Tres empleos, dos viajes y un secuestro. Todo eso vivió, en tan solo cuatro días Kike de la Cruz, uno de los siete enfermeros que habían llegado de Nuevo León para trabajar en el hospital Covid-19 instalado en el Autódromo Hermanos Rodríguez, y que sufrieron el martes un secuestro.
Su primo José Luis Torres, que vive en Piedras Negras, narra cómo le cambió la vida Kike: “Él estaba en la clínica 34 y luego lo pasaron a la clínica 4. No duró ni dos días cuando le hicieron la propuesta de que se fuera para México. Y el chavo se fue para allá pero pues nomás duró 2 días, un día trabajando y al siguiente ya lo agarraron”.
Cuando le propusieron viajar a la ciudad de México, el sindicato fue el que hizo las gestiones del traslado y también del hospedaje en el hotel Ambos Mundos y en el Bonn donde la madrugada del martes fueron retenidos hasta 17 empleados en una de las habitaciones.
“Lo soltaron porque su mamá dio su dinero, por eso salió primero que nada”, cuenta José Luis, quien detalla la cantidad: 430 mil pesos.
Mientras su primo permanecía secuestrado, él junto con otros familiares se movilizaron para tratar de localizarlo. Eran las tres de la tarde del martes.
“Nos anduvimos moviendo aquí en Monterrey para que la gente se enterara porque nadie sabía. Yo hablé con una secretaría, no sé si sea de la clínica 34, pero ella me dijo que Kike dejó de usar el teléfono como a la una del mediodía. Con las fotos que nos mandaron y con todo eso, pues las empecé a compartir con los compañeros”.
Fue esa movilización la que llegó hasta los compañeros de Kike, quienes pidieron a sus jefes que hicieran algo. Mientras eso sucedía, sin embargo, el enfermero fue liberado por el dinero que había soltado la mamá, para quien el golpe emocional ha provocado secuelas.
“La mamá de Kike ahorita está muy mal; de hecho está embarazada y creo que hasta los niños se le andan viniendo”, cuenta José Luis Torres.
bgpa