De militares a sicarios: la delgada línea entre las Fuerzas Armadas y la delincuencia organizada

En su afán de expandir su poderío y operaciones, organizaciones criminales han desplegado en territorio mexicano múltiples operativos con estrategias de carácter militar, prácticas que alguna vez estuvieron al servicio de la patria.

Militares han desertado y puesto sus habilidades a servicio de la delincuencia organizada | Cuartoscuro / Michael Balam Chan
Anel Tello
Ciudad de México /

A lo largo de décadas, el Cártel del Golfo se ha consolidado como una de las organizaciones delictivas más poderosas y antiguas que han operado en territorio mexicano, no obstante, a finales de la década de los 90's uno de sus líderes tomó una decisión que cambió por completo las reglas del juego en el hampa del país.

Decidido a expandir su poderío y a protegerse de ataques de grupos rivales, Osiel Cárdenas Guillén buscó estructurar un brazo armado que tenía como objetivo quitar de su camino a cualquier persona que buscara interponerse en sus planes. Y lo logró.

En 1997, el también llamado Mata Amigos reclutó a un pelotón de élite del Ejército Mexicano conocido como el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES), cuyos miembros habían sido entrenados para realizar operaciones especiales por personal militar de Estados Unidos, Israel y Francia en una escuela castrense ubicada en Georgia.

De acuerdo con un artículo de Grayson G.W citado por la Universidad de Pittsburgh, el entrenamiento que el grupo élite de soldados mexicanos recibió tuvo como modus operandi la contrainsurgencia, así como la localización y aprehensión de narcotraficantes.

Reportes del Fort Benning en Georgia señalan que el grupo élite fue adiestrado en tácticas especiales de vigilancia, guerra urbana, fugas de prisión, rescate de rehenes, uso de explosivos y comunicaciones de alta tecnología.

El surgimiento de Los Zetas

Osiel Cárdenas Guillén fue el fundador de 'Los Zetas'

Convocados por Osiel Cárdenas Guillén, un grupo de 30 GAFES desertó del Ejército Mexicano y, bajo las órdenes del teniente Arturo Guzmán Decena -alias El Z1- pusieron no solo sus habilidades al servicio del Cártel del Golfo sino también su vida.

Con el paso de los años, el brazo armado fue estructurado bajo el nombre Los Zetas, quienes además de desempeñarse en el combate bélico también eran los encargados de cobrar deudas, asegurar cargamentos de drogas, apoderarse de plazas y controlar las principales rutas para el tráfico de narcóticos, armas y migrantes.

Valores como el honor, la lealtad y el patriotismo con los que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) busca formar a sus miembros fueron quedando atrás para aquellos desertores que ‘cambiaron de bando’ y sucumbieron ante un salario significativamente superior al que el Gobierno Mexicano les ofrecía, aún y cuando el mismo Estado no escatimó en gastos para su adiestramiento.

En entrevista con MILENIO, la Doctora en Antropología e investigadora del Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT), Elena Azaola, señaló que uno de los múltiples factores por los que miembros de las Fuerzas Armadas en México suelen desertar o colaborar con grupos de la delincuencia organizada es la ambición, pues ceden ante ofertas económicas o múltiples beneficios atractivos. 

El dominio a través del miedo

Una serie de dibujos describen la cárcel de Piedras Negras cuando Los Zetas la convirtieron en un autogobierno. Especial

Tras la extradición de Osiel Cárdenas Guillén y la muerte de Arturo Guzmán Decena, Los Zetas quedaron bajo el mando de Heriberto Lazcano -mejor conocido como El Lazca o Z3-.

El grupo delictivo ya era conformado por unos 300 hombres que, aunque no todos eran desertores de fuerzas castrenses, sí emplearon una disciplina militar para la planificación de sus operaciones.

Las bases que los GAFES desertores establecieron dentro del grupo delictivo dio como resultado la estructuración de sus propias redes de tráfico de drogas, armas y trata de personas, lo que propició a que se consolidaran como un cártel por derecho propio, independiente al Cártel del Golfo.

"A diferencia de otros cárteles, Los Zetas no compran sus alianzas sino que más bien aterrorizan a sus enemigos, torturan a sus víctimas, cuelgan cuerpos y masacran indiscriminadamente", se lee en un perfil del grupo delictivo realizado por InSight Crime.

La brutalidad de sus crímenes y su forma de imponerse, llevó al Departamento de Justicia de Estados Unidos a denominar a Los Zetas como “el grupo más sanguinario” que ha operado en México, una premisa que tiene sus orígenes en la formación militar de sus primeros miembros.

Y es que, de acuerdo con la investigadora del CONAHCYT, Elena Azaola, aquellos que aspiran a ser militares en México son sometidos a un entrenamiento violento y cruel, cuyas consecuencias se detonaron luego de que le dieran una participación más proactiva a las Fuerzas Armadas para el combate al narcotráfico.

La Doctora en Antropología, Elena Azaola, sostiene que los militares son sometidos a crueles adiestramientos.

Datos publicados por InSight Crime apuntan a que en 2010 Los Zetas tenían presencia en al menos 405 municipios de México, además de que se habían establecido en Guatemala y otras zonas estratégicas para el tráfico de drogas con su brutal violencia como principal método de expansión.

Dicho periodo coincide con el sexenio del expresidente Felipe Calderón, quien llegó a la tan aclamada Silla del Águila con una estrategia de seguridad conocida como Guerra contra el Narcotráfico, la cual contempló una participación más activa de las Fuerzas Armadas en el combate a las drogas.

"Los militares tienen como función hacer la guerra y eso es lo que ha hecho que escale la violencia en el país. Ellos son entrenados, son educados para matar, entonces no nos tiene que extrañar que ellos hagan todas esas cosas crueles que luego el crimen imita", apuntó la Doctora en Antropología en entrevista con MILENIO.

Trágicos episodios como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa han expuesto cómo el Ejército Mexicano o la Secretaría de Marina (Semar) pueden estar coludidos con la delincuencia organizada sin ningún tipo de repercusión. Es decir, actúan con plena impunidad, lo que facilita su paso de las Fuerzas Armadas a la delincuencia organizada.

Poco importan los valores y misión que el Ejército o la Marina buscan inculcar a sus miembros cuando el adiestramiento que reciben se basa en una violencia que termina por insensibilizarlos o cuando la impunidad se hace presente a la hora de juzgar a aquellos que son transgresores de la ley.

El panorama actual

La investigadora del CONAHCYT considera de suma importancia que los militares no ejerzan funciones fuera de su competencia, lo que implica que la seguridad debe de estar en manos de policías, quienes tienen como misión proteger los derechos de los ciudadanos.

Y es que, pese a que el caso de Los Zetas puede ejemplificar claramente el peligro que se corre cuando miembros de las Fuerzas Armadas deciden unirse a la delincuencia organizada, este fenómeno continúa sucediendo dentro de los grupos delictivos que operan en México.

Brazos armados de la delincuencia organizada

Además del entrenamiento de jóvenes y niños reclutados, la participación de desertores de las Fuerzas Armadas dentro de la delincuencia organizada se ve reflejada tanto en las tácticas de combate bélico como en el uso de armas de fuego que utilizan para atacar a sus grupos rivales o a las mismas autoridades de los tres niveles de gobierno.

Actualmente, algunas de las organizaciones delictivas más poderosas que operan en el país tienen a su servicio brazos armados con tareas específicas designadas, los cuales son encabezados en su mayoría por desertores del Ejército Mexicano, la Marina o de la misma policía.

La delincuencia organizada ya no solo imita las prácticas de carácter militar sino que también han adoptado equipo táctico y uniformes que en ocasiones los hacen confundirse con fuerzas del orden federal, una delgada línea que se ha vuelto difícil de distinguir en un país donde la violencia aflora.

ATJ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.