En el Distrito Federal, varias mujeres de la tercera edad fueron asesinadas en sus casas a finales de los años 90 y principios de 2006; crímenes que se convirtieron en un reto para el gobierno, la fiscalía y la policía para acabar con tales actos tan atroces, además del miedo que en aquella época se generó en los habitantes, quienes temían que su madre, abuela, hermana adulta mayor fuera atacada y encontrada sin vida dentro de su hogar.
Por estos hechos, una mujer fue detenida; su nombre es Juana Barraza Samperio, quien fue sentenciada en 2008 a 759 años de cárcel por ser penalmente responsable del delito de homicidio contra 16 mujeres de la tercera edad, así como de 12 robos a casa habitación ya que se dijo que las víctimas también despojadas de sus pertenencias y objetos de valor. Su historia llegó a Netflix, que hoy estrenó el documental La Dama del Silencio: El caso de La Mataviejitas, que da cuenta cómo fue capturada la asesina serial más buscada en el D.F. en esos años.
El primer golpe de la policía
El documental muestra que las pesquisas apuntaban a que, según testigos, la persona responsable de tales crímenes era una mujer, o al menos alguien con características propias de una persona del sexo femenino, aunque con algunas cualidades en específico: cuerpo alto, cabello corto, manos grandes y de apariencia musculosa que vestía ropa de enfermera.
Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del Distrito Federal, el entonces procurador Bernardo Bátiz; Renato Sales, ex subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales y Gabriel Regino, ex subsecretario de Seguridad Pública, desplegaron a elementos y agentes para detener a la persona responsable, quien para ese entonces fue apodada La Mataviejitas, aunque no sea sabía aún quién era.
De hecho se llegó a creer que se trataba de un travesti, por lo que los policías levantaron a trabajadoras sexuales en Calzada de Tlalpan, es decir, las subieron contra su voluntad a la patrulla
al creer que por su apariencia física entre ellas podría estar La Mataviejitas.
Un retrato hablado y una huella
La prensa publicó un retrato de la mujer que se creía era la asesina. Un día, policías preventivos que habían comprado un periódico se percataron que afuera de un banco en la delegación Coyoacán (ahora alcaldía) había una mujer con las características físicas del retrato hablado.
La mujer se llamaba Matilde, a quien dejaron en libertad horas después al no encontrarla penalmente responsable de ninguno de los asesinatos, pues no fue reconocida como la enfermera que había matado a alguna señora de la tercera edad.
Posteriormente la hija de una mujer que fue asesinada regresó al lugar donde mataron a su madre y ahí, junto con la policía, informó que encontró un vaso, lo tomó y en éste se halló una huella de una mujer que presumiblemente era la asesina.
La huella era de Araceli Vázquez García, quien según Renato Sales, la mujer fue plenamente identificada por cuatro personas de la tercera edad que fueron engañadas con la promesa de credenciales de apoyo económico. Pese a que ella dijo que sólo les robó y que no mató a ninguna abuelita, Araceli, según se muestra en el documental, continúa en prisión.
Operativo Serpentín
Renato Sales recuerda que un denominador común era que la persona mataba siempre cerca de parques o jardines, por lo que pidió al subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino que si podían incrementar la presencia de la policía en dichos lugares, pero después se concluyó que la mujer se movía en vialidades principales para escapar.
Fue entonces que la policía implementó un operativo en calles del Distrito Federal con otro retrato hablado de la asesina, ello con el objetivo de que la población pudiera identificarla y alertar a las autoridades.
Jesús Briones, mando en ese entonces de la Secretaría de Seguridad Pública, recuerda que los policías salían a patrullar con la consigna de ubicar a la asesina, de manera que implementaron el Operativo Serpentín en la colonia Moctezuma Primera Sección, delegación Venustiano Carranza.
"¿En qué consistía el Operativo Serpentín? En que la patrulla iba velocidad de patrullaje con la sirena, de norte a sur y de sur a norte iba recorriendo todas las calles de esa colonia", explicó el jefe Briones.
'¡Detengan a esa mujer!'
El 25 de enero de 2006, los policías José Ismael Alvarado y Marco Antonio Cacique, quienes iban a bordo de patrulla VCA3 2050, realizaban labores de vigilancia en la colonia Moctezuma Primera Sección, cuando fueron alertados por un joven que pedía ayuda para detener a una mujer a quien venía siguiendo.
Aquel joven era Joel López, inquilino de una señora de la tercera edad llamada Ana María de los Reyes, con quien convivía mucho y tenían una gran amistad, pero ese día, al regresar al predio donde vivía encontró a la señora muerta en la sala.
En ese mismo instante escuchó un ruido y vio a una mujer vestida de rojo: era Juana Barraza Samperio. "Ese pequeño instante fue de mirarnos a los ojos, nunca hubo un diálogo con ella, esta mujer se da la media vuelta, sale muy tranquilamente por la salita, yo me acuerdo que fui lentamente como siguiéndola, salgo y en ese momento mi impulso fue gritar '¡Detengan a esa mujer!'", relata Joel, el inquilino de la señora.
Fue entones que cuando los policías circulaban en la patrulla sobre la calle Zaragoza, y al dar la vuelta en la calle José Jasso, un muchacho (Joel) se les acercó corriendo pidiendo ayuda para agarrar a la asesina de Ana María.
"Yo me doy cuenta que la persona (Juana Barraza) voltea y empieza a correr más fuerte, yo le acelero y le digo a mi compañero, sabes qué, bájate y pásate del otro lado porque si se nos mete al Metro ya no la vamos a agarrar", contó el oficial José Ismael Alvarado.
En ese momento su compañero Marco Antonio Cacique, alcanzó a tomarla del brazo, ella lo volteó a ver y le preguntó por qué la había detenido e intentó golpearlo, pero eso no evitó que la subieran a la patrulla.
Un sándwich en la patrulla
La búsqueda de varios años había acabado y aquella asesina, quien ofrecía servicios de lavado y planchado a señoras indefensas para luego asaltarlas y matarlas, había sido detenida. "Sale corriendo de la casa, más adelante la señora va corriendo, mi compañero y yo la agarramos del brazo cada uno y la metimos a la patrulla", contó uno de los oficiales el día que la asesina serial había caído.
La responsable de tantos asesinatos por fin tenía nombre y rostro: Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas, quien actualmente permanece en el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, pero hasta este momento, se encuentra en el Hospital General Xoco, para ser revisada al sufrir fractura de fémur tras una caída ocurrida el 23 de julio pasado.
La actitud de la mujer llamó la atención de aquellos policías, quienes recuerdan que pese a saber por qué había sido detenida y haber matado a una señora, lucía tranquila que incluso se tomó el tiempo para sacar un sándwich y comer dentro de la unidad momentos antes de ser presentada ante las autoridades ministeriales, sin saber que sería sentenciada a más de 700 años.
"Me pareció muy sorprendente de ver a una persona tan tranquila, de ver a una persona que no se le veía malicia en su cara", recuerda el jefe Briones.
"Se sentó en la patrulla y sacó un sándwich y empezó a comer, de hecho sacó una Santa Muerte", relató el policía José Ismael Alvarado.
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