Llegué a pensar que la muerte era lo mejor: víctima de violencia

Karla, vivió 4 años de maltrato físico, emocional y económico por parte de su pareja, hasta que decidió pedir ayuda, logrando, afortunadamente, no formar parte de las estadísticas de feminicidio.

Violencia contra la mujer.
Alexandra Amao
Monterrey /

‘Yo llegué a pensar que la muerte era lo mejor que me podía pasar’.

Al principio, el matrimonio fue una etapa de ensueño al lado de quien concibió como su pareja ideal. No pasó mucho tiempo para darse cuenta que dentro de esa persona habitaba el mayor temor de su vida.

Karla, como la llamaremos para proteger su identidad, es el testimonio de una mujer que evitó formar parte de las cifras de feminicidio en Nuevo León, que solo en 2019 y en lo que va de este año ha cobrado 78 víctimas.

‘Con la mano me aventaba, me pateaba, si él llegaba y yo estaba dormida me aventaba de la cama, duré mucho tiempo, yo creo que más de un mes en la sala, yo no podía entrar a mi cuarto, ya ni en mi propia casa podía estar a gusto’, comentó la afectada.

Junto a su hija, que ahora está en primaria, vivió 4 años de maltrato físico, emocional y económico. En búsqueda de soluciones, acudió a Puerta Violeta, un espacio que la apoyó para salir adelante.

Desde su inauguración, a finales del 2018, junto a Alternativas Pacíficas, se implementó un refugio anónimo que ha atendido a 72 mujeres con terapia psicológica, alimentación y seguridad.

Todos los casos son de mujeres que estaban al borde de ser asesinadas por sus parejas.

Puerta Violeta reporta que, desde su creación a la fecha, se han atendido 4 mil mujeres con distintos tipos de violencia que dejan entrever la magnitud del problema.

A esto se le suma que, de acuerdo a datos de la Fiscalía General de Justicia y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en enero de 2020 hubo mil 320 casos de violencia familiar; la cifra más alta en ese período desde el 2017, Nuevo León ocupa el 1° lugar a nivel nacional en feminicidios con 8 casos registrados en este año

Con una carrera en trabajo social, entusiasta y con la esperanza de un mejor futuro, Karla quiere ser feliz y rehacer su vida.

‘Yo quiero tener una casa, quiero tener mis propias cosas, y tener mi familia en un futuro porque sé que también hay buenos hombres’, señaló la afectada.

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