“Ya dile a tu gente que pare todo.
¡Diles que paren todo!”, pidió el militar.
Ovidio Guzmán hizo caso: “Ya me entregué, ya paren todo, por favor. Ya ni modo, ya que se retiren. ¡Ya no quiero que haya desmadres, por favor!”, dijo por teléfono el hijo de El Chapo Guzmán.
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Son las 14:15 horas, tiempo del Pacífico, del 17 de octubre. La capital sinaloense es un campo de batalla y Guzmán López llama a su hermano Iván Archivaldo, a quien pide frenar la ofensiva del cártel de Sinaloa. Está rodeado por fuerzas especiales.
Como ese, muchos detalles fueron revelados ayer en un inédito parte público del gabinete de seguridad. Por vez primera en un operativo de este tipo se revelaron videos, mapas y detalles del día en que el Ejército se replegó y dejó en libertad al hijo de El Chapo para evitar una masacre.
De los datos se desprende que el cártel incurrió en tácticas cercanas al terrorismo para lograr la liberación de Ovidio. Por ejemplo, sicarios lanzaron granadas de 40 milímetros, que no estallaron, a una zona con niños y mujeres en una unidad habitacional. También usaron a civiles como escudos humanos.
En los videos, tomados con una cámara de casco, Ovidio aparece con aspecto desaliñado, asustado, preocupado por sus hijas. No le importa entregarse.
“Ya ni modo”, dice por celular. Se deduce que al otro lado de la línea está su hermano Iván Archivaldo, quien “coordinó la movilización violenta en Culiacán”, según informó hace cinco días el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo.
La información revelada ayer establece cómo, por la libertad de Ovidio, el cártel de Sinaloa peleó a muerte durante cuatro horas con 49 minutos contra el Ejército, la Policía Federal y la Guardia Nacional en distintos puntos de Culiacán, donde la organización criminal desplegó armas de alto poder, tendió emboscadas, cercó unidades habitacionales militares y bloqueó avenidas.
Además, de acuerdo con Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, el grupo delictivo usó rifles Barret para infligir bajas a las fuerzas federales: el único soldado que murió en la confrontación recibió el disparo de un francotirador; otro militar perdió la pierna, víctima de un tiro certero, y la unidad castrense que más heridos sufrió estuvo bajo fuego de esos fusiles de guerra.
En la narrativa del gobierno se revela que el cártel trató de sobornar con 3 millones de dólares al comandante del grupo que lideró el operativo, pero éste los rechazó. Tampoco cedió a las amenazas ni rindió la plaza cuando más de 300 integrantes del narco trataron de penetrar de manera infructuosa los anillos de seguridad del Ejército y la Guardia Nacional.
Pero el despliegue del cártel impidió que llegara a la zona uno de los grupos de apoyo que se dirigían a la casa de Ovidio para reforzarel operativo.
Durante horas, se dedicaron a buscar a elementos de las fuerzas armadas para secuestrarlos y negociar “un intercambio”.
A las 15:50 horas en la caseta Costa Rica, 150 criminales con armamento automático tomaron como rehenes a civiles para acercarse a un grupo de militares que resguardaba pipas con combustible, secuestrando a un oficial y a cuatro elementos de tropa, además de quitarles 11 armas.
Media hora después, en la Unidad Habitacional Militar, 20 hombres armados secuestraron a un sargento que jugaba con niños, a los que logró poner a salvo; otros disparaban hacia cuatro edificios de los que, por miedo, varias familias se lanzaron por las ventanas y otros se escondieron en los clósets.
Según la línea de tiempo que compartió la Sedena, el operativo comenzó desde el 9 de octubre, cuando miembros de la fuerza de intervención del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico salieron de Ciudad de México hacia Culiacán, luego de que un juez concedió la orden de aprehensión provisional con fines de extradición contra Guzmán López, acusado de traficar fentanilo.
Los elementos nunca llegaron al último paso del plan: la ruta de evacuación con la que pretendían en 25 minutos llegar al aeropuerto y sacar a Ovidio de Sinaloa para trasladarlo. La historia acabó al revés.
A las 18:49 horas se ordenó el fin de la operación, cesaron los desmanes, las fuerzas operativas se replegaron y Ovidio se quedó.
CRONOLOGÍA DEL OPERATIVO
RLO