El Centro de Readaptación Social de “Santiaguito”, que se ubica en el municipio de Almoloya de Juárez, cuenta con una población penitenciaria de más de 3 mil personas.
De ellos 110 son adultos mayores en proceso o con sentencia.
De acuerdo con una trabajadora social interna, de ellos, aproximadamente 80 por ciento fueron abandonados por sus familiares; es decir, los visitan poco o nunca regresan a verlos.
Frecuentemente, dijo, se da este fenómeno cuando son sentenciados y purgan condenas de más de 40 años.
La trabajadora informó que estas personas, pese a la edad que tienen, cohabitan con reos de todas las edades y viven expuestos a las mismas condiciones de vida.
En un sondeo que se realizó entre los presos se identificó que sus edades oscilan entre los 62 y 70 años y registran penas que van de los 3 años -por encubrimiento- hasta los 16 años -por violación- y en su mayoría, alcanzan sentencias de más de cuatro décadas cuanto se trata de delitos de homicidio -con más frecuencia-, secuestro y extorsión.
El promedio de vida de un interno al interior de la cárcel, informó la trabajadora social, es hasta los 75 u 80 años.
La Fosa Común
“Hay quien vive más tiempo” y, al morir son notificados sus familiares; sin embargo, cuando son abandonados ya no se tienen a quién avisarle y son enterrados en las fosas comunes de los panteones, con más frecuencia, en el panteón municipal de Almoloya de Juárez.
Para sobrevivir dentro de la cárcel, dijo, las personas de la tercera edad venden dulces y se dedican a la elaboración de artesanías como cajas de manera, pintura, papiroflexias, entre otras.
“A mí me encerraron injustamente por encubrimiento, me dieron 3 años y algo, yo no cometí ese delito y estoy viendo que me ayuden. Ahorita, mientras, yo me dedico a la lectura de la Biblia y a veces, para sacar un dinerito, corto el cabello; yo era velador, pero aquí hago eso y hay a algunas personas que no les cobro porque están más necesitadas que yo”, comentó Luis Sotero, de 68 años de vida solitaria.
LC