Óscar Nava Valencia, se ha vuelto uno de los colaboradores predilectos de las autoridades estadunidenses. Primero, como testigo contra el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y ahora como una de las piezas con las que las autoridades doblegaron a Gerardo González Valencia, uno de los líderes de Los Cuinis, brazo financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación.
El Lobo, como era conocido dentro del mundo criminal, era uno de los máximos líderes del Cártel del Milenio, de donde eventualmente surgió el CJNG. Él aseguró ante un juez, durante una audiencia que evidenciaria para construir el caso contra Gerardo González Valencia, que entre 2004 y 2009 vendió al menos 30 toneladas de cocaína a los Cuinis, y que cerca de la mitad la vendió personalmente a Gerardo, a quien también conocían como Lalo.
Además, dijo que invirtió en otros cargamentos de cocaína que Los Cuinis conseguían de un sujeto al que conocían como Rastrojo, en Colombia.
“Nava Valencia, Los Cuinis y Rastrojo invirtieron en tres cargamentos, cada uno contenía al menos mil 500 kilogramos de cocaína”, se lee en el memorándum con el que la fiscalía estadunidense busca sentenciar a González Valencia.
Luego en 2007, según cuenta El Lobo, invirtieron en otro cargamento de 5 toneladas que sería transportado en un semisumergible hacia costas de Chiapas, pero que fue interceptado antes de llegar a México. Los tripulantes del semisumergible lo hundieron antes de que pudiera ser asegurado el vehículo, pero aún así las autoridades pudieron conseguir 280 kilos de la droga.
Nava Valencia también ayudó a confirmar que “el acusado era un líder, si no es que el líder principal, de la Organización de Tráfico de Drogas de Los Cuinis.” Es decir, El Lobo lo veía como un colega, no como un subordinado.
También aseguró que él observó personalmente cómo le daba órdenes a sus trabajadores, quienes todo el tiempo estaban armados. Según Nava, el propio Gerardo portaba siempre una pistola .38 súper o una 9 milímetros. Además, reveló que en 2008 Lalo le entregó 200 rifles Ak47 y AR-15 para promover la guerra del Cártel del Milenio contra sus rivales, como Los Zetas y La Familia Michoacana.
El Lobo también testificó cómo Lalo y sus hermanos, Abigael y José González Valencia, utilizaban la violencia como método de disuasión y venganza.
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Junto a Elpidio Mojarro Ramírez, El Pilo, líder de La Resistencia, grupo antagónico del CJNG, confirmaron que Gerardo González ordenó directamente la ejecución de Antonio Guizar Valencia, uno de los liderazgos de Los Zetas el 22 de enero de 2005, como un ajuste de cuentas por el robo de un cargamento de cocaína: “como Nava Valencia y Mojarro Ramírez testificaron, el acusado, Abigael y José pidieron a Nava Valencia sicarios en una reunión personal para encontrar a Antonio y hacerlo pagar por robar un cargamento de cocaína que pertenecía a Los Cuinis.”
Nava Valencia asegura que también ordenó el asesinato de Efraín Teodoro Torres, conocido como Chispa o Z14, en marzo de 2007, cuando un sicario comenzó a disparar durante una carrera de caballos donde el Z14 se encontraba.
En una escena aún más violenta, El Lobo asegura que mientras estaba borracho, Gerardo González Valencia ordenó la ejecución de una pareja inocente y su hijo menor de edad, por estar relacionados con la Familia Michoacana: “Nava Valencia testificó que en 2007 el acusado personalmente ordenó el asesinato de una pareja inocente y su hijo menor en la región de Aguililla, Michoacán, México, porque los individuos eran familiares de miembros de La Familia Michoacana.”
El 22 de diciembre de 2022, Gerardo González Valencia llegó a un acuerdo de colaboración con las autoridades, aunque la fiscalía estadunidense nos mostrará piedad: solicitó que se le imponga prisión de por vida y se le aseguren al menos 341 millones de dólares, lo cual finalmente deberá determinar la jueza Beryll A. Howell.