En 5 años, más de 3 mil muertes a causa de arma de fuego en Tamaulipas

Son los crímenes por los que se abrió una averiguación previa o carpeta de investigación en las Agencias del Ministerio Público del Fuero Común.

Armas de fuego (Especial)
Cristina Gómez y Lucero Reyes
Tampico /

La violencia acabó con la vida de 3 mil 286 personas en Tamaulipas en un lapso de casi cinco años. De estas, 1,910 fueron asesinadas con un arma de fuego.

Así lo indica la estadística de la Procuraduría de Justicia del Estado, que alimenta la base de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Por estos crímenes registrados desde enero de 2015 hasta septiembre de 2019, se abrieron las averiguaciones previas o carpetas de investigación ante las Agencias del Ministerio Público.

En un desglose anual, se observa que en 2015 se presentaron 533 homicidios dolosos; en 2016 sumaron 594; en 2017 la cifra fue de 801; 2018 alcanzó los 851 y a septiembre del presente año iban 507 según el reporte oficial.

Después de las muertes por arma de fuego, están las producidas por arma blanca, donde se cuentan 350 en el periodo citado; el resto de los homicidios fueron con “otro elemento” y hay casos donde “no se especifica”.

De acuerdo con el Código Penal vigente en el estado, homicidio doloso es la clasificación que se da a la acción de matar de forma intencional, excepto cuando se actúa en legítima defensa. En cambio, el homicidio culposo es el fallecimiento producto de un accidente, cuando haya habido descuido, negligencia o imprudencia.

Bajo registro en feminicidio Por otra parte, en cuanto a los feminicidios, en 2015 Tamaulipas no tuvo registro; en 2016 reportó solo uno; en 2017 cuatro; en 2018 13 y al noveno mes del presente año son ocho al momento.

La ley antes señalada precisa en su artículo 337 Bis que comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género, es decir, cuando la víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo; se le hayan producido lesiones o mutilaciones posterior a la muerte; existan antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar de su asesino contra ella; haya existido una relación sentimental entre ambos; datos de amenazas o acoso; haya sido incomunicada o su cuerpo se haya exhibido en un lugar público.

Dentro del recuento en el tercer informe de gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca, se destacó que el comportamiento del delito de homicidio doloso respecto a la media nacional ha mantenido una similitud.

“En 2018, Tamaulipas se ubicó un poco debajo de la media nacional con 23.7 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes”, se lee en el libro respectivo, entregado al Congreso del estado.

El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo, afirmó en septiembre pasado que los homicidios por parte del crimen organizado en Tamaulipas van a la baja, pese a que “en algunas zonas la delincuencia organizada es consistente”.

Cabe mencionar que la zona sur del estado no registra una alta incidencia de homicidios dolosos hasta el momento.

Proceso muy doloroso 

Es doloroso el proceso de las familias que tienen personas que han sido desaparecidas y que algunos los dan por muertos, debido al paso del tiempo y que no han vuelto a saber de ellos, señaló el psicólogo Gabriel Rubio.

Explicó que muchas de las veces llegan a solicitar ayuda profesional donde pasan por un tratamiento de terapia, acompañada de fármacos; en ocasiones los pacientes no duermen, caen en depresión y por ello se les recomienda buscar incluso apoyo del lado espiritual.

Llegan a sentir resentimiento de la vida y de Dios, dijo el especialista, por ello es que se les invita a acudir a grupos de apoyo, donde pueden encontrar a más personas que han pasado por el mismo proceso y que de alguna manera llega a ser benéfico, porque se trata de llegar a entender ese proceso de pérdida.

“Cada situación es diferente, sin embargo hay quienes buscan apoyo y les hacemos entender que hay situaciones que se salen de nuestras manos y que no somos culpables de eso”.

Refirió que dentro de la escala del dolor emocional, este es considerado el más alto, ya que no hay cosa más difícil que tener a un familiar desaparecido y más aún si no saben si está vivo o muerto, en este último porque no tienen un cuerpo ya que de esta manera se pasa por un duelo y al final terminan por cerrar un ciclo.

“Entre las cosas que hacemos es también tocar el sistema nervioso de las personas, porque realmente se debilitan mucho, sufren de insomnio, pérdida de apetito y alteraciones fisiológicas”, indicó el psicólogo.


GINS




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