Los vehículos acorazados del narco ya no son tan artesanales. Sus terminados y su capacidad de blindaje ya alcanzan los niveles de las empresas que se dedican a la balística, según confió a MILENIO el presidente de la Comisión Ejecutiva del Consejo Nacional de la Industria de la Balística, Ignacio Baca.
“Hace unos años veíamos estos vehículos que eran una especie de frankenstein, que estaban hechos de manera muy artesanal. Hoy vemos ya productos mucho mejor terminados”, dijo en entrevista.
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Esto ocurre luego de que la semana pasada agentes de la Fiscalía General de la República (FGR), apoyados por elementos de la Secretaría de Marina (Semar), aseguraron un taller clandestino en la alcaldía Gustavo A. Madero, de la Ciudad de México, en el que se blindaban este tipo de vehículos, que de acuerdo con las investigaciones eran entregados al cártel de Sinaloa.
Según la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México, dentro del narcotaller se encontraban 20 vehículos con un blindaje de más de dos pulgadas de grosor, y habían sido adaptados con una abertura en el techo, presuntamente para poder realizar disparos desde dentro de la unidad.
Los vehículos, además contaban con compartimientos para artefactos ponchallantas, cabinas fortificadas, cajas de seguridad y llantas antibalas. El taller fue vinculado a Fabián Solís Vega, del cártel La Ronda 88, junto a su hijo Fabián El Junior, también conocido como El Cachorro.
De acuerdo con Baca Torres, si bien no hay registros formales del secuestro de trabajadores de la industria balística, esto tampoco implica que no ocurra y que no impacte en la mejora en la construcción de los vehículos monstruo del narco.
“Esa es una de las preocupaciones que tenemos nosotros, no es algo que tenemos detectado, porque no hay denuncia alguna de que hayan secuestrado a alguna persona, esto no quiere decir que esto no haya sucedido tampoco”, comentó.
“Sin embargo, vemos ya en el producto terminado que está utilizando la delincuencia organizada un producto que está mucho mejor terminado, que tiene mejor acabado y que también tiene el mismo nivel de un producto comercial de las empresas formales que se han dedicado muchísimos años a hacer esto.”
Actualmente, y a decir de la industria del blindaje, uno de los retos más importantes al momento de fortificar un vehículo es hacerlo para que aguante los impactos de proyectiles de calibre .50.
Estos son comúnmente utilizados por el crimen organizado con fusiles Barrett. Aunque también ha levantado preocupación el uso de balas incendiarias, perforantes y trazadoras, además del uso de explosivos principalmente con drones.
Datos de la Comisión Ejecutiva del Consejo Nacional de la Industria de la Balística indican que el 80% de los vehículos blindados comercialmente tienen protección nivel tres, mientras que el otro 20% del mercado se reparte en los niveles cuatro y cinco.
“En el 2023, se tuvo un aumento del 8% en la fabricación de vehículos blindados por el continuo aumento de la delincuencia y el crimen organizado en el país, hace pensar que la industria del blindaje automotriz seguirá en aumento, así como se ha estado registrando año con año”, indicaron a MILENIO.
RM