Seis años después de que pobladores de la Tierra Caliente de Michoacán se levantaran en armas en contra del cártel de Los Caballeros Templarios (24 de febrero de 2013) para liberarse del yugo criminal que padecieron durante más de una década, las cosas están peor en el estado y en la región.
Los índices delictivos se han multiplicado entre 2013 y 2018 y están más elevados que nunca: los homicidios dolosos (pasaron de 475 a mil 60), las lesiones con arma de fuego (de 138 a 899), las amenazas (de 355 a 2 mil 645), los secuestros (de 194 a 511) y el narcomenudeo (de cero a 2 mil 240).
Hay enfrentamientos constantes y ha vuelto el terror: las ejecuciones se duplican, resurgieron las desapariciones y ahora los cárteles en disputa toman la vida de mujeres como trofeos de guerra: 144 fueron asesinadas en 2018.
Simultáneamente, delincuentes de antaño han vuelto. Las viudas producto de aquellos combates de las autodefensas contra los narcos viven atemorizadas ante la presencia en sus pueblos de quienes fueron verdugos de sus esposos o de sus parejas. Esas mujeres suplican no hablar más: están aterradas, se sienten expuestas.
Michoacán, Tierra Caliente, seis años después, luego de los civiles armados, de la intervención de las tropas federales, de la implantación de un comisionado federal (Alfredo Castillo) y hasta con un ex gobernador en la cárcel…
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Hipólito Mora es el fundador de las autodefensas de La Ruana, el primer lugar que se levantó en armas aquel Día de la Bandera, y que recientemente ha padecido constantes balaceras:
—Estamos como las cifras que tienen ustedes. Estamos peor que antes. Muchos homicidios, secuestros, robos, extorsiones. En casi todas las partes de Michoacán hay un grave problema de inseguridad. Desgraciadamente no todos se atreven a hablar…
José Juan Ibarra Ramírez es secretario del municipio de Buenavista, Michoacán:
—Estamos peor. Ahorita ya no puede uno tomar decisiones como antes, no podemos decir con certeza que vamos a ir a Apatzingán a las ocho de la noche, porque tenemos miedo, toda nuestra comunidad está atemorizada. Lo que es los alrededores no han cesado los enfrentamientos y hubo algunas bajas de policías. Esta zozobra del temor que se tiene sigue en apogeo. Ahorita, lo menos que se pueda salir de nuestra comunidad porque la noche es peligrosa, hasta aquí mismo.
La alcaldía está repleta de hombres armados que vigilan. No llevan uniformes. También hay decenas de policías con fusiles. Tensión que se mira en los rostros asustados de la gente.
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El crimen organizado ha vuelto a decidir quién gobierna, como en tiempos de Los templarios. Es el caso de Buenavista: asesinaron al alcalde electo de Morena, Eliseo Delgado Sánchez. Después, Elvia del Socorro Ortega, la síndica propuesta para sustituir al alcalde ejecutado, renunció por las amenazas criminales. Para que no quedaran dudas, en septiembre pasado lo notificó así, con un video casero a través de Facebook:
"Hago pública mi renuncia. Hago público que no me interesa la política. Hago público que me voy del país. Jamás vuelvo a participar en la vida política. No me interesa, no me gustó… Les muestro en estos momentos mi renuncia (mostró el documento). Era propuesta para la presidencia municipal. Renuncio, tampoco lo acepto. No me interesa ni siquiera estar en el municipio… Aquí está mi nombre, salgo a Tijuana. Aquí está mi clave de reservación (mostró su reserva)… La hora en que salgo de Morelia a Tijuana… Es todo."
Horas después, confirmó que huyó. Subió otro video desde la frontera: "Buenos días habitantes de Buenavista y del estado…Me encuentro en el centro de Tijuana, enfrente del Arco… Reiterando mi renuncia a los cargos públicos… Y comentándoles que jamás vuelvo a participar en la vida pública…"
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Pero, ¿exactamente qué está pasando aquí? Seis años después de que surgieron las autodefensas en Michoacán, la pesadilla ha vuelto: dos grupos criminales, de los más violentos en el país, se disputan la región para traficar y cocinar drogas. Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, lo explica así:
—Muy facilito: Los Viagras tienen su sede, digamos su base de operaciones, en el municipio de Buenavista, particularmente el líder de ellos que es de Pizándaro, cerquita de La Ruana. Es muy sencillito. Es un paso. En Tepeque (Tepalcatepec) tienen cabeza de playa los del cártel Jalisco y ellos quieren controlar el tránsito, la ruta. Los asociados, o los que traen la franquicia, muchos son de esas comunidades, con el cártel de Jalisco, su meta, su objetivo, es desarticular a la célula, por cierto bastante reducida, de Los Viagras y particularmente del líder. Ese es el asunto.
Ese grupo delictivo ha sido aliado de diferentes cárteles a lo largo de los años y se incrustó en algunas autodefensas. Concluye el gobernador:
—Hay segunda división de Los Viagras, se hicieron llamar así y sacaron un video: Los Blancos de Troya. Pero en general han traído una guerra el Jalisco con Los Viagras.
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En el sexto aniversario del levantamiento armado hubo misa en La Ruana. Se recordó a los muertos de aquellas batallas y oraron por los sobrevivientes. Y hubo desfile a pie y a caballo en Tepalcatepec, segundo lugar que tomó las armas, con los personajes de siempre, Juan José Farías Álvarez, El Abuelo (quien ya ha sido detenido, acusado de nexos con el CJNL y puesto en libertad). También José Manuel Mireles (igual, estuvo preso). Y Juana Reyes, la comandante Juanita de las antiguas autodefensas.
Pero no hay mucho que festejar: la disputa criminal ahora toma la vida de mujeres, como trofeos de guerra. Confirma José Juan Ibarra Ramírez, el secretario del municipio de Buenavista:
—Hace dos meses la violencia se extendió un poquito más por el lado de las mujeres, ya que hubo algunos enfrentamientos y perecieron algunas muchachas demasiado jóvenes. La relación de ellas tal vez era algún parentesco marital o algo así, algunas estaban casadas con ese tipo de personas y por ese motivo ellas perecieron.
Además de las 144 mujeres asesinadas el año pasado, este año ya hubo siete ejecutadas en enero. Las mujeres tienen pavor, pero los jóvenes ejecutados o desaparecidos siguen siendo el primer objetivo de los rivales: hay mil 269 desaparecidos en el estado (datos hasta abril de 2018, porque el gobierno federal anterior suspendió ahí las actualizaciones). Hay 282 en Tierra Caliente. De esos, 113 son jóvenes, 34 menores. Cuenta Hipólito Mora:
—Todavía el 2 de febrero pasado se llevaron a cinco muchachos de aquí de La Ruana, que no se metían para nada, ni con un cártel, ni con el otro. Su único pecado es que eran drogadictos. Incluido mi sobrino. Pero no eran halcones, no eran nada y se los llevaron, dizque porque los señores van a hacer “limpia”. ¿Quiénes son ellos para levantar a un drogadicto que no le está haciendo daño a nadie, llevárselo y desaparecerlo?
Y de pronto surge el diablo otra vez: hace tres días, el lunes en la madrugada, hubo una balacera en Apatzingán, la capital calentana. Una hora de terror para los ciudadanos. La fiscalía del estado informó que no encontró rastros de enfrentamiento, a pesar de que los pobladores reportaron y grabaron los disparos en redes sociales. Tenía razón la fiscalía: no fue una escaramuza, fue un comando del CJNG que con esa irrupción hacía sentir que ya le había ganado la plaza a Los Viagras.
EL PRIMER ALTO MANDO CAÍDO
Hace 11 días, durante un enfrentamiento con criminales en Pizándaro, murió un teniente coronel del Ejército, José Guadalupe Barrientos Ortiz. Es el primer alto mando caído en este sexenio.
El 22 de febrero se publicó esto en Twitter: “La Secretaría de la Defensa Nacional lamenta profundamente el sensible fallecimiento de nuestro compañero: Teniente Coronel de Infantería J. Guadalupe Barrientos Ortiz, en un enfrentamiento suscitado en Pizándaro, municipio de Buenavista Tomatlán, Michoacán. Nuestras más sentidas condolencias a nuestra familia.