Velan a la alcaldesa de Cotija, Yolanda Sánchez, bajo fuerte operativo de seguridad

En el lugar del atentado, se colocaron veladoras y flores en memoria de Sánchez Figueroa, mientras que la investigación continuaba.

Cotija despide a su alcaldesa Yolanda Sánchez bajo estricta vigilancia | Especial
César Cabrera
Michoacán, México /

Ayer por la tarde fue velada Yolanda Sánchez Figueroa, alcaldesa de Cotija, Michoacán, quien el lunes por la noche fue asesinada junto con su escolta en la zona centro del municipio.

Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, un grupo reducido de familiares despidió a la edil en una funeraria local, sin permitir el ingreso de la prensa y solo autorizando fotografías a cierta distancia, sin que aparecieran personas.

El cuerpo de la edil arribó al municipio pasadas las tres de la tarde, resguardado por fuerzas de los tres niveles de gobierno.

En el interior de la sala de velación, a un costado del féretro, que permaneció cerrado, se colocó una fotografía de la presidenta, y en los cuatro costados, sirios y ofrendas florales.

En las calles colindantes al inmueble, patrullas de la Policía Municipal fueron atravesadas, impidiendo el paso incluso a vecinos a bordo de sus automóviles.

En el caso del escolta Jesús "V", sus funerales se llevaron a cabo en el municipio de Los Reyes.

Antes de la llegada del cuerpo de Sánchez Figueroa, el secretario de Seguridad Pública, José Alfredo Ortega Reyes, encabezó la supervisión de operativos tanto al interior como al exterior de Cotija.

"A partir de estos lamentables hechos, se ha reforzado la presencia en la región Jiquilpan. Aquí de están realizando patrullajes, puestos de control en las cercanías y en las salidas", dijo.

Sin embargo, pese al despliegue de efectivos, en este municipio considerado como Pueblo Mágico, prevaleció el temor, la zozobra y el miedo.

Prueba de ello fue que las escuelas de la cabecera municipal suspendieron clases, al igual que el Ayuntamiento, que permaneció cerrado. Lo mismo ocurrió con varios negocios y, los pocos que abrieron, registraron pocas ventas.

MILENIO intentó obtener el testimonio de algún habitante para conocer sus impresiones tras lo ocurrido, pero la negativa prevaleció.

No obstante, el dolor del pueblo se reflejó cuando en el lugar del atentado, sobre la calle Javier Mina, a un costado de la parroquia, se colocaron veladoras y rosas, además de que se vertió cal para cubrir las manchas de sangre.

La pared de un colegio privado y un inmueble abandonado registraron al menos 50 impactos de bala.

De manera constante, peritos de la Fiscalía General del Estado visitaban el lugar hasta que, por la tarde, como toda la zona centro, lució desolada.

"¿Qué decirle a la gente, que está atemorizada ante lo que pasó?", se le cuestionó a Ortega Reyes.

"Qué denuncien, qué denuncien y que estén conscientes de que aquí está la autoridad", respondió.

MO

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