Jesús González Schmal fue el encargado de revisar para la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) la queja presentada por Mario Aburto, sentenciado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994. En entrevista para MILENIO, revela por primera vez lo que documentó y las razones por las que ahora está convencido de la inocencia del que hasta la fecha es considerado el homicida del entonces candidato presidencial del PRI.
La investigación de González Schmal incluyó la revisión de los expedientes judiciales, encuentros con el propio Mario Aburto y con su familia. Se introdujo en las constancias de las actuaciones judiciales y motivó que la CNDH emitiera una recomendación para que la Fiscalía General de la República (FGR) retome el caso para su revisión.
En uno de los cinco encuentros que tuvo con quien es señalado como el homicida de Luis Donaldo Colosio, le preguntó si no ha pensado en quitarse la vida. Aburto respondió que primero quiere que se sepa la verdad de lo ocurrido aquel 23 de marzo de 1994.
¿Qué logró documentar en su investigación?
Quizás lo más importante es que nos va a permitir ahorrar tiempo en la dilucidación de este crimen tan horrendo, que no reconoce ni el propio Mario Aburto, ni su familia, ni los elementos que yo he tenido al alcance para concluir que es el autor del homicidio.
Fue un punto de partida que me llevó a profundizar en las causas y dar con el efecto que tuvo el que se sometiera a Aburto a un proceso de tortura sistémica.
¿Una nueva investigación de la FGR arrojaría una conclusión distinta a la de las investigaciones previas, que son muy sólidas?
Sí, desde luego. La Procuraduría en el aquel entonces, en el 94, si bien determinó la judicialización para llevar el caso al Poder Judicial, también dejó en reserva la posibilidad de que se generaran nuevos elementos o hechos que no se conocían para poder llegar a otra conclusión. Ahora logramos el hallazgo de una denuncia presentada por el propio Mario Aburto en agosto de 1994 de torturas a las que fue sometido. La denuncia no se sustanció. Esa es la clave para ahondar en el tema y poder probar la tortura para, entonces, declarar su inocencia.
¿Sólo la tortura lo dejaría en libertad o además hay elementos para pensar que no cometió el crimen?
Si uno ve las constancias, las violaciones que hubo en el proceso a sus derechos humanos, por ejemplo, la primera declaración que él hace, no tiene defensor ni de oficio ni particular, está hecha ante un Ministerio Público federal, que, por cierto, no tenía competencia federal, sino que era del fuero común del estado de Baja California.
Independientemente de eso, se hizo una declaración sin validez porque estuvo torturado desde que el colectivo que estaba en Lomas Taurinas lo acosó, lo apedreó y lo puso en condiciones de incapacidad física para hacer una declaración. No tuvo defensor desde el inicio del proceso, lo que invalida esas actuaciones. Y encontramos la incompetencia de la Procuraduría para hacer la investigación.
Con el Instituto de Defensoría Pública del Poder Judicial federal, que tiene a su cargo la defensa, logramos interponer un amparo. Ellos están haciendo una labor muy efectiva en ese sentido, haciendo constar los vicios en el procedimiento que pueden invalidar la sentencia.
Simultáneamente, al profundizar en el expediente, encontramos esa denuncia de tortura no sustanciada y procedimos en la CNDH, por el lado del mecanismo de prevención de la tortura de Naciones Unidas a aplicar procedimientos del Protocolo de Estambul para probar si efectivamente esa tortura se llevó a cabo o no.
¿Cómo está Aburto?
Pues, acabado. Él está, además, padeciendo. En el Protocolo de Estambul que le practicamos, se acusa también en un estado de deterioro de la salud, de un dolor crónico permanente durante 27 años que no se le ha atendido correctamente, porque desde que lo aprehendieron en Lomas Taurinas lo golpearon y le dañaron la columna vertebral. Está acabado, aunque con un espíritu todavía de esperanza de que la verdad se sepa.
¿Cuántas veces tuvo contacto con Aburto?
He tenido cinco entrevistas con él y he estado con la familia en Los Ángeles, California. He estado también en Tijuana con José Luis Pérez Canchola, el defensor de los derechos humanos que fue testigo presencial de la primera declaración de Aburto allá en la delegación en la ciudad de Tijuana.
¿Qué hace Aburto al interior de la cárcel? Entiendo que pinta.
Sí, pinta. Está estudiando derecho. Es un hombre con mucha riqueza espiritual. La tortura no sólo es para él, es para su familia. Es una tortura trascedente, sistémica, que agrava todavía las condiciones en las que se encuentra, pero él siempre tiene el espíritu despierto.
Yo le pregunté: "¿Y no estaría usted inclinado a privarse de la vida?"; "Mientras no se sepa la verdad voy a vivir, una vez que se sepa la verdad puedo disponer de mi vida", respondió.
¿Qué verdad quiere contar Aburto?
Sabe quién fue porque en ese mismo día de los hechos él le señaló a quienes lo estaba aprehendiendo que había sido una persona que le decían El ruco y que él identifica. Que posteriormente fue asesinado. Él sabe quién fue, pero además de eso, invocaba, pedía piedad por la tortura a la que fue objeto y por eso siempre estuvo en condiciones muy difíciles. Pérez Canchola testifica en el sentido de que estaba sedado o estaba afecto por alguna droga que le metieron.
¿Qué sigue en el proceso para que logre su libertad?
Por la recomendación de la CNDH, la Fiscalía tendría que revisar todo el expediente, empezando por la averiguación que quedó insustanciada.
Por otro lado, el Instituto de Defensoría Pública está intentando tanto el amparo como una vía de declaración de inocencia, que de acuerdo con la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura, procede que el juez de distrito recoja la demanda de tortura, la denuncia de tortura, la sustancie y si la declara existente, todas las actuaciones judiciales son nulas, por consiguiente, se debe de declarar inocente.
El Instituto de Defensoría Pública del Poder Judicial federal, que interpuso el amparo, estará litigando en esa vía. Los magistrados que lo tienen a su cargo hace 6 meses y están estudiando el expediente. Son 9 tomos. Mismos que Aburto no conocía hasta que se lo llevamos.
EHR