista, donde hasta el momento se han encontrado cuatro osamentas.
Una búsqueda que le cobra factura
Raúl no sólo ha perdido a su hijo, estos 6 años de búsqueda incansable, también ha perdido empleos e incluso otras relaciones con seres queridos o parejas. Sin embargo, no pierde la esperanza de encontrar a su hijo y lo reconforta poder ayudar a otras personas que sufren lo mismo que él, a reencontrar a sus seres queridos.
En seis años realizando jornadas de búsqueda ha encontrado fosas clandestinas, ahí ha visto cuerpos segmentados, huesos calcinados y todo tipo de marcas de violencia en los cadáveres.
"He pedido trabajos porque a raíz de que me desespero de estar encerrado ocho horas de trabajo y no poder salir a búsquedas, he perdido trabajos, he perdido pareja. Me da un dolor impresionante y una tristeza pensar que a lo mejor le pudieron haber hecho eso a mi hijo pero a la vez me da satisfacción porque Dios me puso en este lugar, para ayudarle a las demás personas a que sus hijos regresen a su hogar", cuenta don Raúl.
Raúl era amante de la música y dibujar, trabajaba como mesero en compañía de su padre. Era un joven con ganas de superarse..
Dolor e impotencia es lo que siente Raúl padre, cada día que pasa sin saber dónde está su hijo, pero recordar su sonrisa le basta para no desistir en su búsqueda.
"Siempre era persona sonriente en todos los aspectos, estuviera felíz, estuviera enojado era una persona sonriente a la hora que fuera", recuerda el padre.
Este jueves continuaron las labores en la fosa clandestina encontrada, desde el otro lado del acordonamiento, Raúl observa el trabajo de las autoridades para que realicen una prospección adecuada. Su búsqueda no se detendrá hasta encontrar a su hijo.
OV