Samanta, una de las víctimas, era vecina de los feminicidas

"MAMÁ ESTÁ ARRIBA"

Vecinos de los presuntos feminicidas de Ecatepec relatan sus experiencias y lo que recuerdan de los inculpados de al menos 20 crímenes.

Zona de los hechos. (Especial)
Alejandra Gudiño
Ecatepec /

La hija de tres años de una de las víctimas dijo, desde el principio, dónde estaba su mamá:


“Llegando me encuentro a sus dos pequeños, una de tres años y otro de un año comiéndose un pedazo de tamal de dulce; vecinos me preguntan ¿qué pasó?, porque Samanta nunca deja a sus hijos solos, si sale a la tienda se los encarga a ellos; le pregunto a mi pequeña de tres años dónde está su mamá; me señala que arriba, donde están los lavaderos; en la planta baja había una bolsa de ropa sucia; mi hija iba habitualmente a mi casa a lavar su ropa. Le empezamos a marcar a marcar y nada…” 


Ese es el relato de Guadalupe Hernández, madre de Arlet Samanta Olguín Hernández, una de las víctimas de la pareja formada por Juan Carlos “N” y Martha Patricia “N”. El relato incluso lo dijo en un mitin político en Ecatepec, durante la campaña del ahora senador Juan Zepeda. 


Arleth Samantha, fue una de las víctimas de la pareja feminicida de Ecatepec, era inquilina de la misma vecindad donde vivían los asesinos que han confesado al menos 20 crímenes. 


Con 22 años de edad tenía dos hijos, y el día de su desaparición por la mañana había llevado al kinder a Íker, el mayor, y regresó a su vivienda junto con la menor, una pequeña de 3 años de edad. 


La dejó ahí y fue al domicilio de Juan Carlos "N" y Patricia "N", pues como lo hacían con otras víctimas, habían ofrecido venderle ropa americana que tenía que ir a seleccionar. 


Más tarde, al no presentarse al kínder a recoger al niño a la hora de la salida, los profesores llamaron a Lupita, abuela de este y madre de Arleth Samantha. La abuela, residente de "Ríos", otra sección de Jardines De Morelos, colonia donde se cometió la ola de crímenes, llegó a la vivienda de Arleth y ahí encontró a la pequeña, quien sólo atinaba a decir "mamá está arriba". 


Fueron meses de búsqueda, de activismo y desesperanza por no tener noticia alguna. Nunca más se volvió a saber de la joven madre, hasta ahora que se descubrió que los multihomicidas vivían "arriba". 


La menor decía la verdad: Samanta vivía un piso abajo de la vivienda ocupada por los presuntos feminicidas, ubicada en la azotea, a un costado de los lavaderos. 


El día de su desaparición, el 25 de abril, no fue al jardín de niños a recoger a su hijo, pues durante la mañana sin sospechar la amenaza subió a donde se encontraba la pareja feminicida. El inmueble de Playa de Tijuana, número 503, está distribuido en seis viviendas, y la de hasta arriba era ocupada por Juan Carlos “N” y Martha Patricia “N”, quienes la rentaban hacía como siete meses, según la versión de una de las tías de Samanta. 


La tía de Arlet Samanta, quien pidió a MILENIO Estado de México mantener en reserva su identidad por motivos de seguridad, logró saber que muy cerca de la vecindad, en la calle de Isla de Cuba y Avenida General Galeana, Martha Patricia le pagó a la dueña de una casa en obra negra un mes de depósito y una renta. Después, en ese domicilio la policía encontró varios tambos con restos humanos. 


Comentó también que Juan Carlos “N”, el presunto multihomicida, en su Facebook seguía una página de un distribuidor de sosa cáustica y ácido muriático. 


Respecto de si la pareja de multihomicida era retrasada mental, como dio a conocer la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) aseguró: “eso no lo creo, ella está en perfecto estado de sus facultades mentales; es una mujer muy inteligente, habla correctamente y hace varios meses, precisamente cuando desapareció mi sobrina, ella estaba embarazada”. 


Expresó que además del bebé que siempre traían ella y Juan Carlos para todas partes, vivían con ellos tres niños más, un varón de entre seis y siete años de edad, “que siempre estaba agachado, que no te mirada a los ojos, tenía siempre la mirada en el suelo. Se veía muy descuidado; una niña de unos tres o cuatro años de edad y otro niño como de dos años”. 


Hay que decir que estos niños ya se encuentran bajo resguardo de las autoridades, aunque ni la FGJEM ni otra autoridad han mencionado la situación de ellos, pero incluso vecinos observaron cuando agentes ministeriales se los llevaron tras ingresar al domicilio a catearlo, luego de descubrir que ahí habitaba la pareja. 


La tía de Samanta narró que el esposo de esta, de nombre Eduardo, en el mes de enero pasado ayudó a la pareja para que pudieran comprar los regalos de sus niños por el Día de Reyes, y que cada que podía les obsequiaba comida. 


Recordó que su prima Guadalupe Hernández, madre de Samanta, desde un principio cuando hizo la denuncia de la desaparición de su hija, les comentó que la última llamada del celular de su hija estaba ubicada en el fraccionamiento San Carlos, por lo que pidió a las autoridades que la acompañaran, situación a la que no accedieron pues le dijeron que primero tenía que realizar la denuncia y esperar a que se emitiera el boletín de ODISEA. 


Aseguró que la madre de Samanta hizo la investigación por su propia cuenta, consiguiendo la sábana de las llamadas telefónicas de su hija, y que llevaba cinco meses tocando puertas, destacando que la tardanza burocrática impidió la pronta localización.



ERAN TRANQUILOS: VECINOS


Por otro lado, vecinos del lugar coincidieron en comentar que los presuntos multihomicidas eran personas tranquilas que se dedicaban al comercio. Durante el día, Patricia vendía queso y ropa de paca que Juan Carlos transportaba en un carrito. En las noches, a partir de las 19:00 horas, instalaban un puesto frente a la casa que rentaban, marcada con el número 530 de la calle Playa Tijuana, en Jardines de Morelos, donde vendían elotes, esquites y patas de pollo.



“Se veían tranquilos, no se metían con nadie, nos saludaban: buenos días o buenas tardes, andaban mucho en la calle, y Patricia tocaba en las puertas de las casas para ofrecer el queso”, mencionó una de las inquilinas de nombre Cristina, quien aseguró que ella tiene dos meses de rentar una vivienda en este lugar, y que como se va todo el día a trabajar nunca se dio cuenta de algo extraño o anormal.



Otro de los vecinos, el que se encuentra dos casas al lado, de nombre David, dijo que él y su esposa se dieron cuenta de que por las noches los multihomicidas hacían fogatas que desprendían un olor fétido “como si quemaran carne de un animal. Nunca pensamos en denunciar esto porque aquí, sí alguien ve que algo malo pasa, no interviene; cada quien se dedica a lo suyo y lo demás no importa. Hay mucha inseguridad”.



Yessenia, la chica que renta una vivienda y un local que es una estética en la misma vecindad, dijo: “no te puedo decir nada; lo tengo prohibido por mis caseras, pero lo único que sé es que mis vecinos se veían como personales normales. A mí la señora me ofreció queso, pero le dije que no, porque yo siempre compro mi comida y no guardo ningún alimento en mi casa”.



En cuanto a las propietarias del inmueble, las dos mujeres llegaron cuando MILENIO Estado de México y Multimedios realizaban sus trabajos sobre el caso. Al mismo tiempo arribaron elementos de las policías municipal, de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM) y de la FGJEM.



Llegaron al sitio porque estos medios le pidieron a un vecino que habita a dos casas de la vecindad, que tomara una gráficas desde su azotea, situación de la que las autoridades fueron alertadas.



Las mujeres nunca se identificaron, aunque una de ellas dijo presuntamente ser esposa de un empleado de TV Azteca. La supuestas propietarias amenazaron al vecino, advirtiendo que no podía tomar video ni fotografías del lugar, y se reservaron su derecho a dar cualquier comentario en relación con sus inquilinos, los multifeminicidas Juan Carlos “N” y Martha Patricia, actualmente en el penal de Santa María Chiconautla, donde el próximo jueves, a las 08:00 horas, se les realizará la segunda audiencia para definir su situación.



Hay que destacar que en breve entrevista, la madre de Samanta refirió que hasta el momento su hija aún se encuentra como “desparecida” ya que no ha sido informada por las autoridades sobre la identidad de los restos encontrados en la casa de los feminicidas.



“A mí la Fiscalía no me ha avisado que hayan encontrado el cuerpo de mi hija entre los restos que sacaron de la casa, ella aún cuenta con el estatus de desaparecida”, dijo.



LC

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