Si usted transita actualmente por el cruce de las avenidas Insurgentes y Yucatán, en la Ciudad de México, puede encontrarse con negocios que van desde una farmacia, puestos de venta de flores, una gasolinera y algunos establecimientos de comida. En este mismo punto, hace más de 70 años, ocurrió un violento suceso que haría tristemente célebre a un criminal apodado como El Pelón Sobera.
Durante una entrevista con el reconocido criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón, Sobera se describió a sí mismo como un hombre con "un carácter medio raro". Los dos asesinatos que se le pudieron atribuir dieron pistas a las autoridades sobre los padecimientos mentales que le habían sido diagnosticados años antes. ¿Cuál es la historia de este sujeto? En MILENIO te contamos.
De España a Tabasco y la CdMx: la familia de Higinio Sobera
José Bernardino Sobera García nació en 1884 en la localidad de Lanestosa, perteneciente a la comunidad autónoma del País Vasco, en España. Era hijo de Higinio Sobera Carriazu y María García Casa.
Informes oficiales del Ayuntamiento de Lanestosa refieren que José Bernardino Sobera emigró durante su adolescencia a México, en donde desarrolló —en circunstancias poco claras— lucrativos negocios en rubros como la ganadería, los licores y las minas de cobre.
Aunque en las siguientes décadas realizó varios viajes a su comunidad natal, nunca regresó de manera definitiva. En 1934 ordenó que se construyera una casa en Lanestosa, la cual fue ocupada por sus padres y legada a sus hermanos tras su muerte (1947).
José Bernardino se estableció en el estado de Tabasco, en donde contrajo matrimonio con Zoila de la Flor Casanova, identificada como hermana de Noé de la Flor Casanova, gobernador de aquella entidad entre 1943 y 1946. De esta unión nacieron tres hijos: Hignio, Luis y José.
¿Con qué enfermedad fue diagnosticado Higinio Sobera de la Rosa?
De los primeros años de vida de Hignio Sobera de la Rosa existen pocos detalles, pero se sabe que residió con su familia en Tabasco hasta aproximadamente los ocho años de edad.
Con 20 años de edad, su médico particular ordenó que este hombre fuera internado en el Sanatorio Floresta, institución dirigida por el presidente de la Liga Mexicana de Higiene Mental, Alfonso Millán, en el centro de Tlalpan, según los reportes de Alfonso Quiroz Cuarón vertidos en el libro El criminólogo, del periodista José Ramón Garmabella.
Su familia notó, a lo largo de varios años, que el muchacho solía reírse solo sin motivo aparente y realizaba movimientos extraños con las manos. Esto, sumado a su falta de amistades, orilló a su familia a pedir ayuda a especialistas.
Dos años más tarde, en 1950, el doctor Alfonso León de Garay emitió un diagnóstico que coincidiría con el de los serivicios médicos y periciales años después: Higinio Sobera era esquizofrénico.
Los crímenes de Higinio Sobera de la Rosa
La trayectoria de Higinio Sobera como homicida, o al menos la que se pudo acreditar, duró apenas 48 horas, tiempo suficiente para que perpetrara dos asesinatos, ambos en la vía pública, que conmocionaron a la Ciudad de México.
El primero ocurrió alrededor del mediodía del 11 de mayo de 1952. Ese domingo, Sobera viajaba a bordo de su automóvil sobre la avenida Insurgentes, a la altura de lo que hoy es la colonia Roma Norte, cuando otro automóvil intentó rebasarlo.
Aquella unidad era conducida por Armando Lepe Ruiz, militar retirado, ex integrante del servicio secreto y tío de Ana Bertha Lepe Jiménez, quien posteriormente se convertiría en Miss México y se consolidaría como una notable actriz del cine de oro nacional.
El ex capitán del Ejército iba acompañado de su esposa, María Guadalupe Manzano López. Al circular sobre la avenida, tocó el claxon para pedirle a Hignio Sobera que se hiciera a un lado y se dejara rebasar. La reacción del joven fue disminuir su velocidad, por lo que Lepe Ruiz tuvo que pasarlo por la derecha.
"¡Le estoy pidiendo el paso, idiota!", gritó el ex militar al pasar junto al vehículo de Sobera, sin saber que segundos después sería asesinado. La reconstrucción de los hechos incluida en el libro de Garmabella señala que ambos automóviles tuvieron que detenerse en la esquina con avenida Yucatán. Ahí, sin mediar palabra, Higinio Sobera sacó un arma y le disparó en varias ocasiones; pese a su inmediato traslado a un hospital, Lepe murió ese mismo día.
El muchacho escapó a bordo de su automóvil y, debido a que se pasó un semáforo en rojo calles más adelante, un agente policiaco anotó su matrícula. Con este dato, las autoridades encontraron los registros de su licencia de conducir, vieron su foto y supieron que tenía 24 años de edad.
Durante sus primeras comparecencias ante las autoridades, Sobera dejó entrever que tenía a su disposición por lo menos dos armas de fuego, pues la que usó para asesinar a Lepe Ruiz fue distinta que la que accionó contra su segunda víctima: Hortensia López Gómez.
El 12 de mayo, Hortensia salió de su trabajo y se reunió con una amiga en el Café Viena de Paseo de la Reforma. Ya en la noche, mientras esperaba el camión que la llevaría para encontrarse con su novio, Higinio Sobera se acercó a ella.
Durante varios minutos, el sujeto la hostigó y acosó, esperando que Hortensia aceptara tomarse un trago con él. Al ver un taxi, la joven le hizo la parada y se subió, pero Higinio también entró al vehículo.
Higinio le indicó al conductor (de nombre Esteban Hernández) que avanzara y, ante la resistencia que opuso la joven, le disparó en repetidas ocasiones. Hernández pensó que si se pasaba una señal de alto podría llamar la atención de las autoridades. Tuvo razón, pero cuando un agente de tránsito se acercó al vehículo, Sobera se abalanzó sobre el cadáver de Hortensia para ocultar las heridas y le ofreció dinero al uniformado para que los dejara ir.
Al llegar a la carretera Toluca-México, Higinio le ordenó al chofer que se bajara del automóvil y condujo hasta un hotel en el poblado de Palo Alto. Ahí, según los reportes de Quiroz Cuarón, sostuvo relaciones sexuales con el cadáver de su víctima, el cual abandonó poco después en Cuajimalpa.
El Pelón Sobera después de su captura
A Higinio Sobera lo captuaron el 14 de mayo de 1952 en una habitación del Hotel Montejo, en donde lo conocían como El Tabasqueño. Un par de días más tarde le fue dictado el auto de formal prisión y fue trasladado al Palacio de Lecumberri.
Ya preso, se jactó ante algunos reporteros de haber cometido hasta 14 crímenes, seún informes disponibles en la Hemeroteca Nacional; pese a ello, el dato nunca se pudo corroborar.
Entre los agentes policiacos surgió la duda de si estaba relacionado con un crimen ocurrido en Coyoacán, en el que un joven fue asesinado a tiros por otro hombre que disparó desde un auto. Según los testimonios en poder de las autoridades, el vehículo implicado tenía características similares al que usaba El Pelón, pero todo quedó en una simple hipótesis.
Los reportes periodísticos señalan que El Pelón Sobera fue sentenciado a 30 años de cárcel; tras el cierre de la prisión de Lecumberri en 1976, fue trasladado a una institución psiquiátrica. El criminólogo Quiroz Cuarón señaló que, aunque su aspecto mejoró visiblemente, las secuelas de su padecimiento eran innegables.
"Es un hombre en estado completamente catatónico", se lee en las observaciones de Quiroz recuperadas por Garmabella. Aunque se desconocen detalles sobre los últimos días de vida de Sobera, se presume que fue enviado al domicilio de un pariente cercano, en donde recibía atención médica constante.
BM.