Los hermanos Leobardo y Martín García Corrales presumen haber sido “amigos de mucho tiempo” de Joaquín El Chapo Guzmán. A tal grado de haberlo ocultado en uno de sus ranchos tras su primer escape de prisión en 2001, cuando escapó del Penal de Puente Grande, Jalisco, en un camión de basura y con ayuda de las propias autoridades del centro de reclusión.
Actualmente, están acusados junto a otras dos personas por operar el tráfico de fentanilo y de armas de fuego para el Cártel de Sinaloa, pero con los herederos del emporio, Los Chapitos, al frente.
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Junto a los hermanos García Corrales, se encuentran acusados Humberto Beltrán Cuen y Anastacio Soto Vega. Todos tienen cargos en su contra por conspiración para importar fentanilo y dos más por posesión de armas de fuego.
Las investigaciones apuntan a que, como operadores de una célula al servicio del Cártel Jalisco, negociaban la compra y venta de fentanilo en territorio mexicano. Por ejemplo, se descubrió que el 11 de agosto de 2022, Leobardo Leo negoció la venta de fentanilo en un rancho ubicado en Sinaloa. Ese día presumió que era una persona cercana a Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada. Aseguró que tenía a su disposición una tonelada de la droga y ofreció enviar este producto “a Nueva York por 15 mil dólares por kilo.”
Luego, en una reunión en un restaurante en la Ciudad de México, habría explicado que movería sus laboratorios de fentanilo a Oaxaca y explicó que tenía al menos un laboratorio en Guatemala.
El “más grande que haya sido asegurado” en ese país y que también pertenecía a El Chapo Guzmán. Incluso se le descubrió entregando personalmente un cargamento de fentanilo en un estacionamiento en California.
En agosto de 2022, su hermano Martín Tano se reunió en Mazatlán, Sinaloa, con Humberto Beltrán Cuen Don Chino, para discutir cómo vender varios kilos de fentanilo en Estados Unidos. Ahí fue que Martín presumió que él y su hermano habían dado refugio a su “amigo de tiempo atrás” Joaquín El Chapo Guzmán tras su escape del Penal de Puente Grande, Jalisco.
Después de eso tuvieron una serie de reuniones donde acordaron adquirir armas de fuego para proteger los negocios del cártel. Entonces, Anastacio Soto Vega Tachin entró en la jugada. Fue a Viena, Austria, para arreglar la compra de 500 rifles AR15 con lanzagranadas, 20 lanzagranadas individuales, 500 chalecos antibalas y 500 armas de fuego. Parte de esas armas fueron intercambiadas por 33 kilos de fentanilo en febrero de 2023, en Los Angeles, California.
Hoy, su caso criminal se encuentra dentro de un operativo global del gobierno estadunidense, encabezado por el Departamento de Justicia, para terminar con los negocios multimillonarios del Cártel de Sinaloa con el fentanilo.
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