Hay razones para pintar y tienen nombres y apellidos

Desde casa se aprende a luchar. Y no, no necesariamente se debe al ejemplo que ahí se recibe. A veces las familias son la pauta de lo que muchas mujeres ya no quieren.

Manifestación contra los últimos casos de feminicidios y desaparición de mujeres en hidalgo. (Jorge Sánchez)
Melisa Agüero
Pachuca /

Desde casa se aprende a luchar. Y no, no necesariamente se debe al ejemplo que ahí se recibe. A veces las familias son la pauta de lo que muchas mujeres ya no quieren.

¿Por qué las mujeres son las últimas en sentarse a comer? ¿Por qué el halago hacia ellas siempre va en torno a su físico y no sobre sus capacidades intelectuales? ¿Por qué desaparecen más mujeres que hombres? ¿Por qué en los casos de abuso sexual las mujeres en todo el mundo predominan como víctimas? Estas son las preguntas que se hacen las cerca de 20 jóvenes que conforman Aquelarre Cihuacóatl. Tachadas como rebeldes, llegaron como una nueva ola del feminismo a cimbrar Hidalgo.

“Es el hartazgo por lo arraigado que está el machismo en nuestra cultura, en cada rincón de nuestra sociedad. Yo comencé repugnando el machismo dentro de mi familia; desde siempre eran actitudes que a mí no me parecían bien, pero realmente no sabía lo que era el feminismo, ya hasta que entré a la carrera y empecé a ver más información en redes a raíz de las movilizaciones que han ocurrido en Sudamérica desde hace años”, reflexiona Vania Zamudio Jaramillo, licenciada en Química y una de las cabezas al frente del Aquelarre Cihuacóatl.

“El adentrarme al feminismo ha sido un poco intuitivo, pues cuando leo teoría feminista y luego volteo a ver a otras mujeres en la vida real que luchan desde sus propias experiencias o que se cuestionan lo mismo que yo, me inspiran a seguir luchando y cuestionándome”, remata Fernanda Rivero Moreira, licenciada en Psicología, otra de las integrantes fundadoras del grupo que nació alrededor de un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.


Lo que pasa en el 8M se queda en el 8M

“La colectiva se formó inicialmente como una red de apoyo. Éramos mujeres que queríamos asistir al 8M pero no queríamos ir solas. De ahí, la red de apoyo se fue fortaleciendo de tal manera que optamos por hacerla colectiva”, recuerda Carolina Padilla Palomares, ingeniera bioquímica, fundadora también del Aquelarre hidalguense.


Esa fecha reunió en Pachuca a más de 3 mil mujeres en un grito; los nombres de Sara Abigail y Lorena Tinoco eran muy recientes, la vida insegura en Hidalgo ya no era noticia nueva, hasta la fecha no hay respuestas tangibles sobre ambos feminicidios.

En el caso de Sara Abigail Salinas Sandoval, joven asesinada en Zempoala el 25 de agosto de 2019, el surtido número de cámaras de vigilancia conectadas al C5i presumidas por el entonces alcalde, Héctor Meneses, no dieron con el feminicida encubierto presuntamente por una comunidad religiosa, así como por las fallas en la investigación. Lo dijo su madre al término de la marcha de este 8 de marzo: “las cámaras sirven para vigilar los intereses de algunos, no para la gente común y corriente”.

Rayamos y nos manifestamos porque es la única manera como nos voltean a ver, aunque sea con reacciones y comentarios negativos, pero logramos hacer visible la problemática en el estado. Que la gente se dé cuenta que allá afuera matan, desaparecen y violan, y que no vamos a descansar hasta que se haga justicia, y no nos vamos a callar hasta que nuestras exigencias sean tomadas en cuenta por las autoridades, cosa que hasta hoy no se ha hecho”, arremetió Carolina.


Si tocan a una, respondemos todas

Alondra, Mariana y Yasmín son ahora los nombres que buscan justicia, por ellas y por la larga lista de mujeres desaparecidas y asesinadas en el estado. Aquelarre Cihuacóatl debutó con la organización de una marcha en plena pandemia bajo el señalamiento: “es más grande el miedo a la violencia feminicida que el miedo al contagio”, esto en respuesta a la conferencia ofrecida en agosto por Juan de Dios Pontigo Loyola, secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, en la cual dio a conocer cifras que dejaron al aire muchas preguntas para la sociedad.


Recuento

Mariana Zavala desapareció el 2 de agosto en Tlahuelilpan, el 9 del mismo mes en Atitalaquia desapareció Alondra Castillo de 16 años, en Mixquiahuala no localizan a Yasmín Ángeles desde el 11 de agosto. De ellas, Alondra y Mariana fueron halladas, pero sin vida; de Yasmín no hay rastro ni respuesta oficial.

Para una ola de violencia como esta, quizá solo una cuarta ola de feminismo podría cambiar el destino de las mujeres en Hidalgo. Estos tres casos prendieron la mecha de la región Tula e hicieron que pobladores cumplieran casi tres semanas de movilizaciones exigiendo respuestas, protestas retomadas por las cerca de 20 jóvenes – entre ellas algunas que no han cumplido la mayoría de edad– que integran la colectiva Aquelarre Cihuacóatl, quienes convocaron a una marcha en Pachuca… siguen sin recibir apertura al diálogo.


“Nuestro objetivo era primeramente respaldar a las familias de víctimas y desaparecidas para exigir justicia y resolución a sus casos. (La participación de los familiares de Mariana Zavala) fue una de las partes más conmovedoras porque a final de cuentas nosotras estamos para respaldar a esas familias; realmente nosotras considerábamos una asistencia de 50 mujeres máximo, pero hubo aproximadamente 200. Es inexplicable la unidad que existe en momentos así, y sale a relucir el hartazgo que todas tenemos”, contó Vania.

Bajo el respaldo del movimiento feminista local, así como de otras organizaciones y colectivas a nivel nacional, el Aquelarre Ciahuacóatl ha iniciado diversas campañas para visibilizar la violencia machista, la última fue Quisiera ser monumento para que te indignes si me tocan, en la que aparecen diversos espacios históricos de Hidalgo intervenidos digitalmente con pintas feministas, a la cual se sumaron varias colectivas en el país para demostrar que tiene más alcance una imagen con edificios pintados, que las fichas de búsqueda de personas desaparecidas.


¿Por qué las feministas están tomando las Comisiones de Derechos Humanos?

Los errores que comete el Estado en la impartición de justicia someten a miles de personas a un contexto de violencia. Es el Estado el encargado de garantizar los derechos humanos, y en casos como los feminicidios y abuso sexual las quejas hacia servidores públicos que se valen de un sistema para viciar procesos han puesto a México en el radar internacional.


Después de años de pedir justicia, las familias hoy toman espacios públicos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha sido el rehén, ya que es la instancia encargada de investigar los casos de funcionarios que han entorpecido una investigación.

“Estamos completamente a favor de la toma de la CNDH, así como la de todos los estados. Exigimos que los protocolos existentes se lleven a cabo de manera eficiente, que no se deslinden de acciones”, dice Carolina.

El Aquelarre Cihuacóatl tiene una y mil razones ahora para seguir luchando por los derechos de las mujeres. “No queremos aprobación de nuestras luchas, el movimiento ya es válido y vamos a pelear por todo hasta que este sea un mejor mundo para las mujeres. Invitamos también a todas las mujeres a que analicen su contexto y se unan a esta lucha que es por y para todas nosotras”, remató Fernanda.

Para Carolina, así como para la demás, “este nuevo grupo significa seguridad. Un grupo de mujeres que se han convertido en mi familia, en fuerza y en unión. Nos cuidamos una a la otra, nos motivamos y ayudamos en la medida de lo posible. Ya no estamos solas, nos vamos juntando. Y de aquí no nos vamos, porque entre amigas nos cuidamos”.

El Dato.

El porqué del nombre

"La palabra aquelarre hace alusión a las reuniones que tenían las brujas en tiempos pasados; la gente las consideraba de esa manera, debido a la gran cantidad de conocimientos que tenían. Cihuacóatl es en nombre a la diosa mexica, que se decía era la recolectora de almas, considerada la protectora de las mujeres fallecidas al dar a luz”.

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