Además de bajar de 10 a 1 por ciento la comisión por lavar dinero, la mafia china entrega el dinero blanqueado casi de inmediato, lo que generó que los cárteles sustituyeran a sus compatriotas mexicanos por los asiáticos, que son puntuales, metódicos, disciplinados y “honrados”. Tan solo en los últimos cinco años, la DEA detectó una decena de redes que constituyen una sofisticada “nueva amenaza” para el combate al crimen organizado.
A través de empresas fachadas en Estados Unidos y por medio de transacciones de dinero hacia bancos chinos, grupos criminales mexicanos, desde 2018, logran blanquear el dinero producto del narcotráfico. Esta práctica de los cárteles de la droga que pagan los servicios de un conjunto de lavadores de dinero chinos, les ha resultado conveniente y súper barata.
Como si fuera juguete de la plaza de la tecnología china de cualquier barrio en México, los delincuentes asiáticos de cuello blanco cobran tasas muy económicas que fluctúan entre el 1 y 2 por ciento del total del dinero que se está lavando. Una gran oferta difícil de rechazar.
Así lo dio a conocer en abril pasado Christopher Urben, ex jefe de las Operaciones Especiales de la DEA, en un informe que rindió y que pasó casi desapercibido en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, pero que revela cómo operan en México estas ligas: “Recibimos informes desde el terreno de que los cárteles de la droga estaban utilizando redes de crimen organizado chino para lavar su efectivo. Esto fue un cambio drástico en las operaciones comerciales”.
Tanto las autoridades mexicanas como estadounidenses dieron a conocer que durante los últimos cinco años se logró la captura y extradición de residentes asiáticos, los cuales, a través de empresas fachadas en el país y transacciones de dinero a bancos chinos, lograron blanquear el dinero generado por comercio de sustancias ilícitas. MILENIO encontró que en ese periodo se dieron al menos 10 procesos judiciales en Estados Unidos que refieren casos de lavado de dinero en condiciones muy convenientes para las finanzas criminales.
Se reveló que en la mayoría de los casos los lavadores eran empresarios reconocidos en sus ámbitos económicos, que incluso llegaron a dar trabajo a cientos de personas en sus empresas legales que establecieron en estados como Jalisco y Sinaloa, epicentro de los cárteles mexicanos.
Honorables empresarios… y lavadores
A Gan Xianbing lo definían como un hombre leal y generoso, que se distinguía por la fidelidad a su familia y amigos y, sobre todo, alguien con un espíritu emprendedor. Nacido en China, vivió en un pequeño pueblo de pescadores hasta que un día, a los 50 años, decidió emigrar. Para el 2011, a contracorriente de su tradición familiar, emprendió un viaje a México y al llegar se dio cuenta de que podría montar un gran negocio de exportación de mariscos desde Guadalajara, Jalisco.
Para la gente de la capital tapatía, Gan Xianbing era un hombre emprendedor, que había logrado llegar desde China para instalar fábricas de exportación de mariscos con gran éxito. Lo que pocos sabían, era que formaba parte de una red de lavado de dinero que beneficiaba al Cártel de Sinaloa. En ese mundo era conocido como “el viejo Gan”.
El cabecilla de la organización de lavado de dinero para la que trabajaba Gan Xianbing era un ciudadano de origen chino y contacto con los sinaloenses, llamado Haiping Pan. Según las autoridades, este hombre recibía grandes cantidades de dinero que lavaba a través de distintos negocios que posteriormente colocaba en el sistema bancario chino. Transacciones que más tarde regresaban como dinero limpio al cártel mexicano.
Operadores de la red china de lavado (Infografía: Moisés Butze)
Según las autoridades estadunidenses, Gan Xianbing, Seok Pheng Lim y Sui Yuet Kong fueron cómplices de Haiping Pan, y operaron este esquema que permitió lavar dinero a ciudadanos chinos radicados en México y Estados Unidos.
Durante años se ha llevado a cabo un duro proceso judicial en Estados Unidos que revela detalles de cómo operan estos cárteles chinos. Ante ello y a pesar de las pruebas en su contra, la defensa de los inculpados continúa asegurando que son ciudadanos ejemplares, acaso sólo víctimas de las circunstancias.
“El señor Xianbing quería ayudar a la gente del país y creó una oportunidad tan maravillosa para ambos países y para que ambos pueblos puedan ganar, vendiendo pescados y mariscos”, alegó su defensa.
Los testimonios de agentes encubiertos revelan, sin embargo, que Gan Xianbing operó en los niveles más altos de lavado de dinero internacional, para lo cual facilitaba y ejecutaba el movimiento de enormes cantidades de ganancias producto de la venta de drogas, a través del sistema financiero.
“La gravedad de los delitos del acusado no puede exagerarse. El acusado y sus asociados actuaron como el corazón, bombeando dinero a través del sistema. No importa que el demandado nunca haya distribuido personalmente narcóticos: la distribución de drogas y el lavado de dinero son dos caras de la misma moneda maligna”, dijo el juez Thomas M. Durkin.
En 2012 Gan Xianbing fue sentenciado a pasar 14 años en prisión. El 12 de enero de 2023 se dio a conocer un documento donde se indica que el acusado apeló su sentencia, la cual considera injusta.
Expediente de la Corte de Illinois contra Gan Xianbing. (Infografía Moisés Butze)
Los favoritos de los traficantes
El 23 de abril de este año miembros de muy alto perfil de varias agencias estadunidenses se reunieron en el Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes, donde revelaron información sobre la creciente participación del crimen organizado chino en el lavado de dinero para la delincuencia de este lado del Pacífico.
Christopher Urben reveló que en 2018 fue asignado a la División de Operaciones Especiales de la DEA, donde supervisó un equipo centrado en esta “nueva amenaza”: los lavadores chinos del dinero del narcotráfico. Según la información que la DEA recibe de agentes en terreno, los cárteles hacen cambios drásticos en sus operaciones de dinero al utilizar al crimen organizado chino.
A través de estos mismos informes fue como se percataron sobre la ganga que los lavadores de dinero chinos solían ofrecer: sólo entre el uno y el dos por ciento de la cantidad total del dinero lavado. Eso los hizo los favoritos de los traficantes, que eligieron esta tan rentable opción.
Urben explicó que por su experiencia “el esquema de lavado más predominante que había sido empleados por los cárteles, el Black-Market Peso Exchange [BMPE], era complejo y peligroso, lo que resulta en costos de transacción de entre siete y 10 por ciento y retrasos de una semana o más. Además, debido a la conexión de BMPE con los cárteles, el lavado implicaba un constante riesgo de violencia, robo o intervención policial”.
Pero con los chinos no resultó así pues estos son puntuales y entregan el dinero lavado casi de inmediato, lo que generó que los cárteles cambien a sus compatriotas mexicanos por los asiáticos, que son metódicos, disciplinados y honrados.
El ex agente de operaciones especiales de la DEA confirmó que el dinero es el alma de los cárteles mexicanos, y los métodos que usa el crimen chino los enriquece aún más. Además de que les permite traficar sustancias altamente peligrosas como el fentanilo.
También reveló que algunos de los lavadores chinos se han acogido a la figura de testigos cooperantes.
Mecanismo de lavado a la china
Según los testimonios de los ciudadanos chinos que fueron detenidos y enjuiciados, todos los días los corredores de dinero involucrados recogen ganancias cuyo origen es la venta de narcóticos, fentanilo, heroína, cocaína y metanfetamina, no solo en México sino también en Estados Unidos.
Luego, el corredor chino vende dólares estadunidenses a clientes chinos que quieren gastar dinero para adquirir bienes inmuebles, pagar la matrícula universitaria, apostar o realizar otras inversiones que requieren dinero de manera inmediata.
Estos clientes pagan la deuda en China del efectivo que recibieron en los Estados Unidos. Y entonces el esquema se acelera: ese dinero se utiliza para comprar bienes en el país asiatico que después son exportados a México o a América del Sur, donde son vendidos por otros corredores chinos. Así, las ganancias son entregadas a los narcotraficantes, pero ya limpias.
Los corredores chinos utilizan comunicación encriptada para lograr su cometido, principalmente a través de WeChat –el potente WhatsApp chino–, cuya red es resistente a la vigilancia por parte de las autoridades estadounidenses y que facilita la velocidad y la confianza en las redes de la sociedad pero también del crimen chino.
Casos como el de Xueyong Wu, de 40 años, lo ejemplifican: este hombre cultivó relaciones con organizaciones narcotraficantes para transportar y lavar sus ganancias provenientes de la venta de drogas en Estados Unidos. Gran parte de este dinero fue devuelto a México a través de una compleja serie de transacciones financieras internacionales. Xueyong Wurecibió un porcentaje del dinero involucrado en estas transacciones como compensación por organizar tales actividades de lavado.
¿La consecuencia al ser descubierto? Fue sentenciado a pasar cinco años en prisión y un pago de 4.2 millones de dólares.
Hay más casos como la red en la que participaron los ciudadanos Xizhi Li, Jianxing Chen, Jiayu Chen, Eric Yong Woo, Jingyuan Li y Tao Liu, quienes utilizaron casinos, empresas fachada, cuentas bancarias nacionales y extranjeras para lavar dinero a favor del Cártel de Sinaloa y otras organizaciones delictivas. El método guarda muchas semejanzas con el anterior descrito: conversión de dólares a moneda china, compra de productos en ese país, importaciones y venta de productos en Latinoamérica, cuya ganancia es entregada a las organizaciones criminales mexicanas.
Los vínculos entre cárteles chinos y mexicanos no para ahí. El pasado 14 de abril el Departamento de Justicia de Estados Unidos hizo pública una acusación contra Los Chapitos, es decir los hijos del encarcelado Joaquín Guzmán Loera.
Si bien la acusación se centra en el tráfico de fentanilo, también se revelaron detalles sobre el flujo del dinero del Cártel de Sinaloa. Aquí ciudadanos chinos operan en conjunto y a través de empresas químicas de aquel país que generan precursores de fentanilo; las ganancias millonarias producto de la venta del opioide sintético tienen que ser lavadas una y otra vez, con lo que se cierra un círculo ilegal que las autoridades de ambos países tratan de monitorear para saber cómo combatirlo.
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