A siete meses de asedio policiaco y militar, del surgimiento de un movimiento de autodefensa en la cabecera municipal de San Miguel Tololapan, así como de la incursión de un comando de La Familia Michoacana, La Gavia, cuna y centro de operaciones de Raybel Jacobo de Almonte, El Tequilero, se ha convertido en un pueblo fantasma.
TE RECOMENDAMOS: Enfrentamos expresiones de crueldad extrema: titular de la AIC
Durante un recorrido que reporteros realizaron en dicha localidad, se pudo constatar que en las calles solo hay animales domésticos abandonados. Vacas, cerdos, caballos, chivos y perros deambulan de un lado hacia el otro en busca de comida.
La mayoría de las viviendas se encuentran cerradas, lo mismo sucede con la Iglesia y la única escuela primaria del lugar.
La casa materna de Raybel Jacobo de Almonte está a pocos metros de la primaria, apenas resguardada por una reja de metal cubierta solo con anticorrosivo; un cable amarrado une las dos estructuras de metal y hace la función del seguro que retiene en el patio a por lo menos 14 chivos.
El techo de lámina galvanizada apenas sobresale entre la abundante vegetación, no hay personas en su interior, lo que se repite en el resto de las casas que integran la localidad.
Hasta la mañana del 29 de junio, La Gavia tenía aproximadamente 300 pobladores, de ellos, por lo menos 150 eran familiares directos de El Tequilero. Las autoridades presumen que la mayoría de ellos participaron en la emboscada que sufrieron elementos de la Agencia de Investigación Criminal cuando ingresaron a dicho lugar con la intención de detener al jefe de la banda.
Los mandos de la AIC, tenían la información de que El Tequilero pasaba el día en la sierra, pero por la noche bajaba a dormir en el pueblo, confiado en el resguardo de la mayoría de los pobladores.
Ese día, la confrontación dejó un saldo de cuatro agentes de la Procuraduría General de la República muertos, once heridos y tres sicarios detenidos, los cuales fueron protegidos por al menos 60 pobladores.
Hay por lo menos 150 habitantes de la localidad que aseguran estar completamente al margen de las actividades de la banda de El Tequilero. La mayoría de ellos huyeron hacia la cabecera municipal, en donde los integrantes del Movimiento por la Paz aseguran que les han dado refugio de manera provisional.
Hace una semana se manejó la versión de que en La Gavia quedaba solo una familia y el dato cobró fuerza cuando el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero, Ramón Navarrete Magdaleno confirmó que había coadyuvado con la gestión de resguardo policiaco para los desplazados.
Este lunes, periodistas de Chilpancingo confirmaron que en La Gavia solo quedan las casas vacías y los animales abandonados y aunque ya es temporada de lluvias, las tierras de labor todavía no son sembradas.
El asedio
El 12 de diciembre de 2016 en la cabecera municipal de San Miguel Totolapan surgió un movimiento de autodefensa que tuvo como bandera principal la petición de que Los Tequileros fueran desmantelados. Desde entonces, militares y policías del estado iniciaron un operativo en la zona con la intención de cumplir dicho planteamiento, aunque aún no hay éxito.
La madrugada del 8 de mayo, una célula de la Familia Michoacana irrumpió en La Gavia con la intención de liquidar a Raybel Jacobo de Almonte, pero la mayoría de los atacantes murieron, luego de que Los Tequileros repelieran el ataque.
Cuatro días después, cientos de policías estatales y militares ocuparon la cabecera municipal, pese a la resistencia de los integrantes de la autodefensa denominada Movimiento por la Paz.
La respuesta se manifestó a través del bloqueo a las carreteras de la Tierra Caliente y parte de la región Norte, lo que se atribuyó a la Familia Michoacna.
De acuerdo con el gobernador Héctor Astudillo hay por lo menos 600 agentes de seguridad, entre militares y policías, que permanecen desplegados en la sierra de San Miguel Totolapan con la intención de ubicar y desmantelar a Los Tequileros.
La mañana del 19 de junio elementos de la AIC ingresaron a La Gavia con la intención de detener al líder de la banda, pero la emboscada preparada por varios de los pobladores les impidió cumplir su cometido.
Aunque Los Tequileros sacaron la mejor parte del encontronazo, a partir de ese día comenzó el éxodo de por lo menos la mitad de los habitantes hacia la cabecera municipal; los demás se remontaron a la sierra para evitar el alcance de las autoridades.
En su comparecencia ante el Congreso, el titular de la Fiscalía General del Estado, Xavier Olea, se refirió al diputado local con licencia, Saúl Beltrán Orozco, como “El tequilero número uno” y señaló que está implicado en varias investigaciones.
VJCM