El sonar de la tarima se conjuga con las jaranas, cada paso marca un ritmo que resuena, así es como comienza la clase de Son Jarocho, que poco a poco se abre camino en Toluca, como una muestra de las raíces diversas, de las tradiciones, que no solo en septiembre, se tienen en todo el país.
A través de estas clases, se busca difundir y promover la tradición que no solo consiste en el baile o la música, sino que es un puente, para crear comunidad, pues el Son Jarocho tiene esa principal enseñanza.
Para Irene Galindo, bailarina de danza folclórica con más 20 años en la docencia, en el Fandango se pone el corazón, pues el vibrar de la tarima se siente en todo el cuerpo, haciendo que poco a poco se mueva, primero un pie, después el otro y el Son Jarocho te abraza y te hace bailar y sobre todo hacer comunidad.
Irene es quien imparte esta clase, que es el resumen de su trayectoria, pues por mucho tiempo estuvo en Veracruz, aprendiendo el Son Jarocho de manera tradicional.
Con apenas unas horas de clase, este espacio en Santa Ana Tlapaltitlán, busca consolidarse como un centro de enseñanza, en el que además de la danza o el baile, se pueda compartir un poco más de la tradición del zapateado.
“La idea es también empezar a crear un espacio en el que también puedan venir otros maestros, de otros estados, sobre todo de la región del sur de Veracruz y que podamos generar una comunidad sonera informada”.
¿Qué es el Son Jarocho?
El Son Jarocho es una tradición antigua, que tiene más de 200 años y es una conjunción de tres raíces.
“La conjunción de los españoles, que justamente llegaron por Veracruz y es aquí donde se conjugan las raíces indígena, española y negra, dando como resultado el Fandango Jarocho”.
“Más allá de la música, que es muy representativa de esa región del sur de Veracruz, de la instrumentación que se ha ido adaptando con el paso de los años, lo importante del Son Jarocho o lo que creo yo que tenemos que rescatar es la parte de la comunidad”.
La maestra Irene Galindo señala que el Fandango, no se puede realizar de manera individual, sino que es una práctica colectiva, es una tradición que une a las comunidades, que permite conocer a los demás, juntar a las familias, lo que a su vez da paso a cierta organización en otros sentidos.
“Lo importante es poder aprender de los Pueblos Originarios la organización, tanto en el marco de la Independencia, como en la vida misma, defender nuestros derechos, nuestra Patria, lo que verdaderamente representa nuestra Patria, defender nuestros espacios y lo que nos toca”.
El objetivo, además de poder encontrar mayor información sobre el Son Jarocho y practicarlo, es que a través de estas clases se cree una comunidad, generando vínculos.
“Un Fandango es una fiesta, también se llama Huapango en la región; en este tipo de fiesta se pone una tarima de madera en medio, hay músicos alrededor tocando y versando. No solo se da en el sur de Veracruz, también se da en otras partes de México, como en Tierra Caliente, en Guerrero, es decir, se da en muchos contextos; pero prácticamente es una convivencia”.
Esta clase, señaló, está abierta a niños y niñas desde los 6 años, así como para personas adultas, sin importar la edad, pues el objetivo es poder dar a conocer un poco más sobre esta práctica.
“El Fandango Jarocho en el sur de Veracruz sigue vivo, cualquier fiesta e incluso una muerte es el pretexto para tocar, para cantar, en Veracruz el canto y la música son muy importantes, porque por ahí se dice lo que se siente”.
Horarios de clases
Esta clase se imparte todos los sábados, en la delegación de Santa Ana Tlapaltitlán, en Toluca, en la calle Juárez, número 20, entre 2 de abril y Villada, en un horario de 10:00 a 12:00 horas.
“Un Fandango es juntarnos, hacer una fiesta, compartir nuestro arte, compartir la manera en la que cantamos, en la que bailamos, compartirnos a nosotros mismos y creo que es importante rescatarlo porque eso nos hace humanos”, concluyó Irene.