Tocaron a la puerta. Se asomaron y dispararon a su domicilio para “atormentar”. Lo llamaron por su nombre y luego comenzaron a intercambiar palabras hasta que una de esas balas alcanzó a su hijo de nueve años.
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“Sal hijo de tu puta madre”, le gritaban al policía investigador, Jesús Adán Benavides Martín del Campo.
“Ya hirieron a mi hijo, ¿qué más quieren?, ¿qué buscan?”, respondía el oficial de 38 años.
“Sal Benavides, sal”, le insistían los presuntos homicidas. “Si no, nos metemos a tu casa y matamos a todos”, advertían.
Hincado y asesinado afuera de la casa
Pero, “¿qué ocupan? ya hirieron a mi hijo, ¿qué más quieren?, ¿qué buscan?, insistía el elemento.
Al final, “se asoma y fue cuando esos weyes lo agarraron de la mano y lo jalaron; lo hincaron afuera de su casa, ni buenos días, ni nada y lo mataron”, narra Alberto, uno de los cinco hermanos del policía estatal que estaba comisionado a la Fiscalía Estatal.
De acuerdo con Alberto, la esposa del policía, corrió a una de las recámaras para resguardarse junto con sus tres hijos y desde donde habló por teléfono para pedir auxilio.
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“Mi hermano dio la vida por su familia, por mi cuñada y por mis sobrinos”, expresa con orgullo y dolor.
Recuerda que apenas el pasado lunes, Jesús Adán Benavides Martín del Campo, inició su periodo de vacaciones. “Él estaba con su familia, era un día normal”.
Policía desde chiquillo
Ahora, a la familia la invaden las preguntas. “Lo que se me hace extraño es qué casualidad que a los cinco minutos (que ocurre el homicidio) sabían que había una casa de seguridad a unas cuadras”, cuestiona.
Desde “chiquillo” a Jesús Adán Benavides Martín del Campo le gustó ser policía. Eso sí, “siempre fue reservado con su trabajo, no mezclaba el trabajo con su familia”, expresó Karina, otra hermana del elemento.
“Era bien tranquilo, no se metía con nadie, ni hablaba de su trabajo, respetaba mucho trabajo”, dijo.
La casa donde murió el policía investigador era propiedad de un amigo y se la prestó. “Su amigo no vivía aquí, se las prestó como quien dice para cuidársela”, refirió.
Su familia vivía a gusto. El fraccionamiento era tranquilo, por lo que será decisión de Rosario si continúa ahí o buscan otro sitio donde se sientan seguros.
Benavides Martín del Campo tenía tres hijos. El más pequeño no podrá asistir al sepelio de su padre, porque fue intervenido quirúrgicamente, pero ya está fuera de peligro.
“Esta estable, ya lo operaron y el lunes lo dan de alta”, informó Karina Benavides.
En la familia “lo que queremos es que se esclarezcan las circunstancias, ya no nos lo regresan, pero que a los hijos no los dejen solos, porque el gobierno nada más promete a veces y no los apoyan, porque ellos dan la vida y se entregan, ¿y?”, reprochó.
El agente investigador siempre mantuvo contacto con su madre: “Amá estoy bien; amá estoy acá. Hoy me tocó descansar. Me mandaron para allá, pero estoy bien”. Ese día no hablaron.
MC