Su cabeza tenía precio y las autoridades de la Ciudad de México vigilaban de cerca sus pasos. Además de ofrecer una jugosa recompensa de 5 millones de pesos por información que condujera a su paradero, los trabajos de inteligencia realizados al menos desde 2019 por fin rindieron frutos: Eduardo Martínez Tiburcio, líder de la Unión Tepito, fue detenido.
De acuerdo con el Registro Nacional de Detenciones de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la aprehensión de El Chori -como es mejor conocido el líder criminal- se efectuó poco después de las 19:30 horas del pasado lunes 18 de marzo en la colonia Lomas de Padierna de la Alcaldía Tlalpan.
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Aunque en un inicio fue trasladado a las inmediaciones del Reclusorio Norte, el alto perfil criminal que caracteriza a Eduardo Martínez Tiburcio orilló personal de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a cambiar al otrora líder de la Unión Tepito a un penal federal.
De este modo, la madrugada de este viernes 12 de abril, El Chori fue ingresado a las inmediaciones del Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Los muros alambrados y las celdas del también llamado Penal del Altiplano resguardan a capos de alto nivel como Miguel Ángel Félix Gallardo, Néstor Isidro Pérez Salas, Rafael Caro Quintero, Héctor 'El Güero' Palma, José Antonio 'El Marro' Yépez Ortiz o José Alberto 'La Kena' García Vilano, líderes criminales que enfrentan sus respectivos procesos legales entre rejas, tal y como lo hará Eduardo Martínez Tiburcio.
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La llegada de El Chori a la que considerada como la cárcel de máxima seguridad de México no es casualidad, sino una consecuencia de la amplia trayectoria delictiva que construyó; misma que lo llevó no solo a encabezar a la Unión Tepito sino también las listas de los objetivos prioritarios tanto para la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) como de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ CDMX).
La carrera criminal de ‘El Chori’ en la Unión Tepito
A través de su cuenta de X, el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Pablo Vázquez, se refirió a Eduardo "N" como el presunto líder de un grupo delictivo que opera en la zona centro de la Ciudad de México. A El Chori se le aseguraron dosis de droga, un arma de fuego y dinero en efectivo durante su detención.
Aquellos objetos que le fueron asegurados fueron tan sólo una vislumbre al amplio historial de actividades delictivas a las que ha sido vinculado el líder criminal, entre las que destacan la extorsión a comerciantes, homicidios, secuestros, narcomenudeo, y cooptación de jóvenes a los que presuntamente les proporcionaba armas para involucrarlos en sus lucrativos negocios.
El poderío que el líder criminal acaparó en la capital mexicana llevaron incluso a la SSC a considerar su célula delictiva como una independiente de la Unión Tepito, según da cuenta un informe de su Unidad de Transparencia fechado en noviembre de 2021 y obtenido por el periodista Gaspar Vela para MILENIO.
En el informe se ubica a El Chori y sus aliados como uno de los 20 grupos delictivos que entonces se disputaban el control de la Ciudad de México, siendo su principal bastión la Alcaldía Cuauhtémoc, en donde se dedicaban principalmente a la extorsión en el Centro Histórico.
En entrevista con Carlos Zúñiga para Milenio Televisión, el periodista especializado en crimen organizado, Óscar Balderas, se refirió a Eduardo Martínez Tiburcio como un jefe indiscutible de la organización delictiva en la Ciudad de México y el área metropolitana.
Además de coordinar actividades delictivas como el llamado “cobro de piso” a comerciantes, El Chori fungía también como enlace con otros grupos delictivos que tienen su base de operaciones en otros países, como por ejemplo Colombia.
Y es que, a lo largo de su existencia, distintos líderes de la Unión Tepito -como lo fue Juan Juárez Orozco, El Abuelo- se encargaron de establecer rutas del tráfico de drogas desde Latinoamérica a México y posteriormente a Estados Unidos, un negocio ilícito que les dejó millonarias ganancias y que años más tarde heredaron personajes como Eduardo Martínez Tiburcio.
"Desde principios de la década de 1990 hasta su arresto en 2012, Juárez dirigió una operación de transporte marítimo y terrestre a gran escala responsable del tráfico de varias toneladas de cocaína desde Centroamérica por las aguas del océano Atlántico hasta las costas de México. Una vez que la cocaína llegaba a México, Juárez y sus cómplices transportaban las toneladas desde la costa a la Ciudad de México, donde eran enviadas a Estados Unidos para su distribución", se detalla en un comunicado del Departamento de Justicia.
Si bien las actividades delictivas de la Unión Tepito han quedado retratadas tanto en trabajos periodísticos como en documentos judiciales de México y Estados Unidos, durante los inicios de la organización criminal El Chori figuraba como subalterno de otros líderes.
La reunión con ‘La Barbie’
La ruptura de la llamada ‘Federación’ que encabezaba el Cártel de Sinaloa junto a los hermanos Beltrán Leyva a mediados de la primera década de los 2000 's cambió por completo la reorganización del hampa en México.
Desde jefes de plaza hasta eslabones más bajos en los organigramas de las células delictivas tuvieron que escoger entre apoyar a la organización que encabezaba Joaquín El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada o, a la que tenía como su principal líder a Arturo Beltrán Leyva, mejor conocido como El Jefe de Jefes.
No obstante, dentro de las filas del Cártel de los Beltrán Leyva también destacó un despiadado lugarteniente que, tras trabajar con ellos, vio en la Ciudad de México un centro de operaciones invaluable para el tráfico de drogas al contar con un espacio como Tepito y con el Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
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Su nombre real es Édgar Valdez Villarreal, pero fue mejor conocido mediáticamente como La Barbie por su tez blanca, cabello rubio, ojos claros y corpulenta apariencia que destacaba al llegar a cualquier antro de moda o al Barrio Bravo de la capital mexicana.
"La Barbie también buscaba crear un cártel capitalino tras enterarse de los movimientos del Abuelo, esto gracias a los soplones que tenía aún dentro del clan de los Beltrán Leyva. Así pues, decidió adelantarse a su contrincante y en mayo de 2010 llegó al Barrio Bravo para pactar con los cabecillas de algunas de las mafias más arraigadas", describe el periodista Antonio Nieto en su libro El Cártel Chilango: origen, poder y saña de la Unión Tepito.
La llegada de un 'narco' que no era originario del emblemático barrio chilango no fue bien recibida por La Unión Tepito que encabezaba el Abuelo, su hijo Rachid, El Miguelón, Ricardo López Castillo, Francisco Javier Hernández Gómez -mejor conocido como Pancho Cayagua- y su jefe de sicarios El Betito, quien en el trabajo periodístico de Antonio Nieto es identificado como José Alberto Maldonado López, pero por autoridades capitalinas como Roberto Moyado Esparza.
No obstante, Édgar Valdez Villarreal logró configurar un equipo que aspiraba a desplazar a la naciente organización de Tepito en colaboración con otros perfiles criminales que operaban en el Barrio Bravo: Cristian Omar Larios Tierrablanca -El Kikín- y Jorge Flores Conchas -alias El Tortas-.
Ambas células delictivas se hicieron llamar la Unión de Tepito, sin embargo, y con una sanguinaria lucha que sembró terror en la capital mexicana, La Barbie intentó unificarlas antes de su aprehensión en octubre de 2010.
Según relata Antonio Nieto, el ex socio de los Beltrán Leyva pisó el Barrio Bravo de Tepito primero en mayo de 2010 para pactar con algunas 'narcofamilias' en una vecindad y un mes más tarde en un estacionamiento de la calle Peralvillo que era propiedad de El Kikín.
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Información proporcionada por Óscar Balderas en entrevista con Carlos Zúñiga para Milenio Televisión apunta a que El Chori estuvo presente en la primera reunión que líderes criminales de Tepito sostuvieron con La Barbie, no obstante, en aquel año Eduardo Martínez Tiburcio aún no figuraba como cabecilla de la organización.
El ascenso de El Chori al liderazgo de la Unión Tepito se dio tras las detenciones de El Betito y de El Lunares, quienes a su vez llenaron las vacantes que dejaron la aprehensión o muerte de otros líderes.
Desde El Abuelo, pasando por Pancho Cayagua y ahora El Chori, el reacomodo que la Unión Tepito ha hecho en sus filas ha traído consecuencias que, sumado a la intromisión de otras organizaciones delictivas como la Familia Michoacana o el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), mantienen a la Ciudad de México sumergida en una interminable espiral de violencia que autoridades capitalinas siguen intentando combatir.
ATJ