Pasaron navidad y año nuevo acampando afuera de su escuela, y no tienen planes de moverse de ahí, al menos que las autoridades, entre ellas el director del CIDE, José Antonio Romero, se acerquen a iniciar un diálogo horizontal.
“Estar aquí es muy cansado, en la noche hace mucho frío. Estamos enojados porque no se nos ha escuchado. Hemos estado aquí más de 40 días, en el frío. Realmente no queremos estar aquí. Estamos porque no se nos ha escuchado”, dijo en entrevista con MILENIO Bryan Landa, estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el CIDE.
Formar parte de la resistencia en el CIDE es complicado. Camiones y automóviles pasan todo el tiempo y el ruido es ensordecedor. Duermen poco y además hace frío; en las madrugadas la temperatura alcanza los 6 grados centígrados. El primer día del 2022, el director Romero decidió que ante una amenaza tal como la de alumnos inconformes con que no sean escuchados en la toma de decisiones, era necesario cambiar la seguridad institucional por el Servicio de Protección Federal. El alumnado tomó esta decisión como un acto de intimidación o una amenaza.
“Buscamos principalmente un diálogo horizontal, un diálogo donde nos escuchen y cumplan lo que dicen. Porque por ejemplo (Álvarez-Buylla) ya había acordado con nosotros firmar el tratado de no represalias y no lo ha firmado a la fecha y eso es una situación que tiene a todo el alumnado preocupado”, explicó Abigail Basañez, estudiante de Economía.
Desde el 29 de noviembre, la comunidad estudiantil plantó un campamento afuera de la sede en Santa Fe en protesta por el procedimiento de designación del director, José Antonio Romero Tellaeche, en el cual, no se tomó en cuenta ni a alumnos ni a profesores.
Además de una reunión virtual con Álvarez-Buylla a inicios de diciembre y una atropellada visita de Romero a la sede en Santa Fe, la comunicación de las autoridades ha sido a base de comunicados.
“Lo que nos preocupa, nos enfada y nos tiene hasta cierto punto algo hartos es que las autoridades hasta el momento se han negado a cualquier tipo de diálogo y no han cedido en ningún sentido”, dijo César Monter, estudiante de la licenciatura en economía.
Foto: Octavio Hoyos
Tomaron como un ultimátum la última comunicación que han tenido por parte de su director, una carta del doctor Romero en la que pide que se liberen las instalaciones al menos 15 días antes de que se pueda reiniciar el ciclo escolar para acondicionar las instalaciones, con un plan que las autoridades aún mantienen en secreto.
“Sus comunicados incluso, los más recientes, desprestigian la toma. Mencionando que un grupo de personas que se refieren como estudiantes. Ahí queda claro que su objetivo principal es desprestigiarnos, lo cual la comunidad no lo va a permitir porque la comunidad nos conoces, somos estudiantes inscritos todos”, dijo Luis Ángel Carrillo, estudiante de la maestría en Administración y Políticas Públicas.
No descartan dar seguimiento al tema por la vía legal. Mientras las autoridades no se acerquen a los estudiantes, la resistencia sigue.
ledz