De acuerdo con el Poder Judicial del Estado de México (PJEM), en poco más de un año aproximadamente mil adolescentes tuvieron un asunto penal por la comisión de una conducta antisocial; sin embargo, solo 132 fueron ilícitos de alto impacto, lo que amerita internamiento. Ricardo Sodi Cuellar, presidente del PJEM, reconoció la preocupación de que los menores sean utilizados por el crimen organizado, por lo que el trabajo de reinserción social debe ser más efectivo.
Los datos proporcionados por el Poder Judicial señalan que del 20 de marzo de 2020 al 3 de junio de 2021, 985 adolescentes cometieron un ilícito por el que enfrentan un proceso; no obstante, únicamente 132 fueron de alto impacto; en su mayoría secuestro, violación, homicidio y robo con violencia.
Según la información, 29 tuvieron una salida alternativa, de acuerdo con la infracción cometida y es que no todos los delitos ameritan internamiento.
En ese sentido, en el Centro de Internamiento para Adolescentes "Quinta del Bosque" hay 200 adolescentes, de los cuales, 180 son varones y 20 mujeres, que cometieron conductas antisociales de gravedad y que deben permanecer ahí hasta cinco años.
La Ley de Justicia para Adolescentes del Estado de México considera como conductas antisociales el homicidio doloso y culposo, secuestro, violación, lesiones, robo, rebelión, encubrimiento, delincuencia organizada, ataques a las vías de comunicación y transporte, deterioro de área natural protegida y privación de la libertad de infante.
Crimen organizado
Si bien no hay una cifra concreta de los adolescentes internos en la “Quinta de Bosque” que estén relacionados al crimen organizado, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Ricardo Sodi Cuellar, reconoció que es un problema real en la entidad y que sí hay menores cumpliendo un periodo de internamiento por este tipo de casos, pues las organizaciones criminales usar a menores de edad como “carne de cañón”.
Explicó que los adultos inmersos en este tipo de delincuencia conocen las leyes y saben que los menores solo pasan cinco años de internamiento, por lo que son utilizados para delitos de alto impacto e incluso como “halcones”.
Refirió que el tratamiento de estos menores es diferente y complicado, ya que suelen estar siempre a la defensiva y complican el trabajo de rehabilitación. "Es muy difícil trabajar con estas personas porque constantemente mienten, están a la defensiva y no tienen confianza".
Además, puntualizó que muchos de los que son atraídos por el crimen organizado provienen de comunidades marginadas y de escasos recursos, y que al caer en estas redes, corren diversos riesgos.
Un problema consecuente, dijo, es que si los adolescentes no reciben talleres efectivos de reinserción, al salir pueden reintegrarse a los grupos delictivos o seguir conductas antisociales por su cuenta.
"El tema de la adolescencia es que al cumplir la mayoría de edad ya no tienen esa cualidad atractiva para la delincuencia organizada, entonces se dedican a una actividad criminal permanente o se les da un camino de salida".
MMCF