Desde las primeras horas después del ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001 que derribó las Torres Gemelas en Nueva York y penetró el Pentágono en Washington, México desplegó a agentes de inteligencia del extinto CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) en puntos clave del país en lo que pronto se convirtió en un juego de ajedrez de espionaje en el tablero internacional.
El entonces secretario de Gobernación durante el sexenio de Vicente Fox, Santiago Creel, explicó en entrevista con MILENIO que su principal misión luego del atentado era proteger y anticipar que otra célula terrorista de Al-Qaeda llegara a Estados Unidos desde nuestra frontera, que atentara contra ciudadanos o intereses estadunidenses en el país, o peor aún, que eligieran a México como su próximo blanco.
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Aseguró que, en aquellos tiempos tan álgidos en materia de política internacional y en inteligencia por parte de agencias de seguridad, México decidió no invadir Irak junto a Estados Unidos y el resto de sus aliados en la llamada Guerra contra el Terrorismo, no por una traición contra Washington como se cree aún en día en algunos sectores, sino porque el entonces secretario de Estado, Colin Powell, no pudo demostrar ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que había armas químicas de destrucción masiva construyéndose en el país de Medio Oriente.
-¿Las afirmaciones de que México traicionó a Washington son falsas?
"Sí, por supuesto, no solamente no traicionamos, yo creo que México no pudo haber sido mejor aliado en esta situación de coyuntura como lo fuimos y los resultados hablan por sí solos".
"El despliegue de nuestra fuerza, tanto de elementos, como de inteligencia y de recursos, fue tan importante como los aliados que lo acompañaron a la guerra", sostuvo.
-¿Cómo es que se entera usted de los ataques? Hay un vídeo icónico del entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush mientras está en una escuela y se acerca un agente del Servicio Secreto a darle la noticia al oído...
"Yo me entero por las noticias de radio, estaba terminando de preparar mi comparecencia, ese día debía comparecer a la glosa del informe a la Cámara de los Diputados, y entonces, me había levantado desde muy temprano para revisar mis documentos, notas, y presentación (...) Se canceló la comparecencia, entonces inmediatamente fui a Los Pinos a platicar con el Presidente (...) él ya había convocado a una parte del gabinete, y ahí ya, con información de inteligencia, había una enorme incertidumbre, si iba a haber un segundo, tercero o cuarto ataque. Por dónde sería, cómo sería y una de las probabilidades un escenario, no era el único, pero era uno de los escenarios es que fuera, digamos, por conducto del territorio nacional".
-¿Hubo un miedo real de que entraran por México los próximos terroristas que atacaran Estados Unidos?
"Sí, sobre todo, hubo no solamente una preocupación, sino una ocupación inmediata porque tenemos una frontera, por donde transitan un millón de personas diario".
-¿Qué hizo México luego del 11-S?
"Estar muy vigilantes y atentos a nuestras entradas internacionales, es decir, puertos y aeropuertos en todo el país, y también de ciertos intereses del gobierno de los Estados Unidos como son: embajadas, consulados, colegios, inversiones importantes, por ejemplo, automotrices o lugares donde van usualmente de recreo o de turismo los americanos como puede ser Cancún, Los Cabos, Acapulco, Vallarta. Hicimos un despliegue muy importante porque no sabíamos y teníamos que ir evaluando cada uno de los escenarios".
-¿La guardia en alto incluyó un despliegue de agentes del CISEN en los focos rojos, en los puntos clave?
"Sí, por supuesto, y no solamente de inteligencia, sino de efectivos, o sea hubo despliegue real de las Fuerzas Armadas y de nuestra policía federal".
-¿Hubo algún incidente que no saliera en los medios pero que encendiera los focos rojos del CISEN, de Gobernación?
"Sí, por supuesto que sí hubo, no uno sino varios incidentes en distintos momentos. Algunas alarmas de distinto tipo, y esas quedan, digamos, como materia de información de inteligencia que eventualmente, todo eso, debería de salir a la luz pública (...) Estábamos en constante comunicación con nuestras contrapartes europeas con los ingleses, con los franceses, con los alemanes, españoles, canadienses y estadunidenses, por supuesto, guatemaltecos, centroamericanos, en fin, porque sí había un escenario de un segundo, un tercer ataque terrorista, sí lo había, y esto era una coincidencia de todas las agencias de inteligencia de los países, digamos, cercanos, con los cuales teníamos relación (...) Estábamos con esa guardia alta".
-A 20 años, ¿Cuál es el balance que hace usted en materia migratoria y diplomática del 11-S?
"El primer balance es que, efectivamente, la agenda de los Estados Unidos, la agenda de su relaciones exteriores, y particularmente con México, cambió. Pero no por México, sino por sus intereses de seguridad nacional".
FS