El mercado de La Cuchilla representa el punto cúspide de la piratería a nivel nacional, al menos, así lo refleja la "Revisión de 2023 de mercados notorios de falsificación y piratería” que emite la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos; sin embargo, no es la primera vez que este centro de comercio no es el único en incurrir en estos giros del "mercado negro".
Otros sitios donde la ciudadanía tiene acceso a este tipo de artículos a gran escala es el mercado de La Fayuca, lugar donde, desde el acceso principal, se ofertan celulares, consolas de videojuegos, audífonos bluetooth, relojes inteligentes, e incluso, playeras deportivas, ropa, bolsos y tenis tipo "clon", que asemejan hasta en los mínimos detalles a los productos originales de marcas de alto costo.
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Por otra parte, los famosos tianguis como los de San Martín Texmelucan, Los Lavaderos, el de San Isidro y otros similares, que son de constante movilización, son puntos donde la piratería también abunda, con la venta de ropa, perfumes, calzado, electrónicos, accesorios de celular y muchos artículos más, que bajan sus precios hasta en un 50 por ciento a comparación del original y esto los vuelve un producto más atractivo por la economía de las familias poblanas.
Además de esto, es imposible no hacer mención de que, en diferentes puntos de la propia ciudad de Puebla, en el corazón del Centro Histórico, la piratería siempre ha estado al alcance de los consumidores que, de a poco, han normalizado la presencia de puestos ambulantes o establecidos, que principalmente ofertan prendas de ropa con marcas, etiquetas o apropiación de diseño, de muy baja calidad y costo, que han sido cúspide para la proliferación de divulgación de objetos apócrifos entre los ciudadanos.
Dentro de los factores a considerar junto con este nuevo "logro" del mercado negro en Puebla y su impacto no solo nacional sino internacional, habría que considerar, que el consumo de algunos artículos, no por su funcionalidad, si no por el sentimiento de pertenencia, es cada vez más constante en la población local, ayuda a los cresdores de piratería a tener una amplia demanda diaria.
"En lo personal, prefiero comprar uno tenis o playera clon, a mitad precio de un original, que comprar los tenis originales de una marca poco reconocida. Está mal, es obvio que no son lo mismo, pero es más cercano a lo que usan mis compañeros de clase", explicó Saúl, consumidor constante de "replicas" de ropa.
AAC