Con una creciente expectativa por conocer la identidad del nuevo testigo que llamará la fiscalía en el caso contra Genaro García Luna, este lunes se reanuda el juicio en contra del ex funcionario mexicano en una corte federal en Brooklyn.
En la primera semana de audiencias de este proceso la fiscalía del caso definió de alguna manera el rumbo que tomará su estrategia en las siguientes semanas. Con el testimonio de Sergio Villarreal Barragán buscó establecer de inicio, el tamaño de la presunta empresa criminal en la que estaban asociados líderes del el cártel de Sinaloa con autoridades policiacas mexicanas comandadas por el acusado.
“Gracias a él crecimos”, acusó El Grande refiriéndose a García Luna antes de asegurar que al menos entre el 2001 y el 2010, periodo durante el cual pertenecí a la organización citada, pasaron de controlar seis estados de la República mexicana a tener 18 bajo su influencia, testimonio con el que el jurado podría comenzar a calificar el cargo 1 el de empresa criminal continua que incluye cinco violaciones a la ley de narcóticos, que refieren a la distribución de cocaína.
Este testigo reveló que al entrar al cártel de Sinaloa (2001), Beltrán Leyva le dijo que su relación con las autoridades se limitaba "a la AFI (Agencia Federal de Investigaciones) en todo el país" porque las policías estatales y municipales trabajaban con Osiel Cárdenas Guillén. Para ese tiempo la AFI ya era dirigida por García Luna.
"Nos entregaba uniformes, camionetas clonadas y credenciales de identificación de la agencia”, aseguró El Grande en su elocución que comenzó al mediodía del lunes y acabó a la misma hora del día siguiente.
Aunque desde un inicio las preguntas de la fiscal Erin Reid se encaminaron a que este testigo relacionara los presuntos sobornos con los beneficios para el cártel como eran "expansión, quitar de en medio a enemigos y obtener información sobre detenciones", hasta el momento aun no hay evidencias de los pagos.
Después de El Grande fue llamado Tirso Martínez, El futbolista, quien reforzó el argumento de las rutas de trasiego de drogas, pero además concedió a la audiencia la idea de que decomisos realizados entre el 2002 y el 2003 por parte de autoridades de Nueva York y Chicago, pertenecían a líderes del cartel sinaloense que le encargaron esa ruta del norte.
Para terminar de redondear la idea de que dichas confiscaciones, no sólo pertenecían al cártel del Sinaloa, dejando entrever que fueron permitidas bajo la administración del acusado cuando dirigía la AFI, tras de Martínez acudieron cinco agentes de la ley, todos ellos con la etiqueta de ex, ya retirados de dichas encomiendas: dos de la DEA, uno del ICE uno de la Patrulla Fronteriza y el último de la división de narcóticos de la policía de Chicago, detallaron las operaciones que llevaron a esos decomisos.
El último testigo de la semana anterior fue el convicto Héctor Tolentino, dueño de un caló neoyorquino muy particular y el cual dibujó la manera en que se da la distribución de drogas en la Gran Manzana, otros de los cargos que pesan sobre García Luna, sobre todo la que presumiblemente llega enviada por el CDS.
–¿Cuál es el beneficio de enviar la droga a Nueva York en comparación con otros lugares?– cuestionó el fiscal que lo interrogaba.
–Aquí la cocaína es más cara para los consumidores y el cártel se beneficia de ellos- dijo muy seguro.
Las audiencias se reanudarán mañana en la sala del juez Cogan a las 9:30 horas, tiempo del este de los Estados Unidos.
DMZ