De Arturo Beltrán Leyva a los primeros Zetas: los asesinatos de líderes criminales que cambiaron el rumbo del hampa en México

El abatimiento o arresto de los jefes de organizaciones delictivas suelen reconfigurar su estructura, sin embargo, en algunos casos dichos episodios influyeron en la desaparición o creación de otros cárteles.

El asesinato o arresto de diveros líderes criminales ha tenido consecuencias controversiales para el reacomodo criminal en el país | .gov
Ciudad de México /

Hace 16 años, la ciudad de la eterna primavera despertó entre balas y pólvora. Los casquillos en el asfalto y el despliegue de decenas de elementos de la Secretaría de Marina (Semar) en las calles de Cuernavaca, Morelos anunciaron el abatimiento de un importante y poderoso líder del narcotráfico en México: Arturo Beltrán Leyva.

El intenso operativo acaparó las portadas de los principales medios de comunicación del país. El abatimiento del también llamado Barbas se presentó como uno de los golpes más fuertes a organizaciones delictivas y como un triunfo de la llamada Guerra contra el Narcotráfico que impulsaron el expresidente Felipe Calderón y su ex secretario de seguridad, Genaro García Luna.

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Lo que pocos o casi nadie comprendió en aquel momento fueron las consecuencias que vendrían para el país tras quitar a Arturo Beltrán Leyva del tablero criminal. La historia del narcotráfico en México ha mostrado una y otra vez como el arresto o abatimiento de líderes e integrantes de alto rango de los cárteles reconfigura su estructura.

Sin embargo, existen ciertos episodios que más allá de limitarse a provocar el ascenso de un nuevo jefe o lugarteniente, desataron una proliferación de células delictivas cuyas actividades no sólo han estado detrás de algunos de los episodios más crudos de los últimos años sino que también explican el actual contexto del crimen organizado.

El abatimiento de los primeros Zetas

Los Zetas han capturado el interés de los mexicanos.

El este de México vivió durante la primera década de los 2000 el asedio de la que, hasta la fecha, ha sido considerada como la organización criminal más sanguinaria que ha operado en el país: Los Zetas.

Aunque su origen se remonta a ser un grupo de soldados de élites desertores del Ejército Mexicano que fueron reclutados para fungir como brazo armado del Cártel del Golfo que encabezaba Osiel Cárdenas Guillén, poco a poco el poderío que acumularon, sumado al arresto y extradición del también llamado Mata Amigos, hicieron de Los Zetas un cártel por derecho propio.

"El Cártel del Golfo, a través de Los Zetas, mantuvo por muchos años presencia permanente y control de muchas ciudades del país en entidades como Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Veracruz, Zacatecas, Puebla, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Tabasco, Chiapas, Campeche y Quintana Roo [...] El proceso de descomposición de la alianza comenzó con la extradición de Osiel hacia los Estados Unidos el 19 de enero de 2007", apunta un informe difundido por el Gobierno de México y realizado por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia A.C (IMDHD).

Además de la extradición y eventual cooperación de Osiel Cárdenas Guillén en Estados Unidos, el citado informe apunta a un asesinato como la clave para que Los Zetas se separaran definitivamente del Cártel del Golfo. Se trató del de Víctor Peña Mendoza alias El Concord 3, quien se desempeñaba como jefe de plaza de la última letra en Reynosa.

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​Presuntamente, su homicidio fue ordenado por Eduardo Costilla Sánchez -alias El Coss- quien entonces se consolidaba como el segundo al mando en el Cártel del Golfo, únicamente por debajo de Ezequiel Cárdenas Guillén, alias Tony Tormenta, hermano de Osiel.

"Este hecho derivó en una solicitud de entrega de los responsables por parte de Heriberto Lazcano a Ezequiel Cárdenas Guillén, quien había ocupado el lugar de su hermano como líder en la organización. Como la misma no fue atendida, no se hicieron esperar los ataques de Los Zetas contra integrantes del Cártel del Golfo, comenzando una disputa abierta", reza el citado informe del Gobierno de México.

Si bien Heriberto Lazcano alias Z-3 influyó considerablemente para que Los Zetas se independizaran del Cártel del Golfo, su abatimiento ocurrido tras un enfrentamiento con fuerzas federales en Progreso, Coahuila en octubre de 2012, fue un pase directo al liderazgo de la organización criminal para Miguel Ángel Treviño Morales, el Z40.

Heriberto Lazcano Lazcano, "El Lazca"
"Cuando Miguel Ángel Treviño fue arrestado el 15 de junio de 2013, Omar, su hermano, asumió el liderazgo de la organización, sin que hubiera mucha resistencia por parte de los líderes regionales. Sin embargo, con el tiempo empezó a surgir el descontento al interior de la organización, lo que propició una escisión muy importante en noviembre de 2014 que dio lugar a la formación de los Zetas Vieja Escuela", explica el informe del Gobierno de México sobre el proceso de fragmentación que dejó para el cártel de la última letra el arresto o abatimiento de sus líderes.

Una situación similar atravesó el Cártel del Golfo en noviembre de 2010 luego de que, tras el abatimiento de Tony Tormenta, diversos subordinados se decantaran por seguir a otros liderazgos, lo que dio origen a sus múltiples facciones. 

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Esa misma dinámica, en la que autoridades logran arrestar o abatir a un líder criminal, ha propiciado en estados como Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila o Veracruz una proliferación de células criminales desorganizadas que además de enfrentarse a las autoridades, también lo hacen entre ellas. Aún y cuando su origen se situó en lo que alguna vez fue conocido como el Cártel del Golfo.

La caída del Barbas

Arturo Beltrán Leyva fue uno de los líderes narcotraficantes más poderosos y extravagantes del hampa del país | Departamento de Estado

Mientras que en el este del país Los Zetas y el Cártel del Golfo avanzaban posiciones al tiempo que se fragmentaban, los grupos del Pacífico atravesaban una situación parecida, especialmente el Cártel de Sinaloa.

El punto sin retorno fue el arresto de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, en enero de 2008. Aquel suceso, de acuerdo con múltiples reportes periodísticos, motivó una aguerrida disputa entre el Cártel de los Beltrán Leyva y el de Sinaloa, dejando a su paso episodios como el del asesinato del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán en Culiacán.

De acuerdo con un comunicado emitido por el Gobierno de México, en aquel entonces el Cártel de los Beltrán Leyva tenía presencia en Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, Jalisco, Nayarit, Guerrero y Morelos, estados en los que coordinaban actividades relacionadas al trasiego de drogas.

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Fue en medio de esa disputa con sus antiguos socios sinaloenses y de la controversial estrategia de seguridad de Guerra contra el Narcotráfico que Arturo Beltrán Leyva fue abatido por elementos de la Secretaría de Marina (Semar) al interior de un lujoso fraccionamiento en Cuernavaca, Morelos.

La fotografía del cadáver de El Barbas deformado por los impactos de bala, con los pantalones abajo y cubierto de billetes ensangrentados no tardó en consolidarse como una de las escenas más brutales que ha dejado el crimen organizado en el país.  

Pese a que lo impactante del operativo desató una psicosis en Cuernavaca, la ciudadanía esperaba volver a la normalidad tras la muerte del capo, sin embargo, lo cierto es que su muerte únicamente dividió el imperio criminal que en vida había edificado. Si bien sus hermanos encabezaron durante algún tiempo al grupo criminal -hasta su eventual muerte o detención-, son antiguos socios como Fausto Isidro Meza Flores, alias El Chapo Isidro, quienes mantienen vivo su legado en Sinaloa con organizaciones criminales como el Cártel de Guasave.

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En otros estados como, por ejemplo Guerrero, la fragmentación del Cártel de los Beltrán Leyva propició el surgimiento de múltiples grupos criminales como Los Ardillos , Los Granados, Los Rojos, Los Tlacos, el Cártel del Sur y Guerreros Unidos, este último vinculado a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2015.

La caída de Arturo Beltrán Leyva también impactó directamente en uno de sus socios de mayor confianza: Édgar Valdez Villarreal. La Barbie, como es mejor conocido buscó conformar su propia organización, dando pie así al nacimiento de grupos criminales como una de las escisiones de la Unión Tepito, pero también a la Mano con Ojos, el Cártel de Tláhuac, Los Rodolfos y hasta el Cártel Independiente de Acapulco, según da cuenta un recuento realizado por Víctor Sánchez, investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila.

En Nayarit, el Cártel H-2 también se consolidó durante algunos años como una de las escisiones más relevantes que mantuvieron vivo el legado de Arturo Beltrán Leyva.

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Si bien con el transcurrir de los años cada uno de dichos grupos criminales ha conformado sus propias dinámicas y alianzas -algunas de las cuales ya poco tienen que ver con la organización criminal de la que escisionaron-, todas comparten su origen en un mismo hecho: el asesinato de Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca el 16 de diciembre de 2009.

Nacho Coronel y el origen del CJNG

Ignacio 'Nacho' Coronel fue un importante líder del Cártel de Sinaloa | Milenio

El nombre de Ignacio Villarreal Coronel no acapara la misma fama que capos como Joaquín El Chapo Guzmán o Ismael El Mayo Zambada, no obstante, el rol que Nacho desempeñó para La Federación del Cártel de Sinaloa fue clave no sólo para el reacomodo criminal del país sino también para el mismo mercado de las drogas al incursionar con la producción de metanfetaminas.

De acuerdo con información del Gobierno de México, Nacho Coronel era el encargado de dirigir las actividades del Cártel de Sinaloa en el occidente del país, es decir, en Jalisco, Colima, Nayarit y parte de Michoacán. Como representante de El Mayo y El Chapo en la zona, el capo se dio a la tarea de establecer acuerdos con organizaciones criminales que ya tenían presencia en dichos estados, incluyendo al Cártel del Milenio.

Al frente de dicho grupo criminal se encontraba Óscar Nava Valencia, alias El Lobo, quien, a su vez, tenía como subordinado a quien años más tarde se convirtió en uno de los capos del narcotráfico más buscados por México y Estados Unidos: Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.

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Nacho Coronel fue abatido en 2010 durante un operativo encabezado por el Ejército Mexicano desplegado en Guadalajara, Jalisco. Dicho evento, sumado al arresto de El Lobo Valencia meses después, provocó la fragmentación del Cártel del Milenio.

Por un lado surgió una escisión conocida como La Resistencia y, por otra, Los Torcidos de la cual asumió el liderazgo El Mencho. De acuerdo con información de agencias de seguridad estadounidenses, en colaboración con sus cuñados conocidos como Los Cuinis, Nemesio Oseguera Cervantes logró consolidar su propia organización que el país y el resto del mundo terminarían por conocer como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La influencia que dicha organización criminal ha alcanzado en México se ve reflejada no sólo en su imparable expansión sino también en el surgimiento de otras escisiones con las que terminaron enemistándose como, por ejemplo, el Cártel Nueva Plaza en Jalisco o el Cártel de Tepalcatepec en Michoacán.

Si bien el arresto o abatimiento de algún gran líder del narcotráfico siempre es presentado a la ciudadanía como un importante golpe a organizaciones delictivas, historias como la de Arturo Beltrán Leyva o Nacho Coronel evidencían cómo, en ocasiones, “cortar las cabezas” no resuelve un problema estructural.

ATJ

  • Anel Tello
  • Periodista egresada de la FCPyS, UNAM. Amo los ositos cariñositos pero cubro temas de narcotráfico, justicia y seguridad. Aprendiz de realidades.

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