En su intento de tener un encuentro con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y entregarle un documento durante su visita de más de tres horas a la refinería Madero, Agustín Flores Hernández hizo todo lo que estuvo en sus manos. Incluso, decidió acostarse a la entrada con tal de detener la unidad que trasladaba al mandatario mexicano.
La gente se arremolinaba al exterior de la Puerta 1 del complejo de Petróleos Mexicanos con un solo objetivo, entregarle unos documentos al Ejecutivo federal, peticiones de ayuda, de obras, algunas cartas de apoyo y otras de rechazo, La del señor, vestido con uniforme petrolero, constaba de algo similar.
“Quiero ser atendido personalmente por López Obrador, para entregarle en mano propia un proyecto de ingeniería para la Refinería”, expuso a medios, asistentes y hasta servidores de la nación, encargado de calmar a la concurrencia, pero el personaje fue más allá, pues iba determinado a todo.
En ese instante, el delegado de Programas Federales en Tamaulipas, Rodolfo González Valderrama, platicó con él, lo escuchó y convenció para dejar libre la entrada al complejo.
“Yo lo único que quiero es entregarle un documento a mi presidente”, insistió Agustín, esto a solo unos instantes del arribo de la comitiva que incluía al director de Pemex, Octavio Romero Oropeza; así como a la secretaría de Energía, Rocío Nahle.
Al final y convencido por González Valderrama, es llevado Flores Hernández con el personal que acompaña al Presidente para recibir las peticiones ciudadanas y todo concluyó de buena forma. “Le agradezco sus atenciones”, expuso el señor.
Así transcurrió fuera de refinería la espera, en tanto el Presidente revisaba la operación de la planta de más de 100 años de existencia. Pasan las 2 de la tarde, sale el convoy rumbo al aeropuerto y, en manos de López Obrador, va la propuesta de Agustín.