Aunque en Tamaulipas se han cometido asesinatos masivos, el ocurrido el 22 de agosto del 2010 en San Fernando, cobra relevancia por el número de víctimas, 72 migrantes, y la saña con que sus victimarios, los Zetas, la cometieron.
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A 11 años de la masacre, el municipio de San Fernando, especialmente para los migrantes que desde países de Centroamérica buscan llegar a Estados Unidos, aún es sinónimo de muerte. En este municipio, no hay una persona que no conozca la historia ocurrida entre el 22 de agosto en una bodega en el ejido El Huizachal, sin embargo, aún prevalece el miedo para hablar de esos temas.
De acuerdo con el relato de Fredy Lala Pomadilla, joven ecuatoriano que logró burlar la muerte la noche de ese 22 de octubre, luego de secuestrarlos y ofrecerles trabajar con ellos y negarse, los delincuentes los trasladaron a un galerón donde los amarraron en grupos de cuatro por la espalda y los tiraron al piso, donde les dispararon.
Herido pero vivo, el joven huyó del lugar cuando escuchó que los pistoleros se fueron, junto a otro joven hondureño, Noé Martínez, sin embargo, se separaron en el camino y Fredy Lala caminó por horas hasta que encontró a unas personas que no quisieron ayudarlo.
Continuó caminando durante la madrugada, hasta que encontró a elementos de la Marina que lo apoyaron y a quienes les relató lo sucedido con el resto del grupo de 58 hombres y 14 mujeres, que fueron asesinados.
Apenas ocho meses después de esa tragedia, el 1 de abril del 2011, fueron encontrados los primeros cuerpos en fosas clandestinas en diferentes puntos de San Fernando, oficialmente se informó de 48 fosas con 196 personas.
Los 6 mil 91 kilómetros cuadrados son mayormente de brechas que conectan a otros municipios rurales de Tamaulipas, pero también con Nuevo León, lo que “facilita” a los grupos criminales el paso a sus actividades delictivas y huir de la policía.
En 2017, San Fernando volvió a ser noticia, luego del asesinato de Miriam Rodríguez, justo el día de las madres, cuando hombres armados tocaron a su puerta y le dispararon en 13 ocasiones, aún con vida fue llevada a recibir atención médica, pero su cuerpo no resistió.
Miriam Rodríguez, se convirtió en el estandarte de lucha de muchas familias en San Fernando, creo el colectivo “Desaparecidos de San Fernando”, e inició su propia lucha; en tan solo tres años y sin ayuda de las autoridades, logró capturar a 10 personas relacionadas con el secuestro y asesinato de su hija Karen Alejandra Salinas, el 22 de enero del 2012, por delincuentes ligados a los Zetas y aunque la familia pagó dos rescates, los delincuentes no liberaron a Karen.
La lucha de Miriam por encontrar justicia para su hija, quedó en un memorial en la plaza de San Fernando, donde también se recuerda su trágica muerte.
Apenas el año pasado, el 8 de julio, el adolescente Luciano Leal Garza, con apenas 14 años fue secuestrado, cuando acudió con engaños al parque lineal del fraccionamiento Las Fuentes, muy cerca del centro de San Fernando.
Al igual que lo hizo Miriam; Anabel y Luciano, padres de Lucianito, pagaron dos rescates, pero los captores tampoco regresaron al menor con su familia; el hecho conmocionó a los habitantes del municipio, quienes apoyaron en la búsqueda del menor, cuyo cuerpo fue descubierto en el mes de octubre, semienterrado en un predio de la colonia Villa del Mar, al oriente de la ciudad.
Los 72 migrantes masacrados en El Huizachal en 2010, así como las 196 personas localizadas en fosas clandestinas en 2011, Miriam Rodríguez, Lucianito Garza y muchas víctimas más en ese municipio, esperan justicia, pues en todos los casos, las investigaciones continúan abiertas.
De acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), del 2007 al mes de febrero del 2021, en Tamaulipas hay 11 mil 527 desaparecidas, de los cuales, mil 672 se trata de menores de 18 años.
dmr